Teníamos familia muy religiosa en México y a manera de respeto todos les acompañamos el primer domingo a su reunión. Mi familia japonesa no profesaba ningún tipo de devoción, pero me mantuve fiel a la que había aprendido en el convento, a falta de un edificio al cual acudir tuve que conformarme con leer los libros canónicos que había traído conmigo.
Sin embargo cuando entré a la congregación en México fui recibido como un gran invitado, me sumergí toda la mañana en sus diversas clases, aprendiendo y cautivado por las palabras de niños de mi edad. Por no hablar de las canciones, no entendía muy bien sus letras, pero me parecían reconfortantes; los maestros tenían tantas ideas lúdicas para enseñar a los infantes, que me divertí como nunca.
Decidí continuar a la semana siguiente. Así comencé a participar de sus actividades, obteniendo un español más fluido. Mi objetivo no era llevarme con los niños, ya que era complicado y no me sentía confiado de relacionarme, pero en cuanto aprendieron mi nombre, una niña bastante animada hizo un comentario sobre él.
–Eres japonés, ¿no?
–Sí –me sorprendió su atrevida personalidad.
–Entonces debes tener un nombre extraño, no uno como "Edgar"–. Los niños que ya nos rodeaban le dieron la razón–. ¿Cuál es tu nombre? –volvió a preguntar.
–Pero, no podrán pronunciarlo –dije tímido.
–Dilo igual –me rodearon sin dejarme escapatoria.
–Mi nombre es Makishima –susurré.
– ¿Masishioma? –la chica hizo una cara graciosa de confusión.
–No, Masioshare –le retó de inmediato otro.
– ¿Más si osare?–. Confundir mi nombre con una frase de su himno nacional, no pude contener la risa.
–Makishima –repetí sonriendo–. Ma–. Todos me imitaban–. Ki –otra vez–. Shi –esto era divertido–. Ma. Makishima.
–Makishma –se reían muy fuerte.
–Pues, algo similar.
Pasado un tiempo me dieron un desafío; éste consistía en leer un libro que contenía la historia antigua del pueblo Latinoamericano. Me dijeron que era semejante a la Biblia, igual de religioso y lleno de verdad, antiguo y escrito por profetas. Acepté sin dudar, se ofrecieron a conseguirlo en mi idioma natal, queriendo superarme, lo leí en español.
Admito que lo terminé en una sola noche, a la mañana siguiente los ojos me ardían, pero dentro de mí podía sentir una paz que jamás había sentido, comprendí que había mucho más, todo me parecía resplandeciente. La vida tomaba un significado más profundo, era parte de una gran obra y eso me hacía sentir... especial.
Ilusioné a todos cuando supieron que había leído y cumplido con la sugerencia al final e inicio del libro, pude acompañarlos a múltiples actividades, todo el tiempo con los compañeros de mi edad. Fuimos al mar, conocí familias muy numerosas, me compartían dulces de todo tipo. Lo mejor en el mundo se hallaba fuera de casa.
En casa siempre fui desplazado, visto por mis hermanos como una herramienta que Padre impuso para que lo impresionaran, para ellos se trataba de una competencia por la herencia y la aprobación. Siempre me llenaban de falsas esperanzas, intentando ganar mi confianza "por si las dudas", desde el fondo de mi deseaba que no fuera así, creyendo que eran honestos al hablarme. Me sentía ridículo cuando esperaba algo de ellos, una palabra amable, cumplidos, eso estaba reservado para sus propios Hijos, para la verdadera familia. Siempre me preguntaba qué tan idiota era como para desear que me amaran –me detuve un momento al notar mi tono de voz, luego tranquilamente continué.
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Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Espiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...