Capítulo 8

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Maverick's Pov

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Maverick's Pov

Lo primero que veo al despertarme, es la nuca de Zia. Sonrío un poco y la aprieto más contra mi cuerpo, haciendo que balbucee algo inentendible.

Me cuesta demasiado controlarme cuando estoy con ella. Sé que es algo masoquista pedirle que se quede a dormir en casa, pero es inevitable. Me gusta tenerla aquí, me gusta dormir con ella, me siento cómodo. Desde que la vi bajar de ese jet privado cuando mi avión aterrizaba, me llamó la atención. Y cuando vi que ella era la chica de la que hablaba mi hermana, me sorprendí. Al principio pensé que al ser una niña rica, ya llevaría la prepotencia y la ignorancia por las venas, pero no.

Ya desde el primer día no pude dejar de mirarla y estar pendiente de ella. Transmite un aire de inocencia y vulnerabilidad que te dan ganas de abrazarla y besarla hasta que se le quite lo inocente. Ese día de la fiesta en el paseo de mar, a lo mejor pareció que la quería besar y ella lo notó. Si es que quería besarla. Sus labios me tientan cada vez que se mueven. Aunque sólo haya conseguido un pequeño piquito, espero conseguir algo más, porque no hago más que pensar en eso.

No voy a negar que me gusta. Por Dios, si haga lo que haga me lo tomo como una seducción hacia mi persona. Como camina, como come, como baila, como habla, como sonríe, como se mueve. Todo. Vive su día a día seduciéndome sin ella saberlo.

Zia se da la vuelta y me abraza por el torso, entrelazando nuestras piernas.

-Buenos días. -murmura. Yo me río un poco.

-Buenos días, preciosa.

-¿Qué hora es?

Miro el reloj encima del mueble.

-Las doce del mediodía.

Ella levanta la cabeza y mira la hora también. Suspira y se sienta en la cama, llevándose la sábana con ella.

-Qué tarde. -murmura.

-Ayer dejé la comida ya hecha. Comeremos y nos iremos.

-¿Dónde? Si dijimos que hoy no saldríamos. -dice confundida.

-Voy a llevarte a Los Ángeles.

Se gira con esos ojos azules muy abiertos y sonríe contenta.

-¿En serio? -pregunta ilusionada. Yo me río y asiento con la cabeza.

Zia se lanza a mis brazos y empieza a besar toda mi cara, haciéndome reír. Se queda tumbada encima de mí.

-Muchas gracias. -murmura en mi oído. Yo sonrío.

-No las des, Zia.

La abrazo por el torso y ella se ríe un poco. Beso su mejilla haciendo que sonría. Se aparta de mí, se levanta y da dos palmadas al aire.

-Venga, vamos. -canturrea.

Me río un poco y me levanto de la cama. Ella coge la bolsa que cogimos ayer de su casa con su ropa. La abre y de allí saca un short de mezclilla y una camiseta de manga corta gris oscuro con el logo de Arctic Monkeys.

Diecinueve días antes (I & II) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora