La última voluntad

Capítulo 12

(Fuera del coma)

Pov Noel:

-Deberías descansar un poco - me dijo Manu mi otro hermano.

-Sí descanso, no es que esté todo el día en el hospital -le dije aguantándome un bostezo.

-Porque no te permiten hacer más horas de práctica, sino creo que no te separarías  la habitación 2003-me dijo alcanzándome un café.

-¿Tan obvio soy? ¿Cómo os habéis dado cuenta? ¿Te lo ha dicho Mike verdad?

-Oye, relájate, no creo que quieras que papá y mamá se enteren de que te has enamorado de una chica que está en coma.

Tenía razón mi hermano, a ningún padre le haría gracia algo así.  Y estando en su casa, en la que vive con sus 2 hermanos y sus padres, no había mucha intimidad.

-Sé que no debería de pasar tanto tiempo pendiente de ella, pero no sé ella tiene algo que me atrapa y no puedo dejar de pensar en ella. No existe nadie más que ella, voy por la calle y ya no me volteo para mirar a la chica que acaba de pasar por mi lado - dije tan rápido que mi hermano tuvo que estar muy atento para comprender todo lo que había dicho.

-Estás enamorado, hermanito. Pero escúchame esa niña, lleva ya una semana ingresada y no ha reaccionado. Nadie sabe cuánto tiempo estará así - me dijo mi hermano preocupado por mí.

-¿No podrías hablar con tu amigo? - le pedí casi desesperado.

-¿Cuál de ellos? - me preguntó tomando su café.

-El director, sabes que él tiene todos los expedientes de los pacientes.

-No creo que sepa algo sobre Lidia Hastings, el coma es algo que se nos escapa de las manos, es una reacción que lo ha provocado el cuerpo de Lidia.

Solté un bufido y me pasé las manos por el pelo, frustrado.

-Además, te has planteado el hecho de que ella no te conoce, no han hablado nunca, y no creo que se enamore a primera vista. Más bien, creo que nunca te ha notado. ¿Por qué lo haría ahora?

-¿Y tú eres mi hermano? - le dije mosqueado.

-No te lo tomes a mal, pero sabes que tengo razón. - me dijo Manu poniendo su mano sobre mi hombro.

-Odio que tengas razón, aunque gracias por escucharme - le dije abrazándole.

-Es mi trabajo escuchar a las personas y ayudarlas, por algo soy psicólogo, ¿no?

-Sí, lo haces muy bien. Bueno voy a ir recogiendo, que debo volver al hospital. Me despides de papá, mamá y de Mike - le dije dejando mi taza en el lavavajillas y cogiendo mi móvil y mis llaves del coche.

-Claro y recuerda todo lo que hemos hablado- me dijo mi hermano.

-Adiós, Manu. Nos vemos por la mañana.

-Adiós.

Salí de la cocina y me dirigí a la puerta de casa, me monté en el coche y salí en dirección al hospital.

En mi cabeza, volaban los pensamientos desde el más importante que era Lidia hasta el más reciente sobre la conversación que acababa de tener con mi hermano.

Tal vez tenga razón y no debería de tener tanto cariño hacia ella, ya que no era correspondido bueno según lo que yo sabía. En menos de lo que pensaba llegué al aparcamiento del personal del hospital. No sé ni cómo lo hice, habrá sido simplemente por la costumbre ya que mi mente no estaba pendiente del camino.

Fui al vestuario para cambiarme, e inmediatamente cuándo terminé salí para verificar que tareas me tocaba hacer hoy. Vi que no tenía mucho que hacer, poner un par de vacunas, un par de curas que se realizaban a 2 o 3 chicos, una vez a la semana. Intentaría sacar algo de tiempo para ver a Lidia, aunque seguro que la sala de espera estaría a reventar de gente esperando para verla a ella.

Para dirigirme a la sala de curas tuve que pasar por la sala de espera, al ser fin de semana, vi a las amigas de Lidia, y a el tal Bastian, a las había identificado al verlas entrar tantas veces en la habitación 2003.

Vi a Sara y también a más familia de Lidia, distinguí a su padrino y su mujer junto a sus hijos. A otros que me parecía que ya los había visto durante el verano.

Podría aprovechar que soy enfermero y entrar para verla, pero tampoco quería abusar. Además, ya tendría mi oportunidad de verla por la noche. Y con ese pensamiento me encamino a la sala de curas para comenzar con mi trabajo.