Capítulo 28: Mi Padre

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Espero que os gustara el capítulo anterior. Prepararos porque a partir de aquí vienen curvas. Si queréis que siga, porfa comentad. Quiero saber vuestra opinión y demás.

Cristopher

Forks, un pequeño pueblo del Estado de Washington habitado por vampiros, metamorfos y ahora sirenas, ese es mi destino. Por fin llegué

Me bajé del taxi y pagué al conductor. Inspiré el aroma a bosque del lugar. Un mes y medio llevaba sin verla, pero para mi era una eternidad. Desde que había sabido de su existencia no nos habíamos separado. Mi pequeña Ambre. Dentro de un mes y medio llegaría a la mayoría de edad y yo me encargaría de que llegara viva. Cogí la maleta y me encaminé a casa de mi gran amigo Carlisle. Siempre le había estado agradecido por cuidar de Ambre durante seis años.

Corrí a toda velocidad entre los árboles, tenía ganas de llegar. En apenas cinco minutos ya estaba enfrente de la casa de la familia Cullen. Sonreí satisfecho.

Todos los miembros de la familia estaban allí. Carlisle, Esme, Alice, Jasper, Rosalie, Emmet y Edward. A su lado había una chica de unos diecinueve años muy guapa. Pero bueno, todas las vampiresas lo eran.

--- Hola viejo amigo -dije sonriendo a Carlisle.

--- Hola Cristopher. Me alegro de ver que sigues en buena forma.

--- A mí también me alegra verte. Que pena que sean en estas terribles circunstancias. -dije ahora serio.

Sí, terribles. La guerra entre el Mar y la Tierra estaba apunto de comenzar, y por desgracia, en esa guerra se vería el destino de ambas partes.

--- Bueno disfrutemos del presente y no pensemos más en el futuro. Deberíamos celebrar tu visita, ¿qué tal si vamos de cazar? -sugirió el anfitrión.

--- Lo cierto es que antes de nada me gustaría ver a Am. -dije.

--- Pues aún está durmiendo. Anoche llego muy tarde -dijo Esme.

--- Entiendo. Bueno, mejor vamos primero a cazar y luego ya despertaré a la bella durmiente. -sugerí.

Todos asintieron. Estuve dando varias vueltas hasta que encontré la presa que buscaba, un bello ejemplar desde luego, había dado con un puma que daba la casualidad que quería cazar también. Aunque él quería alce.

Me abalancé sobre él, con un rápido movimiento le mordí la yugular y empecé a succionar. Su sangre me calmaba el dolor de garganta a causa de la sed y me daba calor. En un abrir y cerrar de ojos, el puma estaba completamente seco. Tire la presa y esta vez fui a por el alce. Este seria el aperitivo pues el puma practicamente había calmado la sed. Me lance hacía él y repeti la misma operacion. El savor de esta sangre no me gustaba tanto como la de puma, pero servia igual. Deje caer mi presa y me fui para ver si los demás habían acabado. Efectivamente.

Emprendimos la marcha de vuelta. En pocos minutos llegamos de nuevo a la casa.

Subi a habitación para ver cómo está y me encontré durmiendo profundamente. Ya era más tarde de medio día. Me acoste a su lado, la cama era enorme, cabrian tres Emmets. Empece a acariciar su pelo dorado. Era la viva imagen de su madre cuando la conoci. Fue un flechazo, amor a primera vista. Segui acariciandole la cabeza, eso le encantaba. Entonces me incline y le di un beso en la frente. Mi hija, mi unica hija. El fruto de mi amor por Loreley. Sonrei ante el recuerdo de mi amor verdadero. Ambre se removio y luego empezo a habrir los ojos poco a poco, acostrumando su vista a la luz.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora