Capítulo 24

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(Fuera del coma)

Era un viernes cuando empezaron a revisar si Lidia respondía a los estímulos que le habían estado aplicando durante toda la semana.

-¿La paciente va respondiendo a los estímulos? -preguntó el doctor a su enfermera de confianza.

-De momento no -dijo ella con un foldier entre las manos que contenía los resultados de los muchos estudios que le habían hecho a Lidia. Todos sin ninguna señal que indicara la recuperación de la joven.

-Si no responde, deberemos plantearnos la opción de desconectarla de las máquinas que la mantienen con vida -dijo mirando a Lidia -Lleva 6 semanas ingresada. Bueno, dejemos que sigan con las visitas.

Se retiraron, y los primeros en entrar fueron los padres de ella, ya habían dejado de llorar como cada vez que venían al hospital, en su lugar hablaban con ella, su madre cepillaba su pelo y hablaba y hablaba de todo y nada. Su padre solo se sentaba y le daba la mano, no hacía nada más.

Su hermana entraba después y solía pintarle las uñas, y hablar lo que parecían ser horas de lo que sucedía en su día a día, aunque siempre lloraba y lloraba antes de que alguien tocase la puerta.

La siguiente visita solía ser algún tío o algún primo. Sus amigas solían ser las últimas en visitarla. Y bueno su mayor visitante, el enfermero en prácticas Noel Smith.

Estaba su amiga Ángela hablándole a Lidia de su nueva pelea con su novio, cuando sintió como Lidia se movía.

-Le dije que no iba a volver a ir a ninguna otra reunión familiar en la que estuviese la pesada de su prima Alice -se calló cuando sintió cómo le apretaron la mano. Bajó la mirada -Ah ah ah, ¿Lidia?

Nadie respondió , así que esperó a que Lidia volviera a reaccionar mirándola atentamente. Volvió a sentir el pequeño apretón y ya entonces gritó de felicidad, soltó su mano y abrió la puerta gritando:

-Un médico por favor. Mi amiga ha reaccionado -dijo al ver pasar a una enfermera cerca. Esta se metió en la habitación, comprobó sus constantes y luego se giró hacia Ángela.

-Es mejor que salga, tenemos que revisarla.

-Pero, ¿por qué? -preguntó ella desconcertada.

-Salga, por favor -dijo finalmente sacándola de la habitación.

Ángela miró la puerta enfadada y se cruzó de brazos como una niña pequeña.

-Encima que yo soy la que ha avisado que ha reaccionado conmigo, me sacan afuera como si fuera un perro. Esto es indignante. -mascullaba por lo bajo dirigiéndose a la sala de espera. -Uy es verdad -dijo acordándose que debía avisar. Sacó el móvil y se metió en el whatsapp -"Tías acabo de estar con Lidia y me ha apretado la mano dos veces" -escribió en el grupo que tenía con sus amigas. Las respuestas llegaron inmediatamente.

-"JÚRAME POR DIOS QUE NO ESTÁS MINTIENDO" -escribió María.

-"Estoy llorando. Como sea una broma te mataré." -escribió Laura con dos emoticonos añadidos, un emoticono llorando y un cuchillo detrás de su amenaza.

-"¿Y qué más ha pasado?" -preguntó Inma.

-"Eso"- secundó María.

-"Pues me echaron de la habitación, para revisarla, así que estoy esperando por si salen y me dicen algo" -escribió Ángela.

-"Voy a informar  a sus padres" -escribió Inma.

-"Es mejor que esperemos a ver qué dicen los médicos no queremos darles falsas esperanzas" -escribió María siendo la más sensata.

-"Tú cualquier cosa que pase, escríbelo palabra por palabra aquí" -dijo Laura refiriéndose a Ángela.

-"Dalo por hecho" -le contestó ella.

Esperó mordiéndose las uñas y por fin salieron cuando se estaba quedando sin uñas, se dirigió hacia ellos directamente para abordarlos.

-¿Y? ¿Qué ha pasado? -dijo ella lanzándole las preguntas como si fueran dardos.

El médico asintió y dibujó una pequeña sonrisa sincera.

-Su amiga está reaccionando a los medicamentos y estímulos.

-Ay -salió un sofocado suspiro de ella -¿Va a despertar?

-Y más pronto de lo que imaginábamos -dijo el médico -Si todo sigue bien, diría que a finales de la semana que viene, Lidia podría estar recuperándose en su casa o incluso volver a clases.

Los ojos de Ángela se llenaron de lágrimas y balbuceó unos cuantos gracias, antes de irse.

Mensajeó a sus amigas, dando las respuestas que había recibido de los médicos, y se retiró a su casa.

Los padres de Lidia fueron avisados por Inma, pero quisieron verificar la información y hablaron con el médico en persona, pero no les dejó volver a ver a Lidia, por la simple razón de que habían terminado las visitas.

 En cuanto a Noel, nada más poner un pie fuera del vestuario le dieron la lista de habitaciones que debía de controlar y por suerte la de Lidia estaba en la lista. La dejó para la última para no ser muy obvio y bueno para aprovechar que a esa hora no había nadie recorriendo los pasillos y podría quedarse más tiempo viéndola.

Cuando por fin terminó su turno de revisar todas las habitaciones debía de ser más de media noche, se dirigió hacia la habitación de la castaña, un poco fatigado pero para él cualquier sacrificio era poco aunque solo viera a Lidia un par de minutos.

Entró en la habitación y cerró tras de él, dejó el foldier en una mesa y se sentó a su lado.

La contempló por varios minutos, nunca se cansaría de ver ese pelo castaño casi de color caoba, esas pálidas mejillas, su piel un poco pecosa, y ansiaba por volver a ver esos preciosos ojos verdes con tonos grises.

-¿Cuándo despertarás mi bella durmiente? -preguntó en voz baja, mirándola con ternura -Si fueras la bella durmiente con un beso te despertarías.

Y tuvo el impulso de besarla, miró la puerta y se levantó, apartó un poco la mascarilla pequeña que llevaba hoy, y finalmente posó sus labios sobre los de ella tímidamente, apenas fue un contacto pero bastó para que ella abriera sus ojos. Él sin darse cuenta le colocó la mascarilla mirando esos dulces labios que acababa de probar. Ella veía atenta cada uno de sus movimientos cuando presintió que se iba a ir, cerró los ojos fingiendo estar inconsciente por si a él se le ocurría mirarla. Y él salió con una pequeña sonrisa en sus labios, estaba apunto de cerrar la puerta y seguir con sus tareas cuando escuchó un susurro: Noel.

Se quedó plantado y sin moverse de su lugar levantó la cabeza. No podía creer lo que estaba viendo, esto era un sueño.

 No podía creer lo que estaba viendo, esto era un sueño

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La última voluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora