Capítulo veinte ೃ⁀ Instagram post

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Pablo

Voy caminando lentito pa' la casa del Brunito. Tuve unos problemas en mi casa y el único que logra subirme el ánimo y escapar un poco de ese ambiente culiao es él. De hecho, si no fuese por el Bruno, no sé qué chucha sería de mí.

—¡Aló!—Llamé a penas llegué.—¡Llegó la alegría!

Quizás se están preguntando: ¿Por qué chucha estoy llamando? Si yo siempre llego y entro. Bueno, la cosa es que después de un carrete nunca hay que entrar de imprevisto a una casa, porque no sabemos qué podemos encontrar.

Ya me he traumao' varias veces.

Wena, wena.—El Bruno salió con la media sonrisa a abrirme la puerta, cosa que me pareció extraña, porque anoche me mandó mensajes terrible bajeneao' por todo el tema de la Cassy.

—¿Qué hueá tu cara?

Sonrió.—¿Qué hueá mi cara de qué?

—¿Por qué estai tan feliz? Si vo' voy un ogro culiao... Sin ganas de ofender a Shrek.

—Voy a ver a la Anto...—La Cassy salió detrás del Bruno y este se giró pa' mirarla con una sonrisa hueona.—Hola, Pablito.

Sonreí coqueto y los miré con complicidad.—Hola, Cassy.

—¿Cómo estai?

—Mejor que ustedes no creo.

Los dos se rieron y caché que sus mejillas se pusieron rojitas.—Voy donde la Antito.

—Mándale saludos a mi mujer.—Le hice una reverencia.—Dile que es la luz en mis días grises y la mujer de mis sueños.

—Yo le digo, Pablito.—Miró al Bruno y sonrió con ternura.—Chao, Brunito.

El Bruno sonrió y se mordió ligeramente en labio inferior.—Ven pa' acá.—La agarró de la cintura y se acercó a darle un beso en la mejilla, bueno, mejor dicho: un cuneteao'.—Cuídate.

—Voy a revivir a mi señora.—Se despidió con la mano y empezó a caminar hacia la casa de la Anto.

—¿¡Le dijiste?!—Le pregunté con emoción al Bruno en cuanto entramos a la casa.

Sonrió.—Sí.

—¡Yo sabía, culiao!—Dije emocionado.—Estoy tan feliz por ti, mi hermanito.

Su sonrisa se desvaneció al poco rato y me miró con cierta preocupación.—¿Y tú? Pensé que ibai a salir con tu mamá.

Hice una mueca y negué con la cabeza.—Tuvimos problemas con mi viejo.

Cuento corto; la cosa es que tengo un hermano chico de un año y mi mamá no lo quiere pa' nada, de hecho, atravesó una depresión post-parto y le ha costado caleta estar con mi hermanito. Después de que naciera el Renatito, mi papá engañó a mi mamá con otra mina y pa' más remate, la llevó a vivir a la casa. Desde ahí que no hemos parado de tener problemas, y yo trato de escaparme lo que más puedo pa' no estar ahí.

—¿Te pegó?—Me preguntó el Bruno terrible preocupado.

—No, le pegó a mi vieja.—Susurré decepcionado.—Yo me metí y se fue al tiro con su mina pa' "no crear más problemas".

—¿Por qué no te venís con tu mamá un tiempo pa' acá?—Me miró con atención y cierta seguridad, yo cacho que pa' que me sintiera más confiado en lo que me estaba diciendo.—Tú sabís que a mi mamá le cae bien la tuya y aquí estarían más tranquilos los tres.

—Yo le dije a mi mamá,—Suspiré.—pero ella no quiere, porque dice que va a incomodar.

—Pero si la casa es terrible grande.—Aseguró—Aparte, todavía sobra una pieza.—Me pegó un leve codazo.—y tú podí dormir en mi pieza.

Culiao PesaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora