Cincuenta🐾

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Varios meses atrás.
Sede perteneciente a N. K.
Daegu.

Narrador omnipresente.

-Es bueno tenerte aquí, pequeño M. Desde que se fue tu hermano mayor a Japón el puesto ha estado vacío.- habló el alfa viejo con la mirada serena a pesar de tener a una joven omega temblando en sus piernas con miedo.- espero que seas tan competente como él lo era.

El alfa joven quiso esbozar una mueca con claro asco al ver las manos del viejo meterse debajo de la camisa blanca algo sucia de la omega, pero simplemente bajó la mirada a sus manos unos segundos y volvió a subirla al acordarse de lo que su hermano le había dicho tiempo atrás: "No bajes la mirada nunca frente a nadie, podrían pensar que eres débil y mientras compartamos sangre, no serás débil, ¿entendiste?."

-Claro que sí, señor N. K. Yo de verdad necesito el trabajo, con mi madre enferma, mi padre borracho todo el tiempo y mi hermano sin dar signos de vida, soy el único que puede darle algo a mi familia para sustentarse.- habló asintiendo tontamente por el nerviosismo. Él sabía que se estaba metiendo en la peor mierda posible pero no le quedaba de otra. Los caros medicamentos de su madre necesitaban ser pagados por alguien. Sólo eso tenía en mente, porque por su cabeza ni siquiera pasaba el tener que trabajar para que su padre lo gastara en alcohol.

-Bien. Eso me asegura que te quedarás un buen rato aquí.- el hombre mayor sonrió cínicamente levantándose con dificultad y dejando a la omega en el escritorio, acarició sus muslos con perversión, logrando que ella ahogara un grito de asco. Luego de ello, caminó hasta la puerta abriéndola y le hizo una seña al de cabello teñido para que lo siguiera.

El alfa menor lo siguió con el nerviosismo a flor de piel, aunque su expresión neutra no demostraba nada. Caminaron por unos cuantos pasillos grises con distintas puertas. En un par de ellas se escuchaban gemidos ahogados, tal vez de dolor o tal vez de placer, el alfa no lo sabía y tampoco estaba lo suficientemente curioso para querer saber. Sólo siguió con la cabeza en alto y no desvió la mirada a los costados o al menos eso intentó, porque eso era lo que le convenía.

Pasaron por una habitación que tenía la puerta de madera abierta, dejando ver con claridad como un pequeño niño era castigado con una vara por dos hombres. El de cabello teñido mordió su lengua con fuerza y apretó sus manos en puños para evitar seguir su instinto y salvar al niño de esas viles garras. Si hacía eso frente a N. K. no sabía que podría pasar, pero era seguro que nada bueno.

-Quiero que me llamen S. M. aquí.- habló en su estúpido intento de distraer su mente para no saltar sobre esos hombres y golpearlos hasta dejarlos inconscientes y luego salir corriendo de allí con el niño en brazos.

N. K. le echó una mirada por sobre el hombro y soltó una carcajada con jubilo pero sin embargo asintió y siguió caminando. El teñido esbozó una mueca extraña sin llegar a captar de qué se reía el mayor.

-A mi me parece bien. Ya sabes, es mejor no llamarnos entre nosotros con nuestros nombres reales, eso podría traer muchos problemas.- murmuró lo último con el ceño fruncido.

-Lo sé.- respondió el alfa menor y paró a un lado del alfa mayor cuando este abrió una puerta mucho más grande que las anteriores y ambos pasaron a una habitación llena de niños preparándose para dormir. Había un par de guardias apoyados contra las paredes que lucían aburridos pero apenas vieron a su jefe, hicieron una reverencia y se pusieron en guardia instantáneamente, con sus espaldas rectas y mirando al frente, con sus escopetas listas apoyadas sobre sus hombros. N. K. hizo una seña y los guardias bajaron las armas al unísono. Era obvio que estaban entrenados. Tal vez eran miembros de la policía, pensó el teñido.- ¿qué hacemos aquí, señor?

GUAU [TaeKook] •Omegaverse• (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora