Capítulo 18

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(Fuera del coma)

Pov Noel:

-No tengo idea de por qué se abrió la herida. Los puntos estaban bien cosidos - dijo el médico que lleva el expediente clínico de Lidia.

-Pero tiene que haber alguna explicación - dijo la madre de Lidia en los brazos de su marido.

-La única que se me ocurre, puede ser que el cuerpo de Lidia esté rechazando los medicamentos que le estamos administrando - dijo mirando a Lidia.

-¿Y eso es bueno o malo? - dijo el padre de Lidia.

-Depende, puede ser malo ya que no está curando las heridas de Lidia, sin embargo, puede tener un contra efecto y hacer que el cuerpo de Lidia reaccione hasta el punto de despertar - dijo volviendo a mirar a los padres de Lidia - Smith puede cambiarle el suero a Lidia en cuanto salga. Tengo que hablar con ustedes señores Hastings -dijo quitándose los guantes. Asentí a la orden del médico, y cuándo salieron, cogí el suero que estaba vacío y lo puse en el carrito de las auxiliares. Cogí el bote de suero y lo conecté a la intravenosa de Lidia.

Al terminar miré la cara de Lidia, y la acaricié, las hipótesis que el médico ha dado sobre el diagnóstico de Lidia me alegraban y me entristecía a la vez.

Me alegraba por ver a Lidia despierta y haciendo su vida con naturalidad. Pero que ella despertara significaba también que no estaría cerca de ella como lo he estado estas dos semanas. Casi sin separarme de su lado.

Solté un suspiro y me dirigí a la puerta, la cuál se estaba comenzando a abrir. Esperaba que fuera el médico o los padres de Lidia, pero me sorprendí al encontrarme con una niña mucho más baja que yo. Tenía el pelo rubio rizado y los ojos azules, miraba la habitación sin haberse percatado todavía de mi presencia.

 Tenía el pelo rubio rizado y los ojos azules, miraba la habitación sin haberse percatado todavía de mi presencia

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Giró la cabeza sólo un poco para encontrarme mirándola fijamente. Cerró la puerta y agachó la mirada. Enlazó sus manos y todavía mirando al suelo habló:

-Yo, sólo, quería ver a mi prima, por favor no diga nada - dijo en un tono tan bajo que me costó oírla bien.

Me puse a su altura y le dije:

-¿Cuántos años tienes?

Ella levantó la cabeza con miedo y me dijo mirándome a los ojos:

-Tengo 7 años. Pero es que mi madre no me dejaba ver a mi prima, y yo la quiero mucho...-iba a seguir, pero levanté la mano acallándola.

-Eres muy pequeña para estar aquí, pero ven - En cuánto terminé de decir eso, me mostró una sonrisa enseñando todos sus dientes. Y me abrazó, me tomó un poco de sorpresa, pero le correspondí el abrazo, no duró mucho porque levantó un poco su cabeza y me di cuenta de que había visto a Lidia. Me alejé de ella para mirarla, tenía su vista fija en su prima y sus lágrimas se acumularon en sus ojos, ella me rodeó para acercarse a la cama. Estiró su manita y agarró la de su prima y ahí fue el momento en el que rompió a llorar.

Ver a una niña tan pequeña llorando con todo ese dolor por su prima, hizo que sintiera como si mi corazón fuese apuñalado por miles de cuchillos.

-Ay prima...¿por qué te han hecho esto? - dijo entre sollozos.

Quise acercarme y decirle que todo estaría bien, que su prima despertaría y podría seguir cuidando de ella. Pero cómo podría prometerle algo que no sé si pasaría. Así que la giré y la abracé.

La última voluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora