Blanco y suave...

127 19 84
                                    

Blanco y suave…

Era la descripción más realista que Yusaku podía darle al cabello de Ryoken.

Blanco, suave y con olor a sal marina, esa era una descripción que sólo él comprendía.

Cuando Yusaku entró en la habitación se esperaba un insulto o un quejido exigiendo que se fuera al demonio, no encontrarse con el omega durmiendo boca arriba, las esposas que tenía limitaban bastante sus movimientos, de una forma tan pacífica que nadie pensaría que era el demonio en persona.

Un detalle, que le causó una confusa mezcla de sentimientos, era ver la mano derecha de Ryoken sobre su propio vientre casi a modo de protección.

Repentinamente recordó lo ocurrido hace una semana… el olor a sangre, el sonido de los quejidos de Ryoken, la horrenda posibilidad de que su cachorro muriera antes de conocerle por… su… culpa…

— ¿Por que… mierda lloras… wisteria…?

— ¿Eh? —Yusaku se sorprendió por aquellas palabras…

Ryoken le observaba, despierto, desde la camilla, en su rostro aún se notaba el cansancio pero ahora estaba mezclada con algo de burla.

— Tu olor… a refrescantes… cítricos y tus… lamentos, a saber porque, me despertaron… —Ryoken arqueo su espalda mientras echaba para atrás su cabeza, era muy claro que era su modo de desperezarse dada su poca movilidad.

Demonios aquella posición que estaba haciendo le parecía tan sexy.

— … Wisteria, deja de verme como un maldito trozo de carne. Que sea omega no me hace tu presa.

— Pero estar embarazado, de MI cachorro ¿Que te hace, axolote?

— Acércate y descúbrelo. De todos modos, ya me venía imaginando que ya no querías tener pene, wisteria —Ryoken sonrió con sorna.

Yusaku uso gran parte de su auto-control en no tirarsele encima y ahorcarlo hasta matarlo… lo que se lo impidió fueron tres cosas, primero estaban en un hospital, obviamente una enfermera o un médico podía entrar en cualquier momento y ahora si estaría muerto, segundo no quería lastimar, de nuevo, a su cachorro nonato… tercero, aunque lo deseara realmente no era capaz de asesinar a Ryoken.

— Como sea, axolote… vengo aquí para negociar.

— ¿Negociar? ¿Negociar qué? Porque desde ya te informo que planeó seguir mi embarazo, y si, me da asco que sea tu hijo pero-

— Eso ya lo sabía, tu perrito es bastante hablador —Ryoken murmuró una zarza de maldiciones contra Spectre, pero dejó al alfa continuar— vengo a negociar para que me des una parte de la custodia y lo que quieras para… intentar olvidar eso…

— Primero: Estas jodiendo ¿Verdad? Segundo: Tú querías que abortara… ¿¡Ahora quieres compartir la custodia!? Tercero: ¿Olvidar que?

— Primero: Habló en serio, Kogami. Segundo: ¡Tu fuiste el primero en querer abortar! Incluso me pediste parte del dinero. Tercero: Sabes de lo que te hablo.

— Yo también lo hago wisteria —Ryoken afilo su mirada al mismo tiempo que volvía a llevar su mano a su vientre—, déjame pensar en cómo te diré mejor el “ni en broma” e insisto, no sé de qué me hablas.

Ryoken claramente hablaba en serio, en todos los sentidos, en su rostro y voz podía notarlo… muy bien, tendría que usarlo a su favor.

— Insisto en que quiero la mitad de la custodia, es mi hijo también, y me cederás la mitad porque si no me encargaré de esparcir antes de tiempo el rumor en la escuela.

¡Jodete Wisteria!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora