Día 4
Cuatro días después del trato con el sujeto que controla el Cielo, las cosas en la tierra estaban entre un tipo de calma y estrés camuflado.
Makishima peleaba por horas contra Verónica o cualquiera que ella le pusiera enfrente, incluso comenzaban a atacarle en equipos. Cuando no estaba recibiendo una paliza o entrenando con métodos poco ortodoxos, como correr con una piedra en la espalda por siete horas, estudiaba en soledad en la gran biblioteca de la Academia, todos esos días se mantuvo estudiando, pronto llegaría la práctica de cómo controlar sus poderes.
–Me aburro sin hacer nada –bufó triste el fanático de la música estridente. Su compañero, Miguel le observó serio por largos minutos, ni uno ni otro se movió.
– ¡¿Lo hacemos rápido?! –dijeron al mismo tiempo.
Corrieron de sus lugares y pronto extendieron sus alas, cada uno contaba con sus tres pares. Una visión realmente impresionante, las espadas aparecieron en sus manos como por arte de magia, así como un gran número de espectadores a su alrededor.
Verónica sintió la energía descomunal e innecesaria de ambos seres, y sin decir palabra, arrastró a su alumno a la batalla que ya tenía minutos de completa destrucción.
Lo único que podían ver eran sus fugaces rostros sonrientes y llenos de testosterona, no dudaban en golpearse con las espadas, ya que las armaduras les protegían perfectamente. Eran veloces, izquierda, derecha, izquierda, derecha; el ruido de sus espadas chocando era muy fuerte, parecían pelear en serio. Sin temor a no dejar piedra sobre piedra.
*****
Sus alas eran perfectas, les hacían bajar y subir de un segundo a otro, si tanto un par descansaba, otro daba altura y la otra nivelación; impresionado y cautivado, me distraje. Miguel hizo una esfera de luz que lanzó a los ojos de Gabriel, él hizo aparecer una pared de fuego y con espada en mano, luego de deshacer el muro, arremetió contra Miguel, este le dejó ser para luego detener su espada con una mano. Fingiendo que bostezaba.
La visión humana y Libro que tuve antes seguramente no hubiese podido ver nada de la batalla, ya que todo pasaba en cuestión de segundos. Con la espada entre sus manos, Miguel pateó a Gabriel, quedando bocabajo y a su contrincante sin arma. Así que Gabriel formó una espada de fuego, evitando que el mazo de Miguel (que sacó de quién sabe dónde) le atravesara. Sonrieron para después separarse y enviarse un golpe de sus respectivos elementos.
El choque de poderes iluminó el espacio. Una y otra vez.
Me estremecí de la emoción, deseaba poder moverme con mis alas de esa forma, veloz y sin temor.
Pronto recordé cómo, tras entrenar un momento con Miguel, tuve que conformarme con solo recomendaciones de cómo mantenerme un mayor tiempo en el aire, luego de caer quince metros sobre la hierba del campo (obviamente rompiéndome más de dos huesos) y tener a Gabriel gritando sobre no sé qué sobre el sentido común.
Suspiré mirando al suelo.
– ¡Hey! –me regañó Verónica–. Te traje para que los vieras, no para descansar –parecía que ahora nos entendíamos más, todo a consecuencia de pasar tanto tiempo a su lado. Me tomó de la mano para alejarme del escándalo–. Iremos a ver a la esposa de Miguel –dijo luego de unos minutos caminando sin rumbo–, arreglemos eso de volar.
La encontramos con facilidad, seguía entrenando a los chicos de secundaria detrás de la Academia.
–Hola mis niños –nos trataba como una cariñosa madre. Me congelé recordando a la mía.
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Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Espiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...