Capítulo 3

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Llegado el miércoles, mi tercer día aquí, me dedico a ordenar lo poco que he desordenado y en hacer la compra de la semana

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Llegado el miércoles, mi tercer día aquí, me dedico a ordenar lo poco que he desordenado y en hacer la compra de la semana. Por primera vez, compro un sinfín de comida basura, chocolate, refrescos... Mi madre nunca me ha dejado comprar alimentos similares por miedo a que engorde, cosa que no veo mala, pero ella es una superficial. Estaría encantada de volver y casarme hecha una bola.

Antes de que lleguen los chicos, le doy al botón que hace que la piscina se cubra por una cúpula gigante. A las cinco en punto, el timbre suena. Voy hacia la pantallita de seguridad y al ver que son ellos, le doy al botón que abre la verja gigante de la entrada. Ellos entran mirando todo a su alrededor y yo voy hacia la puerta. La abro justo cuando ellos suben las escaleras que llevan a la puerta.

-Esto... -dice Kayla, señalando todo. -Es una pasada.

-Gracias, supongo. Pasad. -sonrío.

Ellos dejan sus paraguas en la entrada y entran en casa, limpiando sus pies con el felpudo. Mientras miran las cosas a su alrededor, yo los guío hacia el salón.

-¿Y estás aquí sola? -pregunta Ian. Yo asiento con la cabeza.

-A mí me daría un miedo... -murmura Kayla.

-No, mujer. -río. -A ver. Aquí abajo está la sala de cine y la de juegos. Y por allí está la piscina que ya está cubierta.

-¿Vemos una película? -pregunta Gianluca. Todos asentimos con la cabeza.

Les guío hacia la sala de cine, la cual es bastante grande. Hay catorce sillones negros, un proyector, la pantalla... Está muy bien. Les enseño como va el proyector, conectado a mi laptop para que elijan película mientras yo voy a por algo de comer.

-Te acompaño. -me dice Maverick. Yo asiento con la cabeza.

Caminamos los dos hacia la cocina de la casa en silencio. Cuando llegamos a ella, le señalo la nevera a Maverick.

-Saca la bebida, por favor. -pido.

-Claro.

Yo voy hacia los armarios que hay encima del lavadero y, como no llego, subo a la encimera de rodillas. Abro el armario y antes de que pueda coge algo, Maverick me coge por la cintura y me hace bajar.

Un cosquilleo recorre mi cuerpo pero cesa cuando separa sus manos de mí.

-Vas a hacerte daño, Zia. -me dice.

-Hago esto siempre, no me haré daño. -murmuro.

Él alarga su brazo y baja las bolsas de patatas del armario y las bolsas de palomitas ya hechas.

-Gracias. -digo. Él me sonríe.

-No es nada.

Voy hacia el armario, más bajo que los anteriores, y cojo cuatro cuencos. Los lleno de palomitas y patatas, y Maverick coge vasos. Como podemos, lo llevamos todo a la sala de cine. Cuando llegamos, vemos que los chicos ya tienen la película puesta en pausa. Han elegido "Lo Imposible". Nunca la he visto.

Diecinueve días antes (I & II) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora