Momento incomodo

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Momento incomodo.

Esa era la mejor descripción que Ryoken podía darle a ese momento de su mañana... ya que tenía a Yusaku abrazándolo, aunque eso era algo usual desde hace meses, lo que lo incomodaba es que nunca se había despertado sintiendo una erección matutina de parte del alfa. Podría despertarlo... pero eso sería casi misión imposible por el sueño tan pesado de este, así que tendría que ignorarlo y fingir que no lo había sentido... o podía hacer caso a su curiosidad y ver el "gran" orgullo de su pareja.

Destapo al alfa antes de empujarlo para que quedara bocarriba, trago en seco al ver desde un mejor ángulo aquel bulto que se mostraba en los pantalones de dormir del alfa, que también le sacó, con algo de esfuerzo; el calor en su cara aumento del mismo modo que la temperatura en su cuerpo y sus latidos apenas vio el miembro erecto del alfa liberado de su prisión textil.

Aunque lo había visto en un par de fotos que Yusaku le envió hace algún tiempo, fotos que tenía celosamente guardadas en una carpeta de su celular, seguía encontrando que esa cosa era demasiado grande... bueno, era lo suficiente grande y útil como para embarazarlo en una sola vez, así que en parte podía comprender que ese fuera uno de los mayores orgullos físicos que tenía su novio con olor a cítricos. Fue en ese momento que su curiosidad aumentó de nivel...

Ya no quería solo verlo, quería tocarlo. Quería tocar esa enorme cosa que no podía saber con exactitud lo que media... pero si estaba seguro que superaba los 15 cm, y eso le encantaba, porque era toda suya.

El albino trago saliva nervioso unos segundos antes de llevar una de sus manos al miembro erecto de su novio, tenía una textura tan extraña; sabía que los alfas encontraba mejor la masturbación de "su orgullo" que los omegas, como él, que prefieren la estimulación anal... tal vez esa era la solución.

No podía dejar así a Yusaku, se veía demasiado doloroso, y tampoco podía dejarlo así como si nada... ni modo, tenía que ayudar a su pareja y masturbarlo parecía ser su única salida, aunque no tenía idea de como hacerlo.

Bueno, su madre siempre dice que en la práctica se aprende.

(...)

— Fujiki-kun... no deberías hacer gestos mientras comes...

— Es que la comida me sabe extraño... —Yusaku tomo un poco de té antes de seguir tratando de comer, ahora si, la comida le supo un poco mejor. Desde que despertó sentía un extraño y salado sabor en su boca...

— Si lo dices por lo simple que es, te voy a recordar que somos alfas en un pueblo omegacentrista. Así que-.

— Dije que me sabía extraño, no que no me gustara... Phoebe-san —El alfa de ojos verdes como el jade observó desafiante al castaño que le devolvía la mirada con casi la misma intensidad—, ¿acaso no tolera que sea el hijo de una de sus amas o que diablos? Porque ya van casi cinco veces que intenta recordarme que soy un alfa en un pueblo omegacentrista, casi como si me considerara estúpido.

— En realidad-.

— La verdad eso no me interesa —Yusaku siguió comiendo su desayuno—. Mi abuela me permite ir a comer con ella y los omegas por ser su nieto, aunque esta cuenta como mi segunda visita a ella en muchos años... en vez de eso, estoy aquí con ustedes... Así que me gustaría saber, ¿Me odia por qué usted, que ha servido por mucho tiempo a la familia de mi abuela, no tiene ese privilegio...? ¿o acaso es solo otro odio reprimido contras los alfas que no pertenecen a este pueblo llenos de sakuras?

Toda la habitación quedó en silencio absoluto, nadie quería opinar ante esas preguntas, el alfa de mayor edad solo apretó su mandíbula furioso, el adolescente de cabello azul con rosa lo estaba tratando humillar y él no tenía ningún argumento en contra... básicamente lo había atado de manos sin posibilidad alguna.

Yusaku sonrío complacido antes de dejar sus palillos en su plato y retirarse con los mismos, otra cosa buena que tenía de los discusiones que solía tener con Ryoken.

(...)

— Antes parecías llevarte bien con los demás alfas... ¿Que hiciste para enemistarte con ellos?

— Digamos que sus idiotas líderes, un tal Phoebe no-se-que, es insoportable... el tipo odia a los alfas casi tanto como se odia a sí mismo.

— ¿En serio? —El alfa de ojos verdes asintió al mismo tiempo que refregaba su cabeza suavemente contra el hinchado vientre de seis meses de su amado omega. Ryoken sonrió enternecido por esto y comenzó a acariciar con cariño la cabeza de su querido e idiota alfa.

— Por cierto... anoche creo que tuve un sueño muy extraño...

— ¿A si? —Yusaku volvió a asentir esta vez llevando también su mano a la pancita del menor— ¿Que soñaste?

— Si te digo... ¿Prometes no enojarte o golpearme?

— Eh... ¿Claro? —Ryoken observó confundido a su novio— Ahora dime... que me dio curiosidad.

— Por alguna razón... soñé que me estabas masturbando en la madrugada... —El alfa fingió ignorar el repentino nerviosismo de su omega de ojos azules— y, por quien sabe que torcida razón, me obligabas a tragar mi propio semen...

— Eh... ¿En... en serio...?

— Sí... ahora... —Yusaku se enderezó para ver mejor al albino, que aún parecía algo nervioso por como se mordía el labio— Me gustaría saber... ¿eso fue solo un sueño... o realmente quisiste molestarme de un modo extrañamente pervertido y retorcido?

— ... ¿Realmente quieres que te responda o prefieres que esta relación aún continué?

— ... ¡Maldita sea, Ryoken!

El menor en la relación intentó retener a su pareja que se levantó bastante asqueado al descubrir, y comprobar, la razón del mal sabor de boca que tenía en la mañana; Yusaku salió rápidamente de la habitación asignada a Ryoken, escupiendo de vez en cuando, sabía que el albino solía tener ideas muy torcidas pero nunca imaginó que hasta ese nivel...

Iba a ir ese arroyo a medio descongelar que vio en el bosque a enjuagarse aún más la boca, hasta que vio al montón de sirvientes alfas que su abuela tenía caminar hacía la entrada, también vio a su madre y tía seguirles de cerca... los siguió por simple curiosidad, y apenas caminó hasta el lado de su madre, la necesidad de darse media vuelta y regresar rápidamente con Ryoken le invadió....

Esa extraña mujer omega de cabello castaño con algunas canas, traje de sacerdotisa y ojos rojizos que caminaba por el sendero de piedra hacía la entrada de la enorme y tradicional casa, le provocaba la misma necesidad que sentía al escuchar alguna mención del abuelo paterno del omega...

Era la necesidad de estar con Ryoken y protegerlo sin importarle que.

(Hace 3 años...)

— ¿¡Tienes alguna idea de los problemas en que estas!?

— ¡Estoy metido en este problema porque me denunciaste por acoso sexual! ¡Eso es traición!

— ¿¡Como demonios querías que le explicara a mi hermana el que tu, un alfa y Fujiki, me haya mandado fotos de su maldito pene para demostrar tu "gran orgullo de alfa"!? ¿¡Eh!? —Ryoken comenzó a respirar profundamente tratando de calmarse— ¡Respondeme!

— ¡Al menos admite que mi pene es enorme!

— ¿¡En serio es lo único que te preocupa Yusaku!?

— ¡Ya cálmate! —El alfa le respondió al otro lado de la línea— De todos modos solo me dieron una citación y ya... no creo que sea tan grave.

— Porque mi padre hizo unas llamadas.

— ¿Tu padre me quiere libre? Ryoken, por favor, cuenta un chiste mejor...

— No te quiere libre... —El albino suspiró molesto tratando de encontrar las mejores palabras para informarle a su novio de su destino— Yusaku, la citación es para la caza de bruja por el equinoccio de verano.

— ... ¿Que cosa?

— Te van a obligar a participar en una caza de brujas, donde mi madre también es participante.

Solo en ese momento, Yusaku comprendió que estaba condenado a una muerte segura.

¡Jodete Wisteria!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora