Ambre
Llegué a casa de la familia Cullen y me acerqué caminando a paso humano. No podía creerme lo que estaba viendo, sin embargo, allí estaba. Una niña con un olor que jamás había sentido. Era como una mezcla de dos fragancias que conocía muy bien: vampiro y humana.
La pequeña parecía tener unos seis o siete años. Tenía una larga melena que le llegaba por la cintura y de un color bronce idéntico al de Edward. Su piel era pálida como la de un vampiro. Si no fuera porque tenía los ojos color chocolate y porque podía escuchar su corazón latir, hubiera jurado que era una infanta inmortal.
La niña alzó la mirada hacia mí. Su rostro se transformó en una cara de sorpresa y adoración que yo conocía muy bien. Todas las personas que me veían, ya fueran humanos, vampiros o incluso alguna que otra sirena descarriada como yo, adoptaban esa expresión de asombro y adoración que tanto odiaba. No era mi culpa tener este aspecto. Yo no había escogido ser esto pero, por mucho que me molestara, nada cambiaría.
--- Hola, ¿quién eres? ¿Cómo te llamas? -me preguntó la pequeña.
Su voz me sacó de mis pensamientos, era cristalina como el sonido de unas campanitas. Eso me sorprendió, era el típico timbre de vampiro. Todos tienen esas voces tan especiales, aunque no pueden compararse con las nuestras.
--- Ambre, Ambre Walker. Ese es mi nombre -respondí-. Busco a Carlisle y Esme Cullen, los dueños de la casa.
La joven pareció sorprenderse con mi voz. Se levantó del escalón, en el cual estaba sentada, justo en el momento que alguien salía de la casa.
--- ¡Ambre! -gritó Alice dando saltitos.
Detrás de ella salieron todos los demás: Carlisle, Esme, Rosalie, Edward, Emmet, Jasper y una chica a la cual no conocía pero que, al ver que estaba cogida de la mano de Edward, imaginé que sería su novia o mujer.
Alice corrió hacia mí y se tiró a mis brazos. La abracé fuertemente y luego la solté. De inmediato fui pasando de mano en mano.
--- Ambre, cielo cuánto tiempo, te he echado mucho de menos -me dijo Esme dándome un fuerte abrazo y un beso en cada mejilla.
--- Hola Esme. Ha pasado mucho tiempo. Quizá demasiado -sonreí y la abracé con fuerza.
--- Pero mira quién tenemos aquí -dijo Emmet mientras me daba un abrazo de oso que me quitó la respiración por unos segundos-. Si es la Sirenita en persona, ¿dónde te has dejado a Sebastián?
Se empezó a reír por el chiste malo que había hecho. No había cambiando nada durante ese tiempo.
--- Muy bueno, ¿dónde lo has escuchado? ¿En un programa de chistes malos? -le respondí, lo que hizo que se riera más.
Después de saludar a Rosalie, Carlisle y Jasper, me dirigí hacía Edward que estaba con la mujer de antes y junto a la niña que me recordaba a él.
--- Me alegro de volver a verte.
Le abrace y sonreí. Tenía mucha curiosidad por saber de esa niña tan extraña.
--- Ella es Bella, mi esposa, y Reneesme nuestra hija -señaló a la niña, que no había desviado de mí la mirada en ningún momento en todo ese rato-. Ella, como has podido observar, es especial. Es mitad humana y mitad vampiro.
Me quedé sorprendida, qué se hubiera casado me lo esperaba, pero qué tuviera una hija y además que ella fuera medio humana medio vampiresa me dejó totalmente descolocada. Había visto muchas cosas raras pero nada como eso. Al menos ahora entendía ciertas cosas que había percibido, como el olor.
Saludé a la pequeña Reneesme, o Nessie como la llamaban todos, y me presenté a la esposa de Edward, Bella. Luego, entramos a la casa. Allí me explicaron todo sobre el nacimiento de la pequeña y sobre la confrontación con los Volturis y la ayuda que habían recibido por parte de los diferentes aquelarres y de los metamorfos. Les pedí que me explicaran más cosas sobre estos últimos, me parecía fascinante la capacidad de éstos para transformarse en animales y aún me quedé más atónita cuando me explicaron la razón por la que les habían ayudado. Finalmente, les expliqué el pequeño encuentro que había tenido con tres de esas increíbles criaturas.
--- ¡Vaya! Que mala suerte. Nada más llegar te encuentras con ellos. Desde luego tienes un imán para los peligros -empezó a decir Emmet, pero Rosalie lo hizo callar con un codazo.
--- Menos mal que esos chuchos no te han hecho nada, porque si lo llegan a hacer los despellejo vivos -dijo Rose enfadada.
--- Creo que deberíamos decirles quién soy. En el bosque se les veía preocupados. Estoy segura que jamás han visto ni olido a una sirena. Deben estar preocupados y querrán saber si el ser de extraño olor, que se han encontrado, es peligroso o no.
Era cierto, ellos no sabían nada de mí, ni de mi especie. Por lo tanto, debían de estar muy preocupados por una posible amenaza.
--- Tienes razón. Mañana cuando venga Seth se lo explicaremos todo para que, de esa manera, pueda avisar al resto -dijo tranquilamente Carlisle.
Seguimos conversando un poco más acerca de lo que había pasado durante estos cuatro años en los que no habíamos tenido contacto alguno. Nessie estaba muy pegada a mí, al parecer le había gustado y ahora no se quería separar de mi lado. Me preguntó sobre mi vida, mi infancia y demás y, aunque no suelo hacerlo, le respondí con sinceridad a todas ellas. La pequeña también me gustaba, era como una hermana pequeña. Cuando quise darme cuenta ya estaba oscureciendo, así que decidimos dejar la charla para el día siguiente. Me preparé la cena y me despedí de Edward, Bella y Nessie. Ellos se fueron a su casa para que la pequeña pudiera descansar.
Terminé de cenar y me instalé en el que antes era el dormitorio de Edward. Estaba cansada por el largo viaje así que me duché, me puse el pijama y me metí en la enorme cama de matrimonio que habían colocado en algún momento de la tarde. Al día siguiente había quedado en ir con Alice de compras a Port Ángeles. Por esa razón, decidí que lo mejor era irse a dormir temprano para tener fuerzas. Conociendo a Alice, me iba a dar una soberana paliza caminando por toda la ciudad buscando tiendas. Y aún siendo una sirena, seguir el paso de esa mujer durante las compras era una locura.
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Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]
Ficção AdolescenteTras el encuentro con los Vulturis la paz parece llegar a la vida de los Cullen. Pero una visita inesperada hará que esa paz sea amenazada. Jacob, después de estar un año viajando por el mundo en su forma lobuna, decide volver para la boda de Emily...