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F·L·A·S·H·B·A·C·K

Él colectivo iba un poco retrasado por él tráfico que había, ya que es la hora en que varios de los padres iban a dejar a sus hijos y mientras otros iban directo a sus trabajos, y otros sólo salían por salir, o eso creo.

Hoy le dije a mi padre que si quería descubrir el mundo, que tomaría la iniciativa, claramente se negó al principio porque creyó que era un paso demasiado grande, como decir que un niño de cuatro años quisiera aprender a manejar un avión en vez de una bicicleta, que debía ir nivel por nivel, y yo me estaba saltando diez, pero, en fin.

Al final terminó aceptando y dejándome ir al colegio en el colectivo y heme aquí, aunque si siento que fui un poco rápido en querer venirme en el colectivo, ya que hay muchas personas en él y literalmente la persona a lado de mí está durmiendo casi en mi hombro.

Demasiado contacto corporal, esto sobrepasa mis limites, demasiado, y me hace querer lanzarme por la ventanilla de este, aunque este siendo todo un dramático mental, por todo esto, pero es nuevo o casi nuevo para mí.

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Llegué a él colegio y ya estaba lleno de los alumnos, cosa que yo quería evitar, mis planes eran llegar antes que todos, pero hoy no se podrá, así que a arrancar él día que es jueves y mañana viernes, y me estaría mintiendo si dijera que no que no me gustan los viernes, los amo, pero lo disimulo.

Al pasar por el umbral de la puerta lo primero en recibirme de golpe fue él inmenso frío conservado en esas cuatro paredes, y lo peor es que nuevamente se me había olvidado agarrar un abrigo para mantenerme cálido durante la clase, porque algo que no soporto y no me deja concentrarme es él frío constante que va y viene por mi cuerpo, realmente es como una resaca después de beber un río de licor.

Caminé hacía mi lugar a paso lento y pesado, como si no quisiera llegar a él, y por una parte era cierto, no quería llegar a mi castillo de hielo, porque también sería una tortura para mi trasero, algo horrible.

Respecto a las personas ahora me valen madres, es lo que menos me importa.

Una sonrisa se hizo notar al momento en que tomé mi lugar, y creó que aquí es más que obvio de quien es... Casper.

—Hola —Dijo una vez que me quite los audífonos, los cuales no recordaba que llevaba.

Por mi parte solo hubo una mueca que según sería una sonrisa.

Soy un completo asco en tratar de relacionarme, un verdadero asco, y... Esto no se aprende en YouTube.

Posé mis brazos en el pupitre de la silla y acto seguido cubrí mi rostro, es tan vergonzoso porque, no estoy acostumbrado a ser cordial, al menos con personas de mí edad, y apenas llevo cuatro días aquí, milagrosamente no he muerto de un ataque de pánico o de hipotermia, tampoco he muerto de vergüenza las veces que me piden que participen en la clase.

—Se ve que tienes frío —Escuché la misma voz, para no ser grosero me volteé para mirarlo, o al menos tratar de mirarlo.

—Algo, un poco —Respondí frotando mis manos como de costumbre.

—¿No tienes suéteres? —Preguntó ladeando su cabeza un poco.

—Se me olvida traerlo... —Dije desviando la mirada.

Escuché como se movía en su lugar y buscaba algo en su mochila.

Últimamente no he podido leer, ya que trato de repartir mi tiempo entre la escuela, tarea y las infinidades de veces que Camile trata de sacarme de mi torre/habitación.

—Toma —Dijo Casper, yo sólo volví a mirarlo y me estaba ofreciendo un abrigo —Deduje que probable no ibas a traer el tuyo... Así que te traje uno de más, para ti.

Esto damas y damos son actos de amistad, después de todo creo que puedo confiar un 10% en el.

—Pero...

—No hay pero que valga... —Me interrumpió —Tómalo prestado, no importa Ley yo traje el mío aparte.

Mire el abrigo, era azul, nuevamente mire a Casper y este me miraba atentamente, cosa que me incomodó, tome el abrigo y sólo pronuncie un "Gracias" y para él le bastó ya que el sonriera.

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Después de tener la sesión de clases normal salimos para almorzar, y yo tengo la costumbre de ir al árbol y sentarme debajo de él mismo, aunque siempre llega aquella persona, y aunque él no lo sepa, me está empezando a gustar de su compañía.

Una vez debajo del árbol me dedico a verlo atentamente, a observar cada detalle de este, y que nada pase desapercibido.

A mí aparte de que soy muy callado y algo tímido, también soy demasiado observador, como un acosador, pero sin planes perversos obvio, solo lo hago para ver como son las personas a simple vista y he visto que aquí la "sociedad" piensa como actúa, pero yo no, no, yo actuó tal como pienso.

Después de acosar por un rato al árbol, mi mirada se posa a un costado de mí, o bueno, a un lado.

Puedo verlo a él, sentado con un grupo de personas, o como aquí los conocen, amigos, conversando mientras ríen y juegan entre ellos.

A·H·O·R·A

A veces no sé, no puedo mentir y... Lo haría si dijera que no siento celos al respecto.

Tengo celos de aquellas personas que, si se pueden relacionar fácilmente, y además celos de él, ¿Por qué? No lo sé, o tal vez no sea eso.

Ahh, esto es muy extraño, y la verdad no se si son realmente celos.

Esto se lo comenté a Camile y ella me dijo que son celos y que es lo más normal del mundo, y no sé qué pensar, o que hacer... ¿Le digo a Casper que le tengo celos? ¿Me alejo? ¿Me tiro a un pozo? No sé...

Nunca me imaginé que la vida de un adolescente normal era tan difícil y complicada, tan extraña, pero bueno hasta hoy muy bien...

Ah, y no le devolví el suéter a Casper...

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Cree en alguien hasta que te demuestre lo contrario
-IncognitVEVO-

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Diario de un Asocial ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora