Capítulo 9

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El día de ayer, me desperté de nuevo con Maverick

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El día de ayer, me desperté de nuevo con Maverick. Por la mañana se fue a trabajar y ya no nos vimos en todo el día, pues Kayla vino a casa a pasar la tarde y estuvimos viendo películas y bañándonos en la piscina. Un día de relax fue como lo llamó ella. Hoy hemos quedado en ir todos a la playa porque a pesar de que llevo más de una semana aquí, sólo hemos ido una vez a la playa.

Me decido por un bañador de cuerpo entero de color blanco y de pierna alta, con toda la espalda abierta y un escote delantero precioso. Mientras me visto, mi móvil suena.

Domenico.

Suspiro y descuelgo en altavoz.

-Hola. -saludo en italiano obviamente, mientras me subo los pantalones.

-Hola, amor. -saluda animado. Buagh. -¿Cómo lo llevas? ¿Muy aburrido?

-Pues la verdad es que lo llevo muy bien. El primer día ya hice amigos, así que no me he aburrido ni un momento.

-¿Amigos? ¿Varones? -pregunta. Juraría que ahora tiene el ceño tan fruncido como una pasa.

-Amigos de ambos sexos. -bufo.

-Piensa que nos vamos a casar.

En contra de mi voluntad, estúpido.

-Lo sé. Son a-mi-gos. Nada más, Domenico. -digo exasperada, mientras guardo las cosas en la bolsa de playa.

-¿Qué haces? Se escucha ajetreo. -me dice. Yo bufo y le saco el dedo del medio, aunque no me vea.

-Estoy preparando mis cosas para ir a la playa. -digo cansada.

-¿Con esos chicos?

-Si, Domenico, si.

-No te acerques mucho a ellos, Zia. -advierte.

-Son amigos, joder. Que tú no tengas, no significa que yo no pueda tener. No eres mi padre. -digo ya más enfadada.

Cojo la bolsa y empiezo a bajar las escaleras. Escucho como Domenico bufa exasperado. Cansada, le cuelgo la llamada y guardo el móvil en el bolso. Qué hombre más pesado, por Dios.

Salgo de casa por la puerta trasera y bajo hacia la playa, dónde los chicos y Kay me esperan. Los veo a lo lejos en el mismo sitio de siempre, sentados todos encima de sus toallas.

Esto me recuerda mi segundo día aquí y ya ha pasado más de una semana desde entonces.

-Buenas tardes. -canturreo. Ellos me miran sonriendo.

-Buenas tardes, Zia.

Dejo mi toalla al lado de la de Kayla y delante de Gian. Me siento en esta mientras me quito la camiseta, la guardo en la bolsa.

-¿Por qué no tienes buena cara? -me pregunta Kayla. Yo frunzo el ceño.

-Tengo la misma cara que siempre.

Diecinueve días antes (I & II) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora