Hay que dejar que pase un poco de tiempo para que un pequeño problema termine por ser un verdadero desafío e ignorarlo no es una solución.
Escapar solo lo prolongará.
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Estoy sentado en el área de fumadores del hospital, no por decisión propia, era debido a que aquel Hijo Divino tenía una gran adicción a fumar. Siempre he odiado el olor a cigarrillos, y además ¡me estaba ignorando! Escuchando sus audífonos concentrado en aspirar el humo.
–Buenos días, Maki–Maki –me saludó uno de los doctores con los que trabajaría.
Eran las cuatro veinte de la madrugada y ninguna emergencia me había sacado de mi ensoñación, conduje a aquel sujeto a un lugar donde pudiera intoxicarse y no nos habíamos intercambiado palabra alguna.
–Buenos días –levanté los brazos y también estiré un poco la espalda, pasé demasiado tiempo sin moverme; en busca de reflexionar y poner en orden mi mente–. ¿Cómo has estado, Bam?
–Agotado –había entrado también al área de fumadores para sentarse a mi lado–, ¿qué haces aquí? –extendió los brazos en un intento de acomodarse.
–Nada –bostecé–. Solo pensaba un poco –nos quedamos unos momentos sin hablar. Teníamos bastante tiempo siendo compañeros de turno, siempre nos hemos llevado bastante bien, no llegábamos a ser tan unidos como un par de buenos amigos, pero admiraba su forma de llevar el trabajo y eso desarrolló la peculiar relación entre ambos–. Habrá que ir a la entrada a las cinco –miré mi reloj–. ¿Estás listo? –aunque a las cuatro de la mañana absolutamente nadie tiene ganas de hablar.
–Por supuesto –esperó un momento para seguir hablando–. ¿Quién más estará con nosotros?
–No tengo idea –negué con la cabeza–, Mia dijo que era de este turno.
–Mientras iré por un café, ¿quieres algo?
–Por supuesto que no.
–Entonces, vuelvo en un momento.
Y se fue tan rápido como había llegado. No me gustaba estar tanto tiempo sentado sin hacer nada, pero tampoco quería vagar con la confusión de mi mente. Me aburría demasiado. En serio quería dejar el ocio, por lo que decidí hablarle a mi acompañante, aunque presentía que no me llevaría a nada.
– ¿Qué escuchas? –me sentía interesado y hasta cierto punto un poco curioso. ¿Era una buena forma de comenzar?
–Música –ni siquiera abrió los ojos para contestar.
– ¿Qué género es tu favorito? –hice otro esfuerzo por conversar con él.
–Depende de cómo me sienta.
–Ah... ya veo –mi cara tuvo una mueca para nada amigable. Debía mantenerme relajado, ya sea para que se mantuviera entretenido o para que todo fuera más liviano entre nosotros, pero su actitud no mostraba ningún tipo de apoyo. Me volteé de nuevo para hablar–. ¿Y cómo...? –ni siquiera me dejó terminar.
–Mira, sé que tú no quieres saber nada de mí, y tampoco quiero saber nada de ti... así que solo déjame en paz o me aburriré más –su mirada no dejaba lugar a dudas a su petición.
¿Cómo podría estar tranquilo si tenía a aquel tipo con tan mala actitud?, esto era el colmo, solo quería golpearlo o morderlo, y decirle que dejara de fastidiarme. Obviamente no debía hacer eso.
–Pues, lo siento... idiota –murmuré–. Te da miedo aceptar que eres un aburrido –continúe ahí sentado perdiendo el tiempo. Por mi cara parecía que llevaba unos mil años sentado en aquella incómoda silla, tanto que cuando Bam entró, dio un brinco para luego comenzar a burlarse.
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Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Espiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...