Capítulo 22: Insomnio

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Antes de vendar completamente la mitad del brazo de Murasakibara tengo que ver el grado de rotura que tiene. Examino la parte afectada concentrado mi atención en mi objetivo; dejando de lado el partido y lo que sucede a mi alrededor. Soy una enfermera a punto de recibir un título por mis prácticas y tengo que dar lo mejor de mi ahora que tengo ahora que alguien está herido de verdad. Un brazo roto es para ponerse serio y atender al paciente.

-¿Te duele aquí? -le pregunto de cada poco a mi paciente mientras le coloco las vendas en la zona afectada.

Murasakibara me responde con un gruñido que puedo interpretar como un «sí» siseante.

   Cuando el partido estaba en su clímax con dos de los mejores jugadores de Jabberwock y Vorpal Sword compitiendo entre ellos por toda a cancha va a bestia del primer equipo y saca a Murasakibara de juego rompiéndole el brazo con ayuda de otro compañero aprovechando que estaban en lo alto encestando. En ese momento el tiempo se frenó de golpe y no pude hacer otra cosa que imitar a Kuroko fulminando con a vista a ese equipo de gorilas. «¿Y nosotros somos los monos?» Como si no fuera suficiente romperle el brazo e impedir que Murasakibara jugase, Jason Silver amenazó con romper una canasta encima de mi delante de todos los japoneses del estadio y que vieran el partido por televisión. Necesitamos tres personas para evitar que Murasakibara acabase con la vida de ese capullo antes de tiempo.

   Mi paciente, una vez está vendado y asegurado para no haga ninguna tontería, decide estirar las piernas a modo de muralla desde donde estoy: en medio de ellas para poder atender bien su lesión. Sacudo la cabeza a la negativa. Al fin y al cabo, él es mi paciente y yo no puedo hacer nada más para que se sienta cómodo en un ambiente tan estrecho. ¿Por qué no podía medir como la mayoría de chicos? Kuroko y él son la perfecta imagen de que los genes familiares son completamente iguales ya seas chica o chico; aunque ellos son chicos, y por el momento no he visto a ninguna mujer medir dos metros.

-Creo haberte dicho que no hicieras ninguna tontería de la que te pudieras arrepentir -lo interrumpo antes de que reproche. Lo conozco demasiado bien como para saber cuando va o no a decir algo-. Calla. Ya sé que ha sido por culpa de ese tipo, pero no es una escusa que utilizar en estos momentos. Si te veo haciendo algo que no esté de acuerdo a tu condición te mataré con mis propias manos.

Murasakibara levanta la cabeza la verme a los ojos.

-¿Estás enfadada?

-Puede que sí -respondo y suspiro-. No me importa que sea un juego, pero que te hayan dado un balonazo en la cabeza, hecho sangre, y roto el brazo con la escusa de que suele pasar cuando juegas así es pasarse de la raya. Por si fuera poco, los árbitros no han hecho nada. ¿Están ciegos o qué?

-Suele pasar muchas veces -interrumpe Hyuga tendiéndome una toalla-. Como este partido es importante han decidido prestar más atención a los puntos que a los jugadores.

Me muerdo la mejilla por dentro.

-Por algo odio el deporte -murmuro sacudiendo nuevamente la cabeza.

   Entorno los ojos hacia Kise, quien está mirando el partido con la cabeza gacha. Le tiendo la toalla para que se quite el sudor. Hacía rato que estaba sentado y nadie se había acordado de llevarle una. Somos los peores amigos y compañeros del mundo. Kise la alza esbozando por fin una sonrisa.

-Gracias, Edcchi.

-No la llames por mi mismo apodo -advierte Murasakibara llevando los ojos hacia su próxima presa.

   «No me digas que van a discutir aún estando ambos en una situación complicada», pienso. Hyuga rueda los ojos conteniendo una sonrisa rebelde que quiere asomar de sus labios. Le golpeo en el hombro suavemente para que me apoye. Si van a discutir espero que por lo menos yo tenga opinión aún siendo parte mi culpa.

BEFORE the FALLEN -[Murasakibara Atsushi] [Kuroko No Basuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora