Capítulo 5

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Despierto algo sobresaltada al notar una mano en mi cintura y un cuerpo pegado a mi espalda

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Despierto algo sobresaltada al notar una mano en mi cintura y un cuerpo pegado a mi espalda. Todo lo de anoche me golpea la cabeza con intensidad, haciendo que la vergüenza venga a mí.

Dios mío. Bailé con Maverick, me dejé coquetear por el barman, me quité los tacones y me subí a la espalda de Maverick, lo invité a dormir y... Dios mío, estoy fatal con el alcohol en mis venas.

-Buenos días. -susurra la voz ronca de Maverick en mi oído.

-Buenos días. -murmuro, sin girarme. Él me aprieta más contra él y suspira en mi nuca. -¿Qué haces?

-Duérmete un rato más. -susurra apretándome un poco más. -Aún es temprano.

Yo asiento un poco con la cabeza y me acurruco un poco mejor en la cama tapándonos a ambos con la sábana. En un torpe movimiento, rozo algo con mi trasero. Ese algo es el miembro de Maverick.

Mierda.

-Zia... -gruñe.

-Perdón, perdón. -susurro rápido.

Después de un rato en silencio, siento sus labios pegados a mi nuca. Maverick besa mi nuca suavemente un par de veces, apretando un poco mi cintura. Un cosquilleo recorre mi columna entera, haciéndome estremecer.

Un extraño revoltijo en el estómago se hace presente después de años dormido. Es como la primera vez que nos besamos con Domenico. La misma sensación de mariposas en el estómago.

Aparto mi coleta hacia un lado y Maverick suavemente mi cuello. Cierro los ojos disfrutando del contacto y arqueo un poco mi espalda. Cuando hago eso, vuelvo a rozar su miembro, pero esta vez está erecto. Él suspira en mi nuca y me aprieta más contra él.

Una conocida humedad aparece en mi entrepierna. Santo cielo, me estoy excitando. Nuestras piernas se entrelazan y su mano baja a mi cadera, juntando su pelvis con mi trasero, aumentando así mi excitación.

Este hombre está jugando con fuego.

-Maverick. -susurro echando mi cabeza un poco atrás. Él besa mi hombro.

-Eres tan preciosa. -me susurra en el oído. Deja un beso en mi oreja y baja hacia mi cuello.

Cuando estoy por hablar alguna incoherencia, mi teléfono suena. Maverick gruñe por lo bajo y yo me separo un poco de él.

-Lo siento. -susurro mientras cojo el móvil. Miro la pantalla y veo que es un número muy largo. -¿Prefijo 93?

-Cógelo a ver quién es. -dice, sentándose detrás de mí. Besa mi nuca de nuevo y rodea mi cintura con sus brazos.

Una sonrisa se me escapa de los labios, mientras cojo la llamada.

-¿Diga?

-¡Zia! -exclama la voz de un hombre.

Diecinueve días antes (I & II) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora