3/4
"Vuelve, es la única palabra que resuena y corre por mi cabeza. La única palabra, el único deseo que repito".
Parecía tan solo que habían pasado cinco minutos desde que me acosté, en cambio el reloj de mi móvil me hizo saber que no era así. Daban las cinco en punto de la tarde, y el mensaje de Lucas aparecía en el bloqueo de pantalla del aparato.
👽Khei👽
- Todo bien, a veces me olvido que comparto casa -
🐽Onnie🐽
- Me alegro, a mi también se me olvida a veces que la única neurona que tienes te falla -
Sonreí por mi comentario y bloqueé el móvil, y no fue hasta que bajé las escaleras que di cuenta de la presencia de un individuo en mi casa. Me acerqué cuidadosamente al sillón, encontrándome con un Yuta descansando su cabeza en el respaldo del sillón, con los brazos cruzados encima de su estómago, y sus ojos cerrados levemente.
Y no sabéis el gran esfuerzo que tuve que hacer para no sacarle una foto, se veía tan débil, tan inocente que verdaderamente me derretí de ternura. Pero al tan solo imaginarme los comentarios de Yuta al catarme sacándole una foto, esa idea salió corriendo.
Aún así me encontraba mirándole, no sabía cómo despertarle, o si debería hacerlo. No quería acercarme a él, no me gustaba tenerlo cerca, pero a la vez sí. Era como si tenerlo cerca significara perder el control sobre mí misma, y ahora que al parecer estaba escogiendo un camino, no podía tener estos fallos.
- ¡Yuta! - elevé mi voz más de lo normal para despertarlo. Pero al ver como el pobre saltaba de su sitio y abría los ojos repentinamente, me hizo sentir de lo más culpable.
- Joder Hyeon, - se llevó una mano a su pecho - pensé que se quemaba la casa o algo, no me vuelvas a hacer esto por favor - dijo mientras se recostaba en el sillón, recobrando su compostura, para más tarde levantarse y acercarse a mi lugar.
- Lo siento de veras, no era mi intención - comenté mientras me colocaba por encima de mi cabeza una segunda camiseta de manga larga - ¿Me acompañas? - le pregunté.
- A dónde sea - sonrió mientras se abrochaba su chaqueta, para más tarde ponernos los dos nuestros correspondientes zapatos, y salir de la casa.
°°°
Le había pedido a Yuta que por favor aguantara la bolsa de la compra, al parecer se me olvidó que había pedido una prenda de ropa, y días después el dueño de la tienda me llamó enfadado y me citó este día y hora para recoger mi pedido exclusivamente, comentándome que el local no es mi segundo armario. La verdad no es la primera vez que se me olvida algo en aquella tienda.
- ¿Cómo puede ser que antes de salir de casa hubiera estado con el móvil en la mano, pero al salir no lo he cogido? - reproché mientras seguía rebuscando en mi bolso, dándome por vencido. Se me había olvidado completamente. Miré a Yuta y señalé la bolsa, a lo que él me negó rotundamente.
- Ni pesa, - se encogió de hombros - la verdad es que me hace gracia cómo se te olvidan tan rápido las cosas - se burló.
Levanté mis cejas mientras le miraba, le enseñaría que no se me olvidan rápido las cosas, al menos no todas claro.
- Me quedé con la duda, ¿No eres de aquí verdad? - pregunté, iniciando nuestra pequeña costumbre.
- Creo que me estás reprochando en cara lo que dije, - me encogí de hombros, tal vez Yuta - en definitiva no soy de aquí, como bien dice mi apellido soy de Japón, Osaka - sonrió, y podía ver en sus expresivos ojos como estaba rotundamente enamorado de su lugar natal.
- ¿Cómo es? - pregunté curiosa, nunca me habría preguntado cómo sería visitar Japón.
- Es un sueño, Hyeon, - sonrió mientras me miraba y cambiaba la bolsa de mano - uno de esos sueños en los que parece surrealista, en los que pestañeas para ver si es de verdad, en los que se te ponen los vellos de punta al admirar tu alrededor. Un lugar en el que podría quedarme siglos, que aún así me seguiría fascinando como la primera vez que lo vi, un lugar del que no te cansarías, un lugar donde experimentas cosas nuevas, un lugar que te hace vivir, un lugar donde permanecer eternamente - me miró, y ahí di cuenta de que él extrañaba todo aquello, que esas palabras habían salido de su corazón, de que verdaderamente amaba ese sitio. Y aún sigo impresionada por la manera de describir un lugar, de la manera en la que ha expresado sus sentimientos hacia mí, la manera en la que tan solo un lugar, podía hacerle sentir millones e infinidad de sensaciones.
- ¿Y tú familia? ¿Toda es de allí? - pregunté, aún tocada por sus palabras anteriormente mencionadas.
- Cada una de ellas, - sonrió orgulloso - la verdad los echo mucho de menos, espero que estén bien, todos los días espero que estén bien, Hyeon. Todos los días espero que sigan igual, todos los días espero que sigan queriéndome igual que yo les quiero a ellos, aún sin estar cerca - suspiró, y es que estaba logrando que una presión se apoderara en mi pecho, soy muy compasiva con los otros, y aún más cuándo estoy en uno de mis días. Verdaderamente quería llorar, sus palabras me recuerdan a mi madre, la quería demasiado, y ya no sabía si lo que estaba haciendo, estaba bien.
- Lo siento mucho, - decía mientras notaba mi nariz arder, de verdad que voy a echarme a llorar - no te mereces estar tan lejos de tu familia, es muy triste - la voz se me ponía un poco más aguda, y notaba cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Yuta dio cuenta de ello y me colocó delante suya.
- No llores - sonrió - eres muy adorable de verdad, yo estoy bien, perfectamente, sé que hay días que los echo de menos, pero sigo teniendo compañía aquí, que me hace sentir como en casa - asentí mientras sorbía mi nariz - sé que eres muy comprensiva Hyeon, pero algo me dice que no estás llorando por mi situación, cuéntame - apretó débilmente mis manos.
- Todas y cada una de las palabras que has dicho Yuta, sobre la familia me hacen ver que estoy haciéndolo todo mal, - me relajé, de nada servía perder el control - pocas veces puedo ver a toda mi familia reunida, y ahora resulta que ni a mi propia madre, no sé si lo que están mal son ellos, o yo, no sé que hacer. No sé que debo hacer para que todo deba ser como antes, echo de menos todo el pasado, lo echo de menos - acabé por soltar con dolor todas las lágrimas mientras Yuta me abrazaba, me sentía mal, lo hacía porque sabía que mi madre era mi única familia, dolía porque sabía que ella también se estaba alejando de mí.
- No haces nada mal Hyeon, sólo no sabes qué hacer. Pero está bien, no hay nada de malo en perderse de vez cuando, siempre vas a encontrar la salida, de una manera u otra. Se trata de perder y volver a levantarse, de seguir luchando. Enfréntate a esas cosas que te dan miedo, ayuda a que los otros lo hagan. Y nunca más vuelvas a pensar o decir que estás sola, porque puedo jurar que ahí fuera hay gente que está dispuesta a entregar su vida por ti, a hacer cualquier cosa por ti. Todos tenemos bajones y días de color negro, días pésimos y horribles. Pero siempre hay que saber salir de ellos, siempre hay que ser valiente y luchar Hyeon, aún si no tienes voz, aún si no puedes más, no te rindas, porque siempre vas a tener gente alrededor tuya que te ayude en todo momento, y ellos son la verdadera familia, Hyeon - terminó de decir mientras yo asentía en todo momento con la cabeza, y me separaba de él, para seguir más tarde caminando, en un ambiente más tranquilo.
Le debía mi vida entera a Yuta, me ha enseñado tantas cosas, en un momento ha dicho palabras que valen oro. Y cada segundo que pasaba pensaba el por qué de no haberlo conocido antes, en aquellos tiempos malos.
Yuta me ha dado la respuesta a aquella pregunta que flotaba en mi cabeza. Siempre va a haber alguien esperando por ti, cuándo todos hayan perdido la fe en ti, cuando todos se hayan aburrido de ti. Aquellos que esperan son los que se merecen ser tratados como familia.
Aquellos que cuando el tiempo se ha desvanecido, siguen esperando por ti.
ESTÁS LEYENDO
Empı́reo↬☾N. Yuta☽
Fanfiction;⭑∿ Con el brillo de sus pupilas, era capaz de encender estrellas. ❛¿Cómo se sentiría aquél luminoso cielo al saber que una de las más brillantes estrellas se encontraba justo a mi lado? Así era Nakamoto Yuta; un leve pero int...