Capítulo once ೃ⁀ Instagram post

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Antonia

Estoy en mi casa más aburrida que la chucha, esperando que un milagro me salve de esta tortura llamada: "nadie me habla". Llamaría a la Cassy, pero siempre que le hablo pa' que nos juntemos, está con el hueón del Felipe.

Ya llevamos como dos semanas sin vernos.

Pa' ser sincera, el Felipe me está empezando a caer como la callampa. A veces siento que anda pegao' a la Cassy solo pa' que ella no salga con nadie más, y esa es una de las hueás que más me carga.

Porque el Luis me hacía la misma.

De hecho, por eso mismo ahora en el liceo paso sola, porque el hueón se encargó de dejarme sin amigos y no quiero que le pase lo mismo a la Cassy.

Aunque, de vez en cuando el Pablo se me acerca a hablarme en clases, pero trato de evitarlo a toda costa, por dos razones:

1. Sé que si le hablo voy a terminar enganchándome de él.

2. Me da miedo volver a ilusionarme con alguien y que me hagan la misma que me hizo el Luis.

—Anto,—Mi papá entró a mi pieza, interrumpiendo mis pensamientos.—Voy a trabajar.

Asentí.

—Cuida a la Vale, que anda media bajoneada.

—¿Por qué?—Fruncí el ceño.—¿La volvieron a molestar en el colegio?

Negó con la cabeza y se encogió de hombros.—No sé.

Asentí y le sonreí.—Yo la cuido.

Mi papá salió y me tiré nuevamente sobre la cama, pero como ya no soportaba esta vida culia aburrida, llamé a la Cassy:

—Anto,—Contestó con entusiasmo.—¿cómo estai?

—Sin amiga, porque un hueón se la lleva a pasear todos los días.

Mi vida,—Puedo apostar a que está haciendo un puchero.—Perdóname, te prometo que mañana va a ser nuestro día.

—Más te vale, Cassilupi.—Entrecerré los ojos.—¿Por qué pasai tanto con ese perkin? No vei qué hay gente que te extraña.

—Sí sé, mi Antito.—Suspiró.—Pero, cada vez que hago algún plan sin él, llega a cagármelos.

—Pero, Cassy, el hueón tiene que entender que igual tení amigos.

—Por eso mismo le dije que no podía llegar sin avisar, porque quizás yo tenía planes.

¿Y qué te dijo?

—Que estaba bien, pero tenía la media cara.

Me reí al imaginármelo.—Casandra Garrido, te advierto altiro que mañana no te vai a librar de mí.

Lo único que quiero es estar con usted, mi dulce mujer.

Me reí.—Ya chao, que tengo que ir a cuidar a la Vale.

—Chao, Antito.

La Cassy cortó y yo me digné a ir a hacer algo por mi vida y hablar con mi hermanita para ver qué le está pasando.

—¡Vale!—No me respondió.—¡Valentina!—Volví a llamarla y empecé a buscarla por toda la casa.—¿Dónde estai?

No está, no está, no está.

Culiao PesaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora