Capítulo 12: La cena

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24 de diciembre


-Te queda bien ese traje -digo, a lo que él hace un puchero retorciéndose debajo de mi.

   Separa la cabeza del cabecero para darle una lamida al helado que sujeto con la mano contraria que con la que paso una y otra vez las imágenes de su móvil. Beso su frente mientras él hace regañadientes para comerse él solo el helado. Ya veo cómo le importo cuando hay comida delante.  Cuando va a darle un mordisco más a su aperitivo me adelanto y lo alejo más de él, poniendo el móvil entre nosotros para que continue viendo las imágenes que su madre le hizo mientras se probaba un traje, un esmoquín gris con un pañuelo morado en el bolsillo derecho. Muy elegante para ser del estilo Murasakibara.

-Deberías de cuidarte -le contesto divertida por su molestia-. No puedes hacer deporte, llegar a casa y comerte media tarrina de helado tu solo, Atsushi.

-Tu lo haces después de salir a correr.

-Porque yo no tengo la mayor parte de la semana llena de entrenamientos obligatorios, ni competiciones que ganar -respondo dándole una lamida a la parte intacta del helado. Paso la imagen de su telefóno después de darle una última pasada a la misma zona que antes-. Además, yo no tengo talento para el deporte.

Murasakibara gruñe.

-Yo tampoco.

-¡Mentiroso! -Lo golpeo en la frente varias veces con el dorso de la mano. Él se queja repetidas veces pidiendo que deje de jugar con él.

   Salto desde sus piernas hasta el suelo aterrizando igual que de un felino se tratase. Corro por la habitación como si mi vida dependiese de ello, aún sosteniendo el helado con una mano y el teléfono con la otra. Murasakibara corre a mis espaldas en busca de su preciada comida... Y luego a por el helado.



–¡Pero si te queda muy bien! -exclamo abriendo los brazos.

   Murasakibara se lleva la mano al pelo pasándose los dedos entre los mechones rebeldes que le caen por el rostro. Me mira como si estuviera loca. Pongo los ojos en blanco dándole un manotazo en medio del brazo, sentenciando mi propia muerte. Le saco la lengua esbozando una sonrisa felina que asoma mis labios desde hace rato.

-¿Por qué tengo que acompañarte? Es una molestia tener que venir aquí sin ninguna razón

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-¿Por qué tengo que acompañarte? Es una molestia tener que venir aquí sin ninguna razón.

   Esta vez soy yo quien lo fulmina con la mirada. Mis ojos se clavan en él, a pesar de nuestra diferencia de altura y tengo que esforzarme al máximo para conseguir distinguir entre los colores naturales de su cabello y los artificiales que le proporciona el atardecer chocando contra su rostro. Resoplo por la nariz, apretando los muchos y moviendo los brazos con la tensión recorriendo cada esquina de mi cuerpo.

-Fuiste tú el que insistió en venir -le respondo acelerada-. Así que no te quejes de cada cosa que pasa, porque hoy pasarán varias más que nos acabarán por volver locos. Mi familia reunida no es especialmente la más reconfortante en cuanto a reuniones.

BEFORE the FALLEN -[Murasakibara Atsushi] [Kuroko No Basuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora