Amar, ser amado, experimentar y soñar... en ese orden. ¡Oh!, perdón, olvidé un poco de amor propio ¿afecta?
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Tomándolo fuertemente de los hombros, le hacía daño al acorralarlo contra la pared fuera del hotel. Se habían ido detrás de este, justo donde había un gran árbol seco. Ocultos en la oscuridad, la ligera luz amarilla de un poste cercano acompañó su momento.
– ¡Gabriel! –hizo una mueca de dolor–. Me lastimas.
No dejó de presionar con las manos, sus miradas se encontraron de manera forzada; uno demostraba sorpresa, mientras la del otro estaba enfurecida.
– ¡¿Qué es lo que te sucede?! –Gabriel no tenía pinta de estar para nada bien, su comportamiento no era el del chico que conocía. Había perdido la razón. De nuevo.
–N–no te entiendo –jamás lo había visto en aquella faceta, o bueno no a tal extremo, tenía que aceptar que le causaba un poco de miedo. Sus hombros dolían por la presión que ejercía sobre ellos.
La respiración de Gabriel se volvía cada vez más agitada.
– ¿¡Por qué sonríes!? –gritó a su cara–. No deberías estar feliz, ¡Fingir estarlo fue repulsivo! ¿¡Es que no lo odias! –un segundo de duda–. ¿Es que no me odias? ¿No buscas vengarte? Hablas tan tranquilo, ¿acaso no te entristece? ¡¿No lo amabas?!
Makishima guardó silencio y se mordió los labios haciéndose daño. Enfrentó la mirada del que le reñía, sus ojos estaban llenos de dolor.
–No estoy bien –su voz ahora sí que temblaba–. Pero tampoco tengo razones para odiarlo o para odiarte, si pensabas que lograrías que le hiciera daño solo por no conseguir que me amara... te equivocaste, jamás podría hacerle algo como eso a él, ni a nadie a quien él ame –soltó un sollozo, ahora tenía lágrimas en los ojos–. Si logra ser feliz, no... no puedo interponerme. Y lo sé, soy patético. ¡Sé que nunca podrá haber nada entre nosotros! Sé que es sucio querer quedarme a su lado aunque sea como un amigo. Por eso pienso que no debería estar llorando –intentó una vez más mantenerse tranquilo, apretó los dientes y sorbió ruidosamente la nariz–. Parece que no tengo talento para el amor –su sonrisa volvió a hacer presencia en él, también había comenzado a llorar erráticamente, sin control–. Gabriel, no estoy exento de tristeza, ni de sufrir, solo no quería que él me viera llorar, perdón... –perdió la sonrisa rápidamente y más lágrimas recorrieron su rostro, intentó cubrirse con sus manos. Gabriel sintió un hueco en el corazón por haberlo puesto en esa situación–. Necesito estar a solas –informó para luego alejarse.
–No deberías ser tan duro contigo –su rostro se ensombreció, una voz realmente tenebrosa le acompañó–. Por favor, no te disculpes. Odio que te disculpes –seguía molesto, pero consigo mismo–. Me duele cuando hablas de esa manera sobre Yuusuke, pero me molesta más que te esfuerces tanto por alguien que no te merece. ¿Por qué no lloras frente a él, pero a mí me muestras un lado tan inofensivo? A veces pienso que sabes lo que siento y solo juegas conmigo, me retas para saber cuánto aguanta mi corazón. ¿Porque solo por ti me siento así? Por favor, dime que sabes a qué me refiero; eres un Libro y no deberías ser así con los humanos, ellos simplemente deberían ser vistos por tus ojos como alimento y sin embargo, eres capaz de desarrollar sentimientos tan profundos hacia ellos. Eres como un niño que necesita protección, no puedo alejarte de mi mente en ningún momento. Dime... ¿Qué es este sentimiento?
Se aferró más al chico amante del pan. Que no supo qué contestar, su boca estaba abierta esperando expresar alguna palabra, pero solo alcanzó a ruborizarse, apartó la mirada para que Gabriel no lo notara, estremeciéndose por los sentimientos que le transmitía. Sintió que flotaba, caería, pero no lo haría sobre el Divino.
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Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Spiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...