El odioso sonido del despertador martilleaba sin cansancio mi cerebro. Con pereza alargué mi brazo para acallar aquél horrible sonido. De poco a poco notaba cómo las sábanas se iban pegando lentamente a mi cuerpo.
La lluvia artificial mojaba mi piel, mientras que sin ganas me enjabonaba, para luego volver a dejar correr el agua. Como todos mis días rutinarios me vestí con ropa sencilla, llevé cualquier alimento a mi boca y salí rápidamente de mi casa.
Si en algún momento me preguntaran lo más peculiar en mí, sin duda ninguna sería llegar tarde a todos lados, sin importar la hora a la que me levante o empiece a prepararme; nunca llego puntual.
El familiar sonido de la campanilla al abrir la puerta resonó por todo el lugar, provocando que ciertos pares de ojos se fijaran en mi presencia.
- 5 minutos, Hyeon. - la familiar cara de Doyoung me miraba con el ceño fruncido. Acostumbrada a aquella mirada de desaprobación, tan solo me dediqué a colocarme el blanco delantal sobre mis prendas negras.
- Lo sé, - respondí a la vez que desataba y volvía a hacer el nudo en mi espalda baja - y no volverá a ocurrir.
- Eso mismo dijiste la semana pasada y, ¿Sabes qué pasó? - hizo como si pensara - Llegaste tarde al día siguiente.
Acto seguido rodé mis ojos, mientras amorosamente tiraba de una fina cabellera negra.
- Hola hermosa Hwasa. - saludé con humor, esperando sus ya familiares quejas.
- Ya he perdido la cuenta de la de veces que he dicho que pares de llamarme así. - respondía mientras se aplicaba colorete en sus definidos pómulos. Cerró el pequeño espejo de mano y me dedicó una sonrisa - ¿Qué tal, pequeña Hye?
- Nada fuera de lo normal, Ahn. Ya sabes, lo típico. - abrió su boca para responderme, cuando el sonido de la campanilla la interrumpió. Rodó los ojos mientras se colocaba en su correspondido lugar.
Imitando su acción me preparé en mi puesto, mientras me mentalizaba de no darles a los clientes una sonrisa demasiado falsa.
°°°
Cuando el último comprador pagó su cuenta y salió fuera del local, el reloj marcó las ocho en punto de la noche. Con cansancio quité mi delantal y lo colgué al lado del de Ahn, la cuál se veía demasiado irritada debido a la cantidad de personas que entraron y salieron del local. Y eso es lo malo de los sábados, la cantidad de gente que entra y sale de esta cafetería.
Le di un corto abrazo a Doyoung mientras este depositaba un suave beso en mi coronilla, para acto seguido hacer lo mismo con Ahn. Le vimos desaparecer en su Bentley negro mientras nosotras dos subíamos carretera arriba.
Y la verdad es que el pequeño local no se encontraba lejos de nuestras casas, Hwasa y yo éramos casi vecinas, ya que su casa se encontraba a pocas calles de la mía.
- Hasta el poco esperado lunes, Hye. - se despidió con un gran beso, dejando seguramente la marca de su labial en mi moflete derecho.
- Que así sea, Ahn. - me despedí mientras seguía mi camino.
Pocos minutos después llegué a mi pequeña pero acogedora casa. Metí mi llave dentro de la cerradura de la puerta y entré mientras dejaba todas mis cosas en el mueble de la entrada. Caminé despacio hasta el salón encontrándome con una figura acostada en el sillón. Suspiré mientras me acomodaba a su lado y quitaba mechones de pelo que se encontraban en su cara. Mi madre, tan frágil pero hermosa como siempre.
A mis veintiún años podría estar perfectamente estudiando una carrera en una buena universidad, pero ese sueño se desvaneció tan pronto cuando la noticia de que mi madre sufría anemia severa llegó a mis oídos. Renuncié completamente a mis estudios y me dediqué completamente a cuidarla. Más tarde surgió la suerte de que uno de mis mejores amigos abrió una pequeña cafetería, y debido a mi economía, sin ningún problema me dejó trabajar en ella, incluso a veces pagándome más sueldo del anual.
Entiendo perfectamente lo mal que se siente mi madre al saber que no he podido acabar mi carrera universitaria, pero sinceramente no me importa. Es decir, es mi madre. No tendría suficientes dedos de las manos para contar cuántas cosas ha hecho por mí, y todo lo que se ha sacrificado para que yo pueda vivir una vida. Porque una madre hace todo por su hija, al igual que una hija hace todo por su madre.
La ayudé a acostarse en la cama mientras la tapaba con las cobijas y cerraba la puerta de la habitación. Su enfermedad la hace estar débil la mayoría del tiempo, pero cuando no es así, ella se encarga de hacerme totalmente feliz y querida, aunque sinceramente, tampoco hace falta que haga mucho para que la quiera.
°°°
Las paredes de mi habitación parecían cada vez mas pequeñas, dándome la sensación de que terminarían por asfixiarme completamente. Miré por segunda vez la hora en el móvil la cual marcaba las once en punto. Subí la cremallera de mi sudadera hasta el cuello mientras cogía un paraguas y me colocaba los zapatos justo antes de salir de casa.
Sinceramente no pensaba en los peligros que podían ocurrir al estar caminando tan tarde por calles totalmente desiertas con tan solo un paraguas para protegerme. Y es que el porqué es sencillo, me gusta contemplar las estrellas desde un pequeño pero amplio descampado que hay justo arriba de mi calle.
Me senté cuidadosamente en un banco de madera mientras miraba el cielo, apenas se veían los astros debido a la fuerte lluvia, pero algún que otro parpadeo hacía que mi mirada se fijara en él. Y es que era increíble lo maravilloso que era el cielo, y aún así todo lo que esconde en su interior.
Unos pasos perezosos hicieron ponerme en guardia. Miré detrás de mí como una silueta que descifré como varonil se acercaba cada vez más a mí. Con mi corazón en un puño corrí como si mi vida dependiera de ello, aunque francamente era así.
Me escondí detrás de un grueso tronco de árbol mientras me aferraba fuertemente al paraguas, y rezaba al cielo que por favor no me pasara nada, no aún.
Al no sentir su presencia cerca me asomé cautelosamente para observar lo que el individuo hacía, y si algo salía mal, poder visualizar su cara; di cuenta de que era algo imposible ya que llevaba su capucha puesta. Mierda. Alcancé a ver como colocaba lo que parecían auriculares en sus oídos, y sin previo aviso, empezó a bailar.
Y si antes decía que el cielo era maravilloso, me equivocaba. Aquella varonil figura se dejaba llevar por música que no lograba escuchar. Parecía que no le importaba el agua correr por su cuerpo, tan solo bailaba. Mis ojos contemplaban ensimismados tales movimientos, y los latidos de mi corazón cada vez sonaban más fuertes.
Clavó su último paso de baile dejando por concluida su tan impresionante actuación. Miró al cielo y su capucha calló en su cuello. No lograba ver con perfección su cara debido a la escasa luz, tan solo llegué a visualizar su pelo, notablemente largo y oscuro, que parecía totalmente sedoso al tacto. Su pecho subía y bajaba rápidamente mientras su cara seguía mojándose por la lluvia, ya casi inexistente.
Empeñada en poder visualizar de una vez sus fracciones, me acerqué, pisando fuertemente una rama que no tardó en partirse. Rápidamente volví a mi lugar inicial mientras volvía a rezar para que el chaval no notara mi presencia. Podía escuchar como sus pasos, lentos y cautelosos, se acercaban cada vez más a mi escondite, ya no tan secreto.
El corazón parecía que se me iba a salir del pecho cada vez que notaba sus pasos más y más cerca. Sudaba frío mientras mi mente pensaba en alguna forma de salir de aquí antes de que aquél chico me pillara contemplándolo.
Cerré los ojos con fuerza, solo quedaba una única opción. Salí a correr lo más rápido que mis piernas podían, mientras el paraguas se elevaba cada vez más debido a el viento. Juraría que estaba a punto de vencer el récord mundial de velocidad, mis pies se movían tan rápido que casi ni tocaban el suelo.
Y por una vez en mi vida tuve suerte, sus pasos no siguieron los míos y pude llegar a mi casa con el corazón latiéndome rápido, aunque no tanto como cuando visualicé al muchacho bailar debajo de la lluvia.
Y ese momento fue magia pura. Y ahí supe que sus pasos de bailes se repetirían en mis sueños, donde bailaba únicamente para mí y las estrellas.
✨✨✨✨✨✨✨
♡;;
No sabéis la ilusión y emoción que me hace publicar el primer capítulo de mi primera novela.
Espero que la disfrutéis al igual que disfruto yo escribiéndola.⭐ ━
Byeebyee ♡.
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Empı́reo↬☾N. Yuta☽
Fiksi Penggemar;⭑∿ Con el brillo de sus pupilas, era capaz de encender estrellas. ❛¿Cómo se sentiría aquél luminoso cielo al saber que una de las más brillantes estrellas se encontraba justo a mi lado? Así era Nakamoto Yuta; un leve pero int...