Capítulo 3

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Diego guió a la muchacha a una plaza apartada, en la que había una fuente rodeada de varios bancos. Poco a poco comenzó a llegar gente. Se reunieron allí en torno a diez o doce personas.

- ¿Tantos amigos tienes? - preguntó Julia.

- ¿Tantos? Apenas somos veinte. Bueno, no hay más adolescentes aquí. Es un pueblo pequeño. Tenemos que ir al instituto al pueblo de al lado.

- Bueno... Yo... No es que tenga muchos amigos.

- Seguro que eso sólo es porque eres tímida. Vamos, ven.

La cogió del brazo y la llevó ante un par de chicas.

- ¡Hola! - dijo una de ellas muy ilusionada - ¿Eres amiga de Diego? Yo soy María Jesús, aunque mis amigos me llaman Maje. Quiero decir, llámame Maje porque... Ya eres mi amiga - completó con una sonrisa.

Julia le sonrió tímidamente.

- Creo que no han hecho falta presentaciones - habló Diego. - Maje es mi mejor amiga. Y ella es Cristina, mi prima.

- Encantada - dijo esta.

- Ella es Julia. Está aquí de vacaciones. Venga mujer, di algo, que no muerden.

Le dio una palmadita en la espalda empujándola hacia delante.

- Ho... Hola.

En aquel momento un chico apareció tras Cristina y le rodeó la cintura con el brazo. Luego le besó el cuello.

- Hola, cariño - dijo esta.

- Hola. ¿Quien es ella?

Se adelantó en dirección a Julia. Era mucho más alto que ella, además de muy atractivo.

- Soy Mario. El novio de Cristina.

- So... Yo... Julia.

- Encantado.

Le sonrió pícaramente y volvió con su novia.

Diego le presentó al resto de los jóvenes allí. Julia no podía quejarse. Diego era encantador. Conforme avanzó la noche los adolescentes comenzaron a beber, más y más. Julia casi no se divertía. No estaba acostumbrada a beber y aquello le parecía una auténtica locura. Llevó a Diego aparte.

- Creo que me voy.

- ¿Cómo que te vas? Aún no hemos jugado.

- Es que...

- Es que nada. ¡Eh! ¡Chicos! ¡Sentaos en círculo! ¡Vamos a jugar!

Julia se sentó entre Maje y Cristina, y observó como colocaban una botella en el centro del círculo.

- Muy bien, empecemos. - Diego giró la botella, que acabó apuntando a una chica rubia. - Lucía pondrá el reto o preguntará la verdad. - volvió a girarla - Y será Mario quien lo haga.

Así funcionaba. Julia rezó porque cuando llegara su turno fuera Diego quien preguntara. Sin embargo no fue así. La botella apuntó a Mario.

- Muy bien Julia, ¿verdad o reto?

- Verdad.

- Cuéntanos tu mayor secreto.

- ¿Qué?

- ¡Sí! Apenas te conocemos. Sería una buena forma de empezar.

- Yo... Esto... Mejor elijo reto.

- ¿Seguro?

Julia asintió.

- Muy bien. Te reto a besar a la persona más atractiva entre nosotros.

Se mordió el labio. Quizá había llegado el momento de perder la timidez. Se levantó con decisión y se dirigió hacia Diego. No supo muy bien por qué lo eligió a él. Se arrodilló frente al chico y le colocó una mano en la mejilla.

- Adelante - dijo él con una sonrisa.

La chica desvió la vista por un momento y volvió a ver a la figura misteriosa del bosque. Meneó la cabeza y juntó sus labios con los de Diego. Creyó que sería un beso corto, pero él no se retiró. Ella tampoco quería hacerlo. Duró más de medio minuto, hasta que se vieron interrumpidos por el silbido de Mario.

- Y yo que pensaba que eras tímida.

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