Las señas del tiempo, sus marcas, el hecho de estar vivos, de sentir, de hacer y deshacer... todos tenemos cicatrices en nuestro cuerpo.
Algo que nos hace recordar cosas malas o buenas, que nos delineé hermosamente, pues no hay nada en el cuerpo humano que sea imperfecto.
~~~~~
– ¿Está molesto, pequeño Oficial?–. Luego de haber intervenido en su pelea con aquel chico, parecía que jamás lograría que se alejara de mí. Decidí ignorarlo y continuar con mí patrullada como si nada; llevaba veinte minutos siguiéndome–. Sé que me escucha–. Lo traía detrás de mí, a juzgar por la mirada de todos sobre él y cómo se apartaban al verle, era obvio que era demasiado importante en la zona. Perjudicaba mi trabajo.
–Por favor, ¿podría dejarme circular normalmente? –me volteé. De verdad, muchos decían que tenía una paciencia envidiable pero, todo el día de hoy ha sido horrible. Y podía llegar a desquitarme un poco con él–. No di ninguna multa, ¿por qué no se retira a divertirse con otra actividad?
–Mmm... lo que quiero hacer ahora es molestarlo a usted, Oficial –con una pose altiva me sonrió–. No le rogué porque me dejara ir.
–Pues bien, tendrá que acompañarme a la cabina –me aproximé con unas esposas entre las manos.
– ¿Sabe? acabo de recordar que tengo algo importante que hacer –tomó mi mano con las esposas, aproximándola a su rostro–. Nos veremos pronto –dio un ligero beso entre mis dedos, tomándome completamente por sorpresa, me alejé escondiendo ambas manos en la espalda–. Vaya, que interesante reacción.
–Y–yo –sin darme oportunidad a que me defendiera, se fue, dándome la espalda y camuflándose entre el gentío–. ¿Pero quién era ese? –el celular de mi bolsillo comenzó a sonar–, ¿diga? –contuve mi voz llena de estrés.
– ¿Battler?–. Era el jefe–, ¿qué haces fuera todavía? Se supone que ya deberías estar aquí. Salimos en diez minutos.
–Discúlpeme, he tenido un imprevisto –hice una reverencia aun sabiendo que no podía verme. Cierto, teníamos una reunión importante, comencé a trotar en dirección a las oficinas principales–. Estaré ahí en un momento.
–Te esperamos –colgó.
Llegué incluso un poco antes. Jadeando me acerqué a mi jefe que me esperaba en la puerta, había un auto estacionado frente al edificio, miraba su reloj preocupado. Traía una ropa bastante formal, una camisa perfectamente planchada e impecable. Sabía que era él, aun a varias calles de ahí, nadie perdería de vista a alguien tan grande de hombros y alto como él. Ansioso buscaba con la mirada por la calle, al ver que me acercaba alzó una mano hacia mí.
–Te tomaste tu tiempo –se adelantó hasta el auto, abrió la puerta y se perdió dentro, pronto lo seguí y cerré la puerta–. ¿Con qué te entretuviste?
–Un incidente local... lo siento muchísimo de verdad, no quise retrasar –estaba acalorado.
–Ya vale chico, no deberías preocuparte, estamos de camino y eso es lo que importa–. Asentí, aún no me recuperaba de la carrera hasta ahí. Desconocía el coche en el que íbamos, tampoco conocía a la persona que manejaba. ¿Está bien que fuera con esta camisa?... a donde fuera que estuviéramos yendo–. Por cierto, quizá quieras cambiarte de ropa, te presto esta camisa –me entregó una bolsa con el logo de una famosa tienda de ropa, saqué una camisa igual de formal y que hacía juego con la suya.
–Gracias, no había pensado mucho en eso –rápidamente me deshice de la que llevaba, tomé la que me ofrecía y la acomodé del cuello, con mi pantalón negro y los zapatos de trabajo, no debía tener un aspecto tan desaliñado ahora. Elevé lo brazos hasta mi cabello, intentando aplacarlo un poco frente al cristal polarizado del coche.
ESTÁS LEYENDO
Ashes [Hijos Divinos] |•COMPLETA
Spiritual¿Cómo justificas a un asesino? Así es como comienza esta historia, para justificar a los "Hijos Divinos", los asesinos de criaturas conocidas como "Libros": quiénes provocan catástrofes para alimentarse de los sentimientos negativos de los humanos. ...