Capítulo 47: ME ENCANTA LA PRIMAVERA

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Narra Jacob

"Estoy seguro de que esto es mucho mejor que el cielo". Ambre y yo nos encontrábamos en casa de su padre. Estábamos en la cama tumbados. Yo estaba encima de ella con la cabeza recostada en su estomago y todo mi cuerpo entre sus piernas. En resumen en el mismísimo cielo.

--- Aún no puedo creer que mi padre, el anticuado Cristopher Walker, nos haya cedido su propia casa para mi temporada de celo. -dijo Ambre recordando la cara de su padre cuando le contó lo de su celo. No pude evitar echarme a reír a carcajada limpia al recordarlo yo también- Y tu cara cuando Edward te dijo que eras un irresponsable por no pensar en que me podías dejar embarazada. -empezó a reírse. Mi risa desapareció y levante la cabeza para mirarla.

--- No tiene gracia, creí que entre tu hermano, tu padre, Edward y la Barbie me iban a descuartizar. -dije al recordar el mal momento que me habían echo pasar. Ambre se volvió a reír.- Desde luego, suerte de que tú eres más previsora que yo. -dije dándole cortos besos en el estomago.

--- Dios la cara que pusieron todos cuando les conté que estaba tomando anticonceptivos, por que sabia que pronto me vendría, fue para hacerle una foto. Que pena que no tuviera la cámara. -me empezó a acariciar el pelo con sus finos dedos. Estaba tan agusto que solo me faltaba ronronear.

Después de un largo silencio en el cual estuve apunto de dormirme, a causa del cansancio y de la relajación, ella hablo.

--- Esta semana no podrás ir a patrullar. -dijo.

--- Ya -me limite a contestar, poco a poco me estaba venciendo el cansancio. Nos habíamos pasado toda la noche y parte de la mañana haciéndolo una y otra vez. Y aunque no podía quejarme, tampoco era superman.- Luego más tarde avisare. -murmure.

--- Deberíamos comer algo y descansar -dijo ella removiéndose para quitarme de encima. Yo no quería estaba en la más absoluta gloria. Emití un sonido de protesta y ella empezó a reírse- Jake tu mismo me dijiste esta mañana que no debíamos morir de hambre. -dijo riendose. Gruñi en forma de desaprobación pero me hice a un lado dejándola libre.

Ella se levanto y aproveche para darle un buen repaso. ¿Como una diosa como ella podía estar enamorada de alguien como yo? No me podía creer que tuviera tanta suerte. Dios os bendiga imprimación y vinculación. Estoy seguro que sin vosotros no habría podido conseguirla.

Su cuerpo era glorioso, el ser más hermoso que había visto. Repase cada centimetros​ de su cuerpo asta posar mi mirada en su muñeca izquierda.

--- No sabía que tenías un tatuaje -dije sorprendido.

--- ¿Eh? -musito confundida. Señalé su muñeca y ella la miró extrañada. Cuando vio la marca sus ojos se abrieron como platos.- Jake esto no es un tatuaje. -dijo con una gran sonrisa. Le mire confundido. Ella se tiro encima mío y me empezó a besar. "Bueno un último esfuerzo antes de sucumbir lo puede hacer todo el mundo" pensé. Entonces se aparto dejándome hambriento.

--- Es la marca que deja ver que estoy vinculada. -dijo cogiendo mi brazo izquierdo y enseñándome mi muñeca. Mis ojos se abrieron como platos. En ella había escrito un nombre.

Iliana Ambre.

Me enseño su muñeca y ahí estaba.

Jacob Black.

--- Es la señal de que ahora yo soy tuya y tú mío por y para siempre. -dijo con una gran sonrisa. Me la quede mirando maravillando.

Mi ángel era mía, solo mía. Para siempre. Una sonrisa de felicidad se dibujo en mi cara. No podía creerlo.

--- Según la tradición de las sirenas, se podría decir que ya estamos casados. -dijo sonriendo. Me quede mudo. Ella era mi mujer y yo su esposo. Bueno según su tradición.- En un par de días desaparecerá y solo podrá ser visto por sirenas. Pero te protegerá. Esta marca esta ligada a mí. - dijo rozando mi marca con la tema de los dedos- Ninguna sirena te podrá matar mientras yo este viva.

Le mire la mar de contento. Ella se volvió a levantar y se puso una de mis camisetas que me había traído Seth para cambiarme. Le llegaba por medio muslo y se veía la mar de sexy. Desde luego, después de esto tendría que darme una ducha de agua fría.

--- Voy a preparar algo para comer, ¿quieres algo en especifico? -pregunto mirándome. Yo me había quedado tan embobado que ni me di cuenta cuando me lanzo un cojín.

--- ¡Eh! -me queje, saliendo de mi aturdimiento. Ella empezó a reírse.

--- Lo siento pero estabas tan embobado, que no me he podido resistir -dijo riéndose con malicia. Acto seguido salio por la puerta a velocidad sobrehumana.

Me levante y me duche. Estaba sudado por el "ejercicio" realizado. Me puse una camiseta y unos pantalones de chándal y baje a la cocina. Había preparado tostadas francesas. Al olerlo se me hizo la boca agua.

--- Espero que te guste. -dijo sirviéndome un plato.

--- ¿Donde has aprendido a cocinar tan bien? -le dije mientras me sentaba a su lado. Ella sirvió zumo recién exprimido. Me podía acostumbrar a esto.

--- Edward es muy buen cocinero creas o no, y mi padre y Esme no se quedan cortos. -dijo encogiéndose de hombros. Por una vez, gracias chupasangres.- Los tres me enseñaron un poco.

Desayunamos tranquilamente, bueno aunque con la hora que era se le podía decir más bien almuerzo, gracias a que el celo había bajado de nivel. Recogí los platos mientras ella se iba a duchar. Ya que se había encargado de cocinar yo me encargaría de recogerlo todo. Con el desayuno se podía decir que había recuperado algo las fuerzas pero seguía muerto de sueño por pasarme la noche en vela.

Entonces empecé a notar que el olor de Am se volvía más fuerte y atrayente, quisiera o no, no me podía resistir. Deje de limpiar y me dirigí al baño de la habitación que habíamos ocupado. Entre sin pensármelo y quitándome la camiseta y los pantalones me metí de cabeza en la ducha, para disfrutar un poco más de mi Ángel.

Los días pasaron más deprisa de lo que me gustaría. Por causa del celo, Ambre había estado faltando a clase. En tan solo un suspiro ya nos encontrábamos en el ochavo dia y parecía que la fiebre había desaparecido tan de repente como había aparecido. Aun así ese dia seguimos un poco más. Aunque no lo creáis seguíamos con muchas ganas.

Después de esos días tan alocados recogimos todo y lleve a Ambre a su casa.

--- Espero que no hayáis roto nada -dijo su padre con un tono algo serio aunque se le notaba a leguas que se estaba aguantando la risa. Emmet hizo algunas bromas como esa, solo le faltaba ponerse a aplaudir.

Ambre estaba tan roja que si se le hubiera puesto un huevo en la mejilla seguro que se freía. Yo por mi parte estaba la mar de contento. Desde luego a partir de ahora la primavera seria mi época favorita.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora