Treinta y nueve🐾

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Cinco años. He estado encerrado en esta institución por cinco años.

Ya no soy el niño tierno e inocente que solía ser antes. Ahora tengo diez años y la vida me golpeó duramente en el rostro. Algo como "despierta, idiota, no vives en un cuento de hadas".

Ciertamente antes si vivía en un cuento de hadas. Era un niño feliz. Era un niño con padres felices. Era un niño que iba al colegio. Era un niño normal.

Y todo se fue a la basura cuando mi padre me apostó. Bien, todo se fue a la basura cuando mi madre murió pero cayó más en picada cuando terminé con ese hombre grande en este instituto.

Un instituto de "refugio para niños sin hogar". Es irónico porque de refugio no tiene nada.

Aquí no todo es malo. Entre todos los chicos que no me tratan bien tengo un amigo, Jung Hoseok. Es un par de años más grande que yo pero estamos en la misma situación por lo que nos entendemos entre nosotros.

Aquí nos hacen trabajar sin importar la edad que tengamos. Una vez vi a un niño de dos años intentar clasificar los papeles por sus colores, y cuando no pudo lo castigaron.

Tienen distintas maneras de castigarnos si hacemos las cosas mal. Creo que se divierten inventando nuevas maneras de castigarnos.

Cuando yo ingresé al instituto me hacían acomodar mercadería de un lado a otro porque a los más chicos los hacen trabajar en la fábrica. Pero un día una de las cajas, que estaba especialmente pesada, se me cayó y un vidrio dentro se rompió.

Yo podría haber continuado con mi labor haciéndome el tonto. Pero sabía que cuando revisaran las cajas y notaran la mercadería rota me castigarían de todas maneras. Y no solo a mi, sino a todos los demás niños. Y no quería eso, por lo que les avisé lo que había hecho.

Y ese día gané la mayor paliza que me han dado hasta la fecha. Porque luego de eso, me volví fuerte y procuré nunca más volver a fallar.

Ahora que he crecido, ya no tengo que trabajar en la fábrica. Y lo agradezco porque hace demasiado calor allí dentro. Pero si nos hacen trabajar fuera. Robando.

Nunca creí hacer esto, ni tampoco creí que pudiera ser tan bueno. Y me arrepiento.

Lo siento mamá. Se que me ves desde arriba y te decepciona tu hijo pero juro que no quiero ser castigado de nuevo, no es lindo. Y esta vez no solo me castigarían a mí, sino también a Hoseok, mi compañero de robo.

[🌷]

-Vale. ¿A quién ahora?.- Hoseok tenía su brazo en mi hombro y caminábamos por las calles frente al instituto. Parecíamos hermanos caminando con tranquilidad y eso es lo que buscábamos.

No somos tontos, si pudiéramos escapar, ya lo habríamos hecho. Pero nos tienen vigilados todo el tiempo. Cámaras en cada esquina. Además de los guardias vestidos de civiles que vigilaban nuestros movimientos.

-Ella.- dije mirando a una señora mayor con una cartera de flores y un vestido veraniego.- parece una turista. Ni siquiera tiene rasgos asiáticos. Es perfecta.

-Vale. ¿Tú la distraes, niño bonito? Yo haré el resto.- asentí y me separé de él para acercarme a la señora.

Corrí frente a ella y me tropecé con una piedra imaginaría cayendo al asfalto. Me lastime de verdad la rodilla pero era parte del truco.

-¡Ah, mi rodilla! ¡Quiero a mi mami!.- mis ojos se volvieron llorosos y mi boca supo amargo al llamar a mi difunta madre para algo tan malo.

-Oh, por Dios.- la señora se arrodillo a mi lado y dejó su cartera a un lado luego de tomar una botella de agua y una toallita húmeda.- no llores, pequeño. ¿Donde esta tu madre?

Observé de reojo a Hoseok caminar hacia nosotros con total tranquilidad.

La señora buscó con la mirada a mi madre por alrededor pero no encontró a nadie. Hoseok entró en pánico pero cuando la señora volvió su mirada a mi rodilla él volvió a caminar en nuestra dirección.

-Murió. Ella murió señora.- lloré, y esto fue fuera del truco. De verdad me dolía extrañar a mi madre.

-Oh, mi niño.- ella me abrazó y observé con los ojos llorosos a Hoseok aprovechar de tomar su cartera y salir corriendo. Nadie se inmutó. Solo veían a un niño correr. ¿Qué niño robaría? Solo nosotros.

-Lo siento.- Murmuré sintiéndome mal con ella. Le habíamos robado y ella me estaba dando su hombro para llorar. Yo era un asco de persona.

-No te disculpes cariño.- ella luego me limpió la herida y me puso el paño sobre esta esperando a que dejara de sangrar sin saber que la herida volvería a ser abierta en veinte minutos, cuando tuviéramos que volver a robar.

Yo me levanté del suelo y le agradecí antes de caminar lejos. No quería estar cerca cuando se diera cuenta de que ya no tenía cartera.

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GUAU [TaeKook] •Omegaverse• (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora