GUAU [TaeKook] •Omegaverse• (PAUSADA)

Cinco🐾

-Joder, ¿Qué hago ahora?

Miré hacia todos lados sin saber que hacer, me quería llevar el perrito porque aquí no lo podría cuidar como quería pero legalmente no me lo podía llevar porque no era mío. Basicamente, solo tenía una opción.

Robarlo.

Rogaba que Jimin me perdonara cuando se diera cuenta pero mientras tanto, me levanté del piso con el perro en mis brazos y tomé la mantita que estaba en su cucha para arroparlo del frío de afuera.

Salí por la puerta trasera con el perro hacia mi auto y lo dejé en los asientos traseros antes de volver a entrar a la veterinaria por la puerta principal y mirar a Jimin con tranquilidad fingida.

-Hey, Algodón de azúcar, mi madre me llamó y tengo que irme ahora, lamento no haber terminado mi trabajo, prometo recompensarte mañana.- dije todo rápido y sin esperar respuesta le besé la mejilla de manera de despedida.

Cuando estaba listo para irme, justo apareció un chico de mi estatura y con el cabello color verde menta que me miró con el ceño fruncido por lo que había hecho.

Seguro era el novio de Jimin, reí para mis adentros.

-¡Adiós, cariño!.- saludé con un beso volador antes de irme definitivamente. No quería que rompiera mi nariz, con su mirada de muerte ya me bastaba.

Me iba a divertir molestándolo.

Llegué al auto lo mas rápido que pude y arranqué hacia la tintorería para retirar el vestido que mi madre me había pedido.

-Hey, no te muevas, no quiero que te lastimes, cachorro.- pedí al verlo removerse incómodo desde atrás y me hizo caso, sorprendentemente.

Solo había sacado su cabeza de la manta para mirarme.

Bajé en la tintorería corriendo y saqué el vestido de las manos de la señora velozmente.

Cuando había vuelto al auto el cachorro estaba sollozando de nuevo.

-¡Ya volví! No llores, bebé.- me incliné en mi asiento delantero hacia los traseros y lo acaricié hasta que se tranquilizó nuevamente.

Dejé el vestido a un lado suyo y arranqué el auto hacia otra veterinaria más en el centro.

-También debería comprarte algo, ¿no crees?

Lo volví a alzar en mis brazos notando que tenía un leve olor a frutillas, pero no estaba seguro porque olía mas a suciedad que otra cosa.

-Oh, por Dios, ¿qué le ha sucedido? ¿Usted le hizo eso, niño?.- la mujer mayor me miró con una mueca de desaprobación al ver al cachorro en esa condición.

-N-no, señora. Yo lo he encontrado en la calle.- mentí dando un paso atrás cuando se intentó acercar a tocar a mi cachorro.

Me miró interrogante.

-Perdón, no deja que otros lo toquen si no soy yo.- rodó los ojos y aún así se acercó a revisarlo.

Pero el cachorro comenzó a aullar y esconderse en mi pecho al verla acercarse.

-¡Ya le dije que no!.- Suspiré y me alejé más de ella.- por favor, solo deme medicamentos para las infecciones y heridas, comida balanceada para cachorro, una cucheta acolchonada y hagame una cita con algún radiografo para saber si no tiene ningún hueso roto, lo que no me sorprendería con lo lastimado que está.

La señora me miró raro pero no dijo nada más antes de irse al almacén trasero a buscar lo que le había pedido.

No sabía como lo escondería ni donde pero algo me inventaría luego. Si mis padres lo descubrían en casa me matarían.

-Hey, mira, bebé, hay collares y son bastantes lindos ¿no crees?.- me acerqué a una estantería y revisé los nombres ya inscriptos, ninguno me llamaba especialmente la atención.- ¿A ti cuál te gusta?

Lo miré y sonreí al ver su carita, parecía que de verdad me entendía y estaba pensando cuál le gustaba más.

Era muy tierno.

Arrugó la nariz mirando fijamente un collar rojo con el nombre "Kook".

-Eso suena a Cookie y me gustan las galletas.

Lo tomé sin pensar y lo dejé entre las cosas que la mujer me iba trayendo.

-Tienes que bañar a ese perro también, te pondré un shampoo para que su cabello brille y es anti-pulgas también.- dijo la señora y le agradecí porque no había pensado en eso.

Pagué y le agradecí de nuevo a la señora antes de volver al auto a dejar las cosas en la cajuela y llevar al cachorro hacia los asientos traseros nuevamente.

-Conocerás tu nuevo hogar, ¿qué te parece?.- pregunté refiriéndome a mi casa.

Lo miré pero claramente no respondió, ni me miró. Solo estaba acurrucado listo para dormirse en su mantita.

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