Culiao Pesao

Capítulo dieciocho

Dos semanas después...
Bruno

Resulta, pasa y acontece, que mamá y la tía Xime se fueron a Santiago pa' hacer unos trámites y se van a quedar todo el fin de semana allá.

¿Lo que significa?

Casa sola pa' sacarse un carrete.

—¿A qué hora te vai donde la Antonia?—Le pregunté a la Casandra, mientras me apoyaba en el marco de su puerta.

Pa' mi suerte, hoy se va a quedar a dormir a la casa de la Anto, así que, no voy a tener que andar preocupado de que algún gil le haga algo.

—Ahora—Se colgó la mochila en el hombro y me sonrió.—Cuídame al Guaton Byron, Bruno.—Me miró con los ojos entrecerrados.—Si le pasa algo me voy a enojar contigo.

Asentí.—Te lo prometo.

Ella suspiró.—Bueno.

—¿Querí que te vaya a dejar?

—No, la Antito me viene a buscar.—Sonrió y camino donde su gato para darle un beso en la cabeza.—Ya, ahora sí me voy.

—¿Y yo?

—¿Tú qué?—Me preguntó divertida.—¿Querí un besito de despedida?

—Sí po'.—La miré divertido y sonreí cuando me di cuenta que sus mejillas se pusieron rojas. Ella iba a hablar, pero se escuchó la voz de la Antonia gritando su nombre desde afuera.

—Chao, Bruni.—Caminó rápido hacia la puerta, pero antes de irse se giró para mirarme.—¿No me vai a decir "chao"? Si me muero en el camino te vai a arrepentir de no haberte despedido.

—No digai estupideces.—Negué con la cabeza y suspiré.—Chao, Casandra.

La Casandra sonrió y salió, dejándome ahí parado como hueón mirando por donde había desaparecido hace unos segundos.

A los minutos la puerta volvió a abrirse y sentí mi corazón un poco más agitado que de costumbre, pero, esa emoción desapareció cuando vi que no era la Casandra.

—¡Llegó el amor de tu vida!

—Menos mal llegaste, culiao.—Le dije al Pablo, que estaba con una sonrisa terrible emocionada.—¿Vai a ayudarme a ordenar?

—Sí.—Asintió.—Y fíjate que estoy de buen humor.

—Así veo.—Lo abracé por los hombro.—¿A qué se debe?

—A tu amiguito Pablo...—Se apuntó.—le está hablando la mujer de sus sueños.

Sonreí.—El que la sigue, la consigue.

—Hablando de seguir...—Me miró con cierta cautela.—¿Estai seguro de hacer este carrete? Si tu mamá se entera...

—No va a pasar na'.

—Me da miedo tu mamá, Bruno.

—Todo va a salir bien, Pablito.

꩜ ꩜ ꩜

Son recién las doce y ya he visto de todo en el carrete, desde hueones tragándose, hasta unos vomitando hasta el alma en el baño.

Me acerqué al Pablo, que estaba mirando todo desde una esquina de la casa, mientras se tomaba un mojito.—¿Y tú? Que no andai de alma de la fiesta.

Me encogí de hombros.—No ando con ánimos.

—¿Extrañai a tu amorcito?