Antes de que Murasakibara se fuera de mi apartamento nos quedamos hablando más tiempo del que pensaba. Fue la primera vez que me sentí cómoda y libre hablando de mis propios sentimientos; de lo que más deseaba contarle pero no podía porque tenía miedo de que pensara mal.
Al día siguiente, llevo el uniforme de la academia Seirin y me dirijo a ésta enfundada en un abrigo, bufanda y manoplas negras. Sí, demasiado gótico, pero lo suficientemente caliente para mi. Hace un frió tremendo, y casi tengo que ir corriendo antes de que comience a llover. Para mi suerte llego a tiempo; después, las gotas de agua empapan la calle inundándola. Suspiro, aliviada y a su vez exhausta. Las clases me pasan lentamente, y casi tengo ganas de dormirme en medio de las clases. Pero no puedo. Los exámenes finales están a la vuelta de la esquina, y aunque no sea de último año debo de aprobarlos para no repetir el curso y ralentizar mi formación. Mi hermano lo hizo una vez -no se arrepiente-, pero nuestro padre dejó, por un lapso de tiempo, de interesarse en él por lo que hizo. Después de fue al extranjero a estudiar y no han vuelto a dirigirse la palabra. Que yo sepa, claro.
Cuando la hora de descanso llega, me siento en una banca cercana a la puerta de entrada del edificio y comienzo a almorzar tranquilamente. Siempre que lo hago, ya sea en mi casa o fuera, leo un libro para distraerme. Es la mejor forma que tengo de no aburrirme mientras estamos quince minutos enteros en la institución. Sin embargo, hoy no me ha dado tiempo a cogerlo por las prisas; he cogido el libro de Historia. La mejor forma que tengo de aprobar sin utilizar mi habilidad es leyéndomelo para no olvidarlo después de un tiempo. Como hacen los alumnos normales.
Dentro de poco será el cumpleaños de Murasakibara; el 9 de octubre. No sé que comprar para su regalo, y mucho menos si querrá celebrarlo. Tengo el presentimiento de que le sería una total pereza celebrarlo. Algo así como una sensación de repugnancia hacia cualquier cosa; incluido el día de su nacimiento. Los deseos de poder celebrarlo con él me envuelven a pesar del frío otoñal, calentando mi cuerpo de pies a cabeza. Querría pedir regalarle algo que desease de verdad, no algo que vea y recuerde como un error.
–¡Eden-chan, date prisa o no llegarás a tarde!
La llegada casa es un mareo y una completa vagancia. Me duele la cabeza por a última clase: artes plásticas. Hoy nos hemos dedicado a dar la perspectiva frente a un ordenador, y he acabado hasta las narices de tanto cuadrado, color y abrir la mente a nuevas realidades. Por suerte, tengo a uno de los mejores en esa asignatura sentado a mi lado y puedo guiarme gracias a él en mi trabajo. Pero no es suficiente. Me preocupa tener que examinarme algún día en esa asignatura, suspenderla y que en los ojos de mi padre solamente pueda ver la decepción que he causado gracias a eso. Llegó a estremecerme con la sola idea. Decepción. Fracaso. Esas dos palabras son las únicas que mi señor padre diría al tenerme delante siempre que estuviéramos juntos.
Si es que en algún momento de nuestra vida vuelve a pasar tiempo con nosotros.
-¿No deberías de estar en Akita? –pregunto cruzando los brazos mientras lo observo.
–¿Y tú no debías de estar estudiando? –me réplica él.
Posa una mano encima de mi cabeza, revolviendo mi cabello y disfrutando del tacto. Hago una mueca con los labios apartando la mano de un manotazo. Su boca hace una perfecta «O», pero la sonrisa traviesa aparece casi al instante. Este momento se me hace conocido...
–Perdón –se disculpa, doblando las rodillas para quedar a mi altura–. Muro-chin quería quedarse hasta el final de la Winter Cup, y menta obligado a quedarme con él. Mis padres han aceptado cuando él les ha hablado. Estoy solo. Y entonces he pensando en Ed-chin. ¿Te molesta que sea así? Puedes pegarle, si quieres.
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BEFORE the FALLEN -[Murasakibara Atsushi] [Kuroko No Basuke]
FanfictionDesde hace meses, Eden Fujimoto y Atsushi Murasakibara son pareja. Las dudas sobre su relación se cierne sobre ella cuando uno de sus compañeros le cuenta los cambios de humor de su pareja en el campo; por si fuera poco, los miembros de la Generació...