Capítulo 48: Prácticas

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Narra Ambre

--- No creo que sea necesario Caroline -dije un tanto molesta.

--- Venga ya, cuanto más practiques mejor te saldrá -dijo con una sonrisa- ¿de verdad qué no quieres ver de lo que eres capaz? Incluso los vampiros se han ofrecido para ser coballas. Las sirenas jóvenes y con poca experiencia deberiais practicar.

--- Pero es que la última vez casi arraso con el Estado de Washington. -dije con miedo, no queria volver a descontrolarme así.

--- No te preocupes, para eso estamos nosotras. Para detenerte si te sobrepasas. -dijo incitandome.

Caroline es una sirena del Ártico, fue la mano derecha de mi madre durante su gobierno y era una persona en la que se podía confiar. Ella se había mantenido fiel a mí aún a riesgo de perder la vida. Era una creadora de tormentas, pero no tenía ningún don.

Ahora quería que practicara con mis nuevos poderes, pero a mí no me hacía ninguna gracia. Suspire resignada, en el poco tiempo que la conocia sabia que no pararia asta conseguir lo que queria.

Me quede sentada en el cesped. Notaba como la mirada de casi todos estaba puesta en mi. Los aquelarres habían llegado todos, incluso los Vulturis. Algunos nomadas tambien se habían unido a nosotros. Y las sirenas que pertenecian a la revelion tambien se había congregado. Casi todas estaban en el mar a la espera de instrucciones, alli se sentian más seguras. Sophie, Mery, Vivian -la madre de Mariam-, Hemma, Caroline, Danielle y Mariam eran las unicas sirenas que estaban en tierra firme. Sin contarme a mi ,claro.

Sophie y Mery eran dos hermanas gemelas de apenas trece años, pertenecian al Océano Pacífico. Sophie era una creadora de tormentas y poseia el don de cambiar de forma y olor. Mery era un escudo y su don era el de crear campos de fuerza impenetrables, pero podía hacer todo lo contrario. Romper hasta el mejor muro creado por una sirena.

Hemma era una sirena del Atlántico. Era un escudo y su don era crear espejos que repelían ataques tanto físicos como mentales devolviéndolos.

Vivian no tenía ningún don, pero a diferencia de su hija, ella era una sanadora. De hecho, de las mejores. Tenía un don natural para ello, pero nada especial. O al menos no tanto como las demás.

Ahora solo faltaba que llegaran los otros licántropos. William había explicado que no llegarían hasta unos días antes de la batalla.

--- Concentrate e intenta hacer que nieve -me susurro en el oido Caroline. Si claro, como si fuera tan fácil. Hacer llover era una cosa y que nevara otra.- Tu puedes.

Me concentre y como tantas otras veces comboque negras nuves. El viento helado se extendio como la polvora, por todos los rincones. Hacer que la atmósfera bajara lo suficiente de tempreatura como para que llegara al punto de congelacion y cristalizacion era muy dificil y me llevo mucho rato. Necesite que todos estubieran en absoluto silencio.

Entonces note como algo frio aterizaba en la punta de mi nariz. Abri los ojos y contemple como los diminitos cristales de hielo caían poco a poco. Asombrada me concentre un poco más para que callera mayor cantidad. En poco tiempo el suelo se volvio blanco y los presentes entraron a refugiarse de la nevada. Yo por mi parte me quede en medio de la nieve contemplando como caía. Sonrei cuando un copo se poso en mi mano. Era sencillamente perfecto. Note una mano calida en mi hombro.

--- Te dije que podías -dijo la sirena. La mire maravillada. No podia creerme aún que ubiera sido capaz.

Hacer nevar era una de las cosas más complicadas. No solo por tener que reunir muchas nuves, sino que a la vez debias manipular toda la atmósfera para que las gotas de agua se cristalizasen y crearan esos copos tan perfectos.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora