Murasakibara y yo nos vamos del estadio antes que todos los demás. Es por la noche, y el cielo está teñido de negro con pequeñas estrellas separadas unas de otras; las que son visibles, claro. La iluminación de las farolas es de lo más agradecida para un burgués, mientras que los otros, entre ellos, yo, elegimos la oscuridad total. Durante el trayecto se ha estado quejando de que le duele la barriga y que el brazo comienza a pesarle. Yo le respondo que me deje llevar algo para que el brazo deje de dolerle, y así de paso deja de comer los dulces de la fiesta. Pero no me deja. Se enfurruña y comienza a murmurar para él mismo sobre que casi cae en la trampa. Ruedo los ojos por mi casi victoria.
-¿Te has enfadado? -le pregunto, casi creyendo su enfado.
-Puede que sí -refunfuña–. Puedo llevar todo esto solo. Soy fuerte.
Mueve el brazo lesionado para que vea lo viril que es al llevar todo eso él solo. Pongo los ojos en blanco.
–A veces la ayuda no está del todo mal –le señalo poniendo tono interesante. Un bostezo se me escapa de los labios tras decir eso–. No te puedes imaginar las ganas que tengo de acostarme en la cama. Tengo muchísimo sueño.
–¿No duermes? –me pregunta, curioso tras su tontería–. Dicen que contar ovejas, beber leche o escuchar música relajante es bueno. Mezcla esas cosas. Mamá dice que cuando era un bebé y me pasaba la noche llorando tenían que darme de golpes en la espalda porque incluso los vecinos se quejaban.
Detengo mis pasos procesando la información.
Por un momento, mi cerebro se ha imaginado a un vecindario entero frente al hogar Murasakibara por los gritos de un niño a altas horas de la noche. Me río por mi propia tontería haciendo que Murasakibara me mire de reojo y masticando lentamente, lo que significa que está intentando leerme. O eso creo, y prefiero creer.
–¿Tienes pesadillas?
–Si con pesadillas te refieres a despertarme en medio de la noche un domingo al recordar que tengo un examen a primera sin haber estudiado, sí, entonces sí –intento bromear, pero no me sale la risa.
Murasakibara asiente, pero veo la desconfianza en sus ojos. Debe de estar pensando que las mentiras han vuelto a nosotros, por muy tontas que sean... Suspiro antes de hablar, tranquila pero en guardia. Nunca se sabe cómo puede reaccionar la gente.
–Ya conocía a Nash Gold Jr. y a Jason Silver de antes. Los vi jugando en un partido cuando fui a Estados Unidos durante las vacaciones, una semana después de llegar –comienzo explicando–. Realmente no sé cómo se me pasó por la cabeza ir a verlos, ya que ni siquiera sus nombres me sonaban, pero algo me dijo que necesitaba ver algo así. Supongo que, ahora que lo pienso, es porque todo me resultaba aburrido si dejaba las visitas turísticas de lado.
»Cuando me hablaron de ellos pensé que eran jugadores normales, así que fui a verlos por puro aburrimiento. Pero cuando llegué, y vi a todas esas personas gritando sus nombres como si les fuera la vida en ellos, entendí el porqué se emocionaban: eran sus ídolos; al igual que vosotros sois la ídolos de Japón por ser la Generación de los Milagros. Aunque no los recordase en medio del partido, sabía que los conocía por algo. Y entonces lo entendí: si Jason Silver estaba tan obsesionado conmigo esta semana es porque intentó ligar conmigo antes.»
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BEFORE the FALLEN -[Murasakibara Atsushi] [Kuroko No Basuke]
FanfictionDesde hace meses, Eden Fujimoto y Atsushi Murasakibara son pareja. Las dudas sobre su relación se cierne sobre ella cuando uno de sus compañeros le cuenta los cambios de humor de su pareja en el campo; por si fuera poco, los miembros de la Generació...