Capítulo 22: Envenenada, al borde de la muerte

11K 787 9
                                    

Me desperté en mi cama. Tenía todo el cuerpo dolorido y notaba unos horribles pinchazos en las costillas. El hombro estaba vendado. Intenté incorporarme pero no pude, una mano cálida me lo impidió. Alcé la mirada para ver quién era y me encontré con sus profundos ojos negros.

--- No debes levantarte, es mejor que no te muevas -me dijo serio.

En su mirada había profunda preocupación. Un abismo sin fin.

--- ¿Cuántas horas llevo inconsciente? --pregunté, mi voz sonaba áspera.

- Un par.

Asentí. Tiempo suficiente para que el veneno se haya extendido por todo mi cuerpo.

--- Llama a Carlisle, por favor -pedí-. Tengo que hablar con él

Él asintió y salió un momento para tiempo después volver con el doctor.

--- Carlisle, el veneno ya se a extendido pronto empezaré a notar los síntomas.

--- Lo sé, he traído morfina para amortiguar el dolor -no iba a ser suficiente-. No sabemos si pasara lo de la otra vez. Puede que...

No dejé que acabara la frase, no delante de Jake. Sabía lo que me pasaría si no lograba eliminar de mi organismo el veneno. Solo sería cuestión de horas, quizá uno o dos días pero no más.

--- Lo sé.

Él suspiró, se dio cuenta de porque no quería que siguiera por ahí.

--- Tienes cuatro costillas rotas -prosiguió.

Se acercó a mí y me subió la camiseta hasta un poco más abajo del pecho. Tenía toda esa zona amoratada. Era por eso que sentía esos pinchazos

--- Pero eso es lo de menos, en unas horas ya estarás curada de esa zona.

Asentí sin apartar la mirada de mi barriga morada, suspiré resignada, la sanación no se puede hacer con uno mismo.

Le pedí a Jake que me ayudara a bajar al salón, por muy al borde de la muerte que estuviera no me iba a quedar lamentándose. Él se negó al principio pero finalmente cedió. No me podía mover así que tuvo que cogerme en brazos y bajarme. Me dejó con cuidado en el sofá y se sentó a mi lado, con mis piernas encima de su regazo. Emmet me dio una manta y se sentó en el sillón a mi lado. En poco tiempo mi temperatura empezaría a subir y necesitaba tener a un vampiro cerca para que me bajara la temperatura.

Como pensaba no tardó en subirme. El dolor era fuerte pero se podía soportar. Cambié de posición y apoye mi cabeza en el pecho de Jake. Tenía frío y él me daba el calor que necesitaba, me rodeó con su brazo y me apretó más a él.

--- ¿Cuánto durará esto? - me susurro al oído.

Sentir su aliento tan cerca de mí me hizo estremecerme. Sí, me había enamorado de él pero ni loca se lo diría, no hasta que llegara mi cumpleaños y supiera si era mi vínculo o no.

--- No lo sé, puede ser minutos, horas o días -dije.

Tenía que calmar el latido de mi corazón desbocado o se daría cuenta. Suerte que tenía la habilidad de ocultar mi latido porque si no eso me habría delatado.

--- La otra vez duro tres días, pero depende de la cantidad que me haya inyectado.

Él se tensó, se ponía furioso cada vez que pensaba en los que me habían atacado. Cogí su mano y la entrelacé con la mía para calmarle, funcionó. Al instante se relajó.

Pasaron unas horas y al final el dolor se hizo tan insoportable que tuve que volver a la habitación. Gritaba como una posesa por el dolor. Carlisle me inyecto varias veces morfina pero servía poco, mi elevada temperatura la quemaba enseguida. Me tuvieron que atar a la cama y amordazar para que no me autolesionase intentando amainar el dolor. Prácticamente no comía, no tenía fuerzas para nada.

Al segundo día ni tan solo gritaba, para qué, eso no calmaba el dolor. Hubo un momento en que pensaron que no lo había superado y estaba muerta pero entonces un pinchazo fuerte me hizo gritar de nuevo.

El dolor duro cuatro días enteros. Se iban turnando para intentar bajar mi temperatura. Jake se quedó los cuatro días conmigo. Se transformó y se quedó en mi puerta sin moverse. Esme y Mariam le iban trayendo comida, pero no comía como siempre. La preocupación le quitaba el apetito.

Una de las noches, Jacob entró a mi habitación y se sentó a mi lado.

--- Por favor, no te rindas. -me suplicó. Yo creía que era todo un sueño, no entendía nada-. Sigue luchando, las sirenas te necesitan, los Cullen te necesitan. Yo te necesito.

Le miré, no podía creer lo que me estaba diciendo. No sé si fue por la fiebre o la impresión que me había dejado sus palabras.

--- ¿Por qué? ¿Por qué me estoy enamorando de ti? -dije sin fuerzas.

Él me miró sorprendido pero no le dio tiempo a responder. El dolor aumento y me hizo gritar. Él, sin poder soportarlo más, salió de la habitación.

Al quinto día ya estaba bien dentro de lo que cabe, el dolor había pasado y la fiebre también. Sentía el cuerpo dolorido pero era muy leve. Carlisle me hizo un chequeo y dijo que todo había salido muy bien, mejor de lo que esperaba y que ya estaba completamente recuperada. Cuando me lo dijo no di crédito a lo que estaba oyendo, había sobrevivido otra vez. Reí feliz por la noticia y le abracé. Estaba tan contenta que bajé dando saltos. Cuando Jake me vio se levantó de golpe me abrazó y comenzó a dar vueltas conmigo en brazos.

Estaba viva. Lo había logrado. No me lo podía creer. Había vuelto a vencer al veneno de vampiro. ¿Cuántas veces puede decir eso una sirena? En mi caso ya iban dos. Esperaba que no hubiera una tercera.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora