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"Y el tiempo se paró, y dejó de correr, dejó de sentir. Porque tú no estabas, yo misma dejé de sentir, porque tu presencia no me acompañaba. ¿A dónde te has ido? ¿Por qué me dejaste cuándo más te necesitaba? ¿Por qué me abandonaste? Me dejaste en la fría penumbra, sin luz, sola".

Sacudí la cabeza a la vez que me miraba en el espejo, daba vueltas, y estiraba la tela impregnada en mi cuerpo. No sabía si darle el visto bueno, o seguir probándome atuendos. Y claramente todo esto no estaría pasando, si Doyoung no hubiera venido a mi casa. Si te pones algo que él no ha dicho, o a conjuntado él solo, se enfadará contigo y te hará la vida imposible durante quince largos minutos.

- Eres peor que Ahn, Doyoung - reproché mientras le miraba por el reflejo del espejo - es una cena con amigos, no voy a compartir una cena romántica con Jiyong - aunque muy dentro de mí, todavía tenía esperanzas de que eso ocurriera, ¿La esperanza es lo último que se pierde no?

- No, pero si es una cena con muchos, si me dejas añadir el adjetivo calientes, muchachos - dijo mientras se levantaba y se colocaba detrás de mí - así que no seas estúpida, - me bajó aún más el escote de la camiseta, haciendo que el inicio de mis pechos quedara casi al descubierto - y aprovecha

Quité su mano de un manotazo mientras lo empujaba lejos de mí. Odiaba a Doyoung en momentos así, porque era capaz de venderme a cualquier chico bonito que se fijara en mí.

Estaba a punto de asfixiar a Doyoung hasta que el sonido de un claxon resonó por toda la habitación. Me bajé rápidamente de encima de este y alisé mis prendas de ropa, mientras cogía el móvil y la cartera y los metía en un bolso, me perfumé, y apliqué delicadamente un poco de labial en mis labios. Me giré y apunté a Doyoung.

- Yo me quedo a dormir aquí - decía mientras abría mi armario y sacaba ropa suya.

- No la líes. No quemes la casa, rompas algún espejo, o montes alguna fiesta. En menos de treinta minutos eres capaz de hacer todas esas cosas

- No te preocupes, yo siempre soy muy cuidadoso - decía mientras cogía una fotografía encuadrada, para que más tarde se le resbalara y acabara en el suelo.

No comenté nada, porque no era necesario. Tan solo suspiré y di media vuelta, mientras escuchaba el grito de Doyoung mientras bajaba las escaleras.

- ¡En dónde cabe uno, caben dos! - rodé los ojos a la vez que negaba con la cabeza. Sabía perfectamente qué significado le daba a aquella frase, y mientras abría la puerta, me mentalizaba de, seriamente, hacer nuevos amigos.

Al abrir del todo la puerta, un encantador Jaehyun me sonrió, haciendo que sus familiares hoyuelos marcaran sus mejillas. Portaba una fina sudadera de lana gris, metida por dentro de unos pantalones vaqueros con cinturón negro. Y me daba rabia que con algo tan sencillo se viera perfecto.

- Buenas noches, Hye - dijo cuando por fin nos sentamos en su coche

- Buenas noches, Jae - respondí con su diminutivo, pero aún así logré que sonara frío.

- Se me olvidó que estás enfadada conmigo por no sé que razón - puso en marcha el coche mientras conducía lentamente - pero se te olvidará - me dio un suave apretón en el muslo con su mano derecha, para luego colocar esta en el volante, mientras nada ni nadie lograba quitarle la sonrisa de la cara.

Inspira, expira. Muy bien, Hyeon. Procura no gritar, o que te dé un paro cardíaco, contrólate. Pero era algo imposible, cuando Jaehyun se encontraba sonriendo, y mirándome por el rabillo del ojo . Lo sabía porque yo también lo hacía.

°°°

Conducimos menos de cinco minutos, hasta que aparcamos en un restaurante. Al bajarme y visualizar mejor aquél local, mis ojos chocaron repentinamente con los de Jaehyun, el cual esperaba una respuesta por parte mía.

Empı́reo↬☾N. Yuta☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora