Sientes tu cuerpo, el aire, el amor y la tristeza. Estas vivo y amas estarlo, disfrutas del éxtasis de existir, de vivir y explorar. Encuentras placer en morir cuando has nacido para crear y dejar algo atrás, si no dejas nada, tampoco es prioridad.
No son palabras sin sentido.
Déjame sentir tu corazón y podrás sentir el mío por igual.
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Día 1
–Lo guiábamos hasta la Academia –informó Mercy. Estaba lo más pegada posible a Makishima, que seguía entre los brazos de Gabriel, habían decidido no bajar a tierra para no perder el ritmo.
–Pues les faltaba mucho camino –el Divino Arcángel Gabriel, se quejaba apartando al Mestizo de Mercy. Sobrevolaban la tormenta que se calmaba conforme Edgar se acoplaba a los latidos de Gabriel. La lluvia había sido la primera en retirarse.
–Con sus alas llegaremos en veinte capítulos –se burló un inteligente.
– ¿"La Academia"? –preguntó el converso. Era la primera vez que oía de ella.
–Está en México, Yucatán. Te sentirás como en casa –Gabriel acarició más de lo normal su espalda, Edgar lejos de incomodarse le agradó–. Ya verás.
– ¿Cómo llegaremos?–. Gabriel lo miró sorprendido y luego con burla. Una agitación recorrió a Makishima–. No juegues–. La felicidad en los ojos dorados del Arcángel era fácil de reconocer como maldad.
–Que comience la avanzada a la Academia –declaró de nuevo el inteligente.
– ¡Maldito!–. El vuelo de Gabriel fue tomando velocidad, aumentando de forma casi imperceptible... porque el Mestizo mantuvo los ojos cerrados en todo momento.
–No querrás perderte esta vista –aseguró su transporte.
–Podre verla cuando quiera –se mantuvo reacio a observar el espectáculo, sintiendo el largo cabello picando su rostro, evitando que pudiera reposar durante todo el viaje–. Por cierto, creí que se oirían tus alas al volar. Las plumas son muy geniales... –seguía con los ojos cerrados.
–Cortan el viento –especificó. No hablaron más, pues aunque sus alas no hicieran ruido el viento les interrumpía alejando el sonido de su voz.
Tras largos minutos llegaron a una playa que Edgar no pudo reconocer, las vueltas que dieron desde quien sabe dónde hasta la costa le habían hecho imposible orientarse. Descendieron sobre la blanca arena con cuidado, casi sin dejar huellas sobre esta. Cada vez estaban más cerca de su destino.
–La Academia no está lejos, pero he llamado para que vengan por nosotros –Mercy guardaba el móvil mientras los guiaba por la abandonada playa, todos terminaban de desaparecer sus alas cuando llegaron hasta la calle con pasos dificultados por la arena.
Pasaron solo veintisiete segundos antes de que Gabriel hablara.
–Los escucho llegar, Edgar ten cuidado al caminar hay... –era tarde, Makishima ya no estaba a su lado, miró abajo y vio cómo toda la pierna izquierda del chico había desaparecido dentro de una alcantarilla mal cerrada–. Oh, mi Escritor –dijo mientras se cubría el rostro.
Solo un segundo que apartaba la mirada de su chico y acababa de nuevo dentro de problemas.
– ¡Puedo salir solo!–. Cuatro Divinos le rodeaban intentando sacarlo. Desesperados y preocupados porque su Salvador estuviera atorado.
Los que estaban en las lejanas camionetas negras, que tenían motores igual de discretos, reían en silencio.
– ¡Respeto! –les recordó Mercy.
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Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Espiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...