Los deseos de la humanidad son puros, lo que los hace sucios e inicuos es lo que tienen que hacer para cumplirlos, lo que tienen que aplastar, mancillar, destruir para avanzar unos pasos.
Pero cuando das el primer paso, no hay vuelta atrás.
~~~~~
Nada más llegar, Ángelus lo entregó a un par de silenciosos Divinos, estos se deshicieron de la poca ropa que traía Makishima, lo vistieron con una extraña túnica que llegaba hasta el suelo y se sujetaba por la cintura con un cinturón, pero que no era para nada sencilla. Los Divinos no alzaron la vista en ningún momento, no se fijaron ni tocaron un solo milímetro de su piel. Luego lo condujeron frente a un par de enormes puertas.
Lo primero que pudo ver cuando las pesadas puertas se abrieron, acompañado de un ruido sordo, fue un salón blanco y pulido que brillaba bajo una gran fuente de luz que desconocía de dónde provenía. Al entrar, pudo notar unas enormes gradas doradas que flanqueaban el amplio salón; sentados y observando todo, como si de muñecos se trataran, sin moverse se encontraban varios Divinos. Sorprendido, paseó su mirada entre ellos mientras caminaba.
Al final de su recorrido se hallaba un enorme trono dorado, elevado sobre una base de igual color, sentado había un joven que pulía delicadamente sus uñas barnizadas de negro. Este joven, dejó todo a un lado cuando tuvo enfrente al recién llegado, hasta cuidó su postura, pareciendo más serio de lo que seguramente era. A su lado, varios ayudantes recogían el esmalte que se derramaba.
- ¿No tienes miedo? -dijo el joven Escritor sonriendo, expresivo a mil-. Estás rodeado de seres que con una simple señal pueden convertirte en cenizas -ante su burda observación algunos de los presentes que los rodeaban se encogieron de hombros, dando a entender que les daba igual. Otros rieron.
-Ustedes no moverían un dedo, a menos que obtengan algo a cambio-. Un abucheo temeroso nació igual que murió.
-Que osadía hablar de esa forma frente al Redentor-. Con un ceño despectivo del mismo Redentor y el sujeto a su lado calló.
Un ceño despectivo del mismo Redentor y el sujeto a su lado calló.
-Verás, tienes un gran poder Makishima, ya que eres parte de la primera creación del antiguo Escritor y de su última innovación. Te necesitamos, porque hay quienes aún no se sublevan a mis órdenes. Rebeldes y apóstatas sin sentido que vagan por la Tierra en busca de otro que ocupe este cansado cargo.
-No creo ser de mucha ayuda -Makishima no sentía temor, sin embargo el vértigo de estar a kilómetros del suelo era oprimente.
-Tu, mi pequeño Hermano, has sufrido demasiado, has sido tratado como un Libro toda tu vida, pero no lo eres... eres un Hijo Divino y ahora puedes valerte por ti mismo. No volverás a sentir el miedo de tus Hermanos cazándote, porque ellos ahora están de tu lado. Nosotros te protegeremos y serás quien salve a sus Hermanos; tu nombre no figurará de nuevo dentro de las Dádivas de nadie, serás libre de hacer según tu voluntad, porque serás un Purificador perfecto y bueno por tus acciones. Solo debes purificar a tu primera alma, a tu primer Libro. Y tus alas no se harán esperar. Pero antes, tengo un regalo para ti.
- ¿Qué clase de regalo? -ahora, nervioso y confundido permaneció estático ante tal semejante "Redentor". El gran Escritor de su universo. Hasta que caía en cuenta de dónde había ido a parar.
_____________
Rafael, aunque él no suele usar zapatos...
Ahora, por favor, miren este estilo:
ESTÁS LEYENDO
Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Espiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...