¤45¤

1.2K 109 126
                                    

Yuta entrelazó sus dedos con los míos a la par que nos bajábamos de la atracción. Seguimos dando vueltas por el recinto hasta que un fuerte mareo me hizo frenar en seco. Las luces del lugar se mezclaban unas con otras mientras se volvían borrosas; y el suelo llegaba hasta la altura del cielo.

El rostro de mi acompañante entró en mi campo de visión, sus cejas pegadas me decían que estaba preocupado, sus ojos claros ahora brillantes por las luces observaban los míos y sus manos cogieron las mías, brindándoles unos suaves apretones.

- ¿Estás bien? Te has quedado muy pálida de repente. - intenté enfocar mi vista y centrarme en sus palabras, pero pequeños puntos negros iban picoteando por todos mis ojos. Cerré estos con fuerza mientras respiraba profundamente y soltaba todo el aire lentamente - ¿Hyeon? - asentí con la cabeza y abrí los ojos.

- Estoy bien, solo me he mareado un poco. - contesté ahora sonriéndole, pero este no quitaba su expresión de preocupación en el rostro.

- ¿Por la atracción? - preguntó. Negué con la cabeza, y justo cuando iba a abrir la boca mi barriga rugió como si de leones se tratase. Hice una mueca con mi boca mientras bajaba mi mirada, sabía que lo había oído; y ahora me estaba muriendo de vergüenza.

- Cuando llegué del trabajo me dormí, y no me levanté hasta que llegaste tú. - susurré apenas tan bajo que dudé incluso si había llegado a escucharme.

- ¿No has comido nada? - su pregunta afirmó mi duda, y con un vergonzoso gesto de negación con mi cabeza, me llevó arrastrándome por todo el lugar hasta el aparcamiento. Sabía que estaba molesto ya que su agarre en mi brazo se había endurecido un poco.

Me adelanté y abrí la puerta mientras veía como él también lo hacía. Una vez que los dos nos sentamos, se hizo un silencio sepulcral en el vehículo. Empecé a jugar nerviosamente con mis dedos a la vez que lo observaba por el rabillo del ojo. Sus manos se aferraban al volante y sus ojos fijos al frente, parecía perdido en su mundo, como si se replanteara el arrancar o no. 

Se giró de repente en el asiento posando su mirada en mí, y era tan insistente que me obligó a observarlo también. Otra vez no sabría descifrar lo que se ocultaba a través de sus ojos, si te centrabas en ellos lo suficiente, te daba la clara sensación de que aquel hombre no era capaz de sentir nada.

- Hyeon, no puedes hacer estas cosas. Si te sientes mal por algún motivo sabes que me lo puedes contar; el dejar de comer no es una solución. - repentinamente rodé los ojos, estaba llevando todo por el camino contrario. Si había una cosa que no me gustaba de Yuta; tan solo una, es que era muy sobreprotector. Demasiado.

Entiendo que se preocupase por mí, y le agradezco de todo corazón que lo haga. Pero a la mínima está suponiendo cosas que a lo mejor no son ciertas; como en este caso, y sin ni siquiera saber te atiborra a comentarios.

Y lo más lógico y obvio de todo esto: ¿De verdad creía que yo dejaría de comer? Vale, admito que puede que tenga un par de kilos sobrantes; incluso más de dos, pero gracias a la vida no me avergüenzo de mi cuerpo ni mucho menos. Supongo que todos somos distintos y tenemos al igual diferentes constituciones, el saber aceptarse a uno mismo es lo principal y más importante.

- No tengo ningún problema con la comida, Yuta. Si me hubieras dejado explicártelo todo antes de arrastrarme completamente por el parque de atracciones, ahora entenderías todo esto. Sabes que amo comer, pero dormir es mi primera prioridad; llegué del trabajo tan cansada y agotada que solo tenía las suficientes fuerzas para acostarme en la cama. - vi como bajó su mirada y se enderezó en su lugar.

- Adelante, dilo Hyeon. - suspiró.

- ¿El qué quieres que diga? ¿Qué a veces actúas un poco sobreprotector y sacas conclusiones falsas? Vaya, lo dije. - me tapé la boca con ambas manos. Yuta soltó una pequeña risa mientras apoyaba su cabeza en el asiento y cerraba los ojos.

Empı́reo↬☾N. Yuta☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora