Casandra
Voy caminando lento a la playa, mientras trato de hacerme una idea del por qué el Felipe quiere que hablemos, pero, lo único que se me viene a la cabeza es una pelea porque le dije se fuera el otro día cuando íbamos a salir con la Anto.
Desde ahí que está raro.
—Hola.—Lo saludé con una sonrisa en cuanto llegué al lado suyo, me senté sobre la arena y lo miré con atención.
—Holap.
—¿Cómo estai?—Le pregunté con cautela, porque se notaba a kilómetros que no andaba con el mejor de los ánimos.
—Mal po'.—Me dice de mala forma.—¿Cómo querí que esté?
—Felipe, si te sentiste mal porque el otro día te pedí que te fuerai de la casa, sorry.—Suspiré cansada.—Pero tengo derecho a estar con mis amigos también.
—Si po', si es la única hueá que te importa.
—A ver,—Fruncí el ceño y me levante rápido de la arena.—bájeme el tonito.
Se rió y negó con la cabeza, para luego levantarse igual.—¿Sabí qué, Casandra? Erí igual de hueona que todas las minas.
—¿Disculpa?
—Que erí tan hueona que no te dabai cuenta que pa' lo único que te quería era pa' sacarle celos a la Francisca y hacerle la vida miserable al hueón del Bruno.
Fruncí el ceño.—¿Cómo?
—Pero, me terminaste gustando—Se rió con amargura.—¿Por qué? No tengo idea, si erí igual de maraca que todas las hueonas.
—¿Qué hueá te pasa, Felipe?
—Teníai razón.—Dijo y me agarró del brazo, mientras con sus dedos aplicaba presión sobre este, dejándolos marcados.—Tú te deberíai haber muerto en vez de tu hermana.
Y esa hueá que me dijo, se sintió como si hubieran tirado todo mi progreso a la basura. Como si todo lo que había hecho pa' "superar" la pérdida de mi hermana se hubiera ido a la chucha.
—¿Me vai a decir algo?—Me acercó de un tirón hacia él, apretando más mi brazo.—¿O te vai a quedar calladita aceptando lo que dije?
—Suéltame.—Susurré, porque si hablaba más fuerte me iba a poner a llorar.—Suéltame ahora.
—Erí mala y suelta.—Dijo entre dientes, mientras me acercaba aún más a él.—Pero, no tení de qué preocuparte, porque hay hueones que le gustan las minas como vo', así que, no vai a terminar como deberíai.—Me soltó de golpe, pero, como yo estaba tratando de soltarme de su agarre, apliqué fuerza y me fui de raja a la arena.—Sola y sufriendo por todo el daño que hay hecho en tu vida.
Dicho eso, el Felipe empezó a caminar, alejándose cada vez más de mí. Cuando desapareció de mi vista, me miré el brazo y caché que tenía las marcas de sus dedos y me estaba empezando a arder.
—No, no, no...—Sollocé y las lágrimas empezaron a caer por mis ojos. Traté de levantarme de la arena, pero me sentía tan débil que preferí quedarme ahí.
Tomé mi celular e iba a llamar a la Anto, pero, en cuanto marqué, se me apagó la hueá.
Esto me pasa por no salir con el celular con carga.
—¡Cassy!—Escuché y miré rápido hacia donde me habían llamado. Cuando caché que el Pablo venía caminando en mi dirección, suspiré aliviada.—Oye, que bueno que te encuentro. Justo iba pa' tu casa, porque que el Bruno nos invitó y pase a comprar... ¿Qué te pasó?
ESTÁS LEYENDO
Culiao Pesao
Teen Fiction༶•┈୨CHILENSIS୧┈•༶ Los problemas de la Casandra no empezaron cuando se fue a vivir a la playa con la mejor amiga de su mamá, pero sí empeoraron cuando conoció al Bruno; un mino antipático con el que tendrá que convivir a diario en la casa. ┍━━━━━━»•»...