¿Era lo correcto?

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¿Era lo correcto?

Takeru se preguntó un buen tiempo si lo era o no… por un lado, si le decía a sus tíos estos podrían evitar que Yusaku y Kogami-kun cometieran un grave error… y por el otro, su primo, Yusaku, pasaría por una caza de brujas por parte de la familia Kogami…

Estaba realmente indeciso y se quedaba sin tiempo, cuando llegará el sábado, ya no habría marcha atrás.

Al final, eligió lo que su conciencia le dictaba que era lo mejor…

(...)

— Y eso pasó… —Takeru bajo la mirada con algo de nerviosismo— Por favor, papá mamá no quiero que Yusaku pase por una cacería de brujas… pero tampoco creo que sea correcto que él y Kogami-kun hagan algo como eso…

— Y no lo es. Hiciste bien en contarnos, hijo… hablaré con Earth, él es el único que trata con los Kogami sin que quieran matarlo.

— Yo hablaré con mi hermana y Ai… oh por Dios, jamás pensé que esto nos…

— Tranquila Ray —Flame tomó por los hombros a su esposa—, nada malo va a pasar… salvo tal vez una caza de brujas a la vieja escuela… ah~ que buenos tiempos eran esos~...

— Papá… Yusaku…

— Cierto, pero por más tradicional, violenta y emocionante que sea una caza de brujas, definitivamente no permitiremos que sea Yusaku la víctima de ésta.

— Si tu lo dices, cariño/papá… —Tanto Ray como Takeru observaban a Flame brillar de emoción al pensar en una cacería de brujas.

Sólo esperaban lograr detener a ese par antes de que fuera tarde.

(...)

Árboles de Sakuras, aún conservaban sus hojas pero estaban tiñéndose de un color naranja o marrón tan deprimente para los demás que a Ryoken le daban cierta paz.  

Ryoken amaba el otoño, le encantaba el pie de calabaza y los Tsukimi dango caseros que su madre le preparaba por la temporada o que su hermana le ayudará a hacerse un traje para Halloween y espantar a medio mundo, en especial al primo de Wisteria, Takeru, que era un miedoso llorón; pero tal vez su parte favorita era escuchar las historias de las cacerías de brujas que su familia habría hecho o participado desde que tienen memoria.

Ahora también estaría con él el recuerdo de cuando se arrancó un parásito.  

— Vaya, hasta que llegas al fin, wisteria.

— No encontraba un cajero para girar el dinero —Yusaku habló mostrando un par de billetes cuando Ryoken intento tomarlos, este se los alejó— No tan rápido axolote. Te daré el dinero cuando estemos en esa jodida clínica… no vaya a ser que te baje el instinto omega y decidas tener al bastardo ese.

— Mi deseo de sacar esta cosa de mí cuerpo —El omega señaló su, aun plano, vientre— comenzó desde que me hice esa prueba de embarazo… y se ha mantenido hasta ahora.

El tono y la expresión de seriedad en el rostro y voz de Ryoken convencieron a Yusaku de que hablaba en serio, al igual que él sobre que debía sacarse esa cosa.

Resignados ambos caminaron un rato hasta llegar a una zona muy poco concurrida y que se veía algo peligrosa…

— ¿Y... donde dices que encontraste esa clínica?

— Mi hermana es doctora, más de una vez le tocó atender a jóvenes omegas, mucho más que nosotros, pidiéndole ayuda para un aborto —Ryoken hablaba con tanta tranquilidad sobre eso que Yusaku no negaría que le aterraba— ella no accedía por su frágil moralidad al tema, pero conoce a varios ex-colegas que no dudarian en hacer el trabajo.

— ¿Conseguiste el nombre de uno?

— El más decente.

Después de eso ningún emitió un comentario…

(Hace 2 años…)

— ¡¡Wisteria!!

— Ajajajaja~... ¿¡Te gusta Tako-gami!? Ajajajaja~

Mientras Yusaku se sostenía el estómago por la risa, Ryoken intentaba sacarse aquel pulpo de la cabeza.

Su clase había ido de excursión a un nuevo acuario que habían inaugurado hacía poco en la ciudad. En el podías tocar e interactuar con algunos de los peces que tenían… obviamente el par de enemigos no perderían la oportunidad de molestarse mutuamente.

Y fue en algún momento de la excursión que Yusaku vio a un pequeño pulpo en una de las zona de interacción que se le ocurrió la que sería la mejor broma del mes, o el año, en su mente…

Ryoken jamás imaginó que Yusaku llegaría al extremo de ponerle un pulpo vivo en la cabeza; claro que cuando logró sacarselo, junto a un encargado del acuario y la profesora, se vengó empujándolo dentro de un tanque con cangrejos.






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