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Me desperté por culpa de los rayos del sol que se colaban maliciosamente entre las rejillas, ¿No cerré ayer la ventana? Con pesadez me arrastré literalmente desde la cama hasta el armario, abriendo este y contemplando las prendas que colgaban en su interior.

Doyoung nos había dado el día libre por sabe Dios qué, lo importante es que no tengo que fingir una sonrisa como si de verdad me importase que le gustara su pedido o que de verdad tuvieran un buen día.

Me duché e intenté arreglar mi apariencia en frente del espejo, pero ni un milagro podría hacer que yo luciera bien por las mañas. O básicamente siempre. Bajé las escaleras con un hambre mortal, parándome en el último escalón al ver a mi padre parado justo en la entrada de la cocina.

Estaba hablando por teléfono, no podía escuchar nada desde aquí pero sus fracciones me decían que estaba enfadado, y mucho. Colgó y subió su mirada hasta encontrarse con la mía para regalarme una sonrisa, como si nada hubiera pasado.

- ¿Quieres que te invite a desayunar fuera? - preguntó amablemente.

- No - respondí seca mientras me apresuraba en pasar al lado suya y coger comida. Pero justo cuando pasé por su lado me agarró del codo, provocando que girara con muy malas intenciones. Miró hacia todos los lados asegurándose de que no hubiera nadie, y habló antes de que yo pudiera decirle nada.

- Estoy harto de esto, he intentado ir de buenas contigo, pero no pareces querer cooperar. No sabes lo que me ha costado llegar hasta aquí, para que tú me trates así - dijo con falsa tristeza.

- Lo que no entiendo es eso, que haces aquí - me solté bruscamente de su agarre - ¿Te crees que por qué haya pasado mucho tiempo desde que te fuiste todo se borró como por arte de magia? Las cosas no se olvidan rápido, y menos las que antes quieres abandonar. Así que si crees que tienes la posibilidad de venir aquí y simular que somos una "familia" estás muy equivocado, nunca fuiste un padre

Su risa se hizo presente en toda la casa, mientras yo apretaba más fuerte la mandíbula - Perdón, pero es que... - intentó hablar pero volvió a estallar en carcajadas. Se tranquilizó y me miró con su típica sonrisa de superioridad, este era el "padre" que conocía.

- Estás tú muy equivocada, cariño, no vine aquí por ustedes - se apoyó en la isla de la cocina - Si me fui hace años es porque no me importabais en lo más mínimo, ¿Por qué debería de cambiar ahora? - iba a abrir la boca pero el me paró levantando su mano en alto - Te lo explicaré todo Hyeon, como ya sabes mi empresa, - recalcó el posesivo "mi" - H.Yuk Companies, se volvió más que exitosa, volviéndose una de las compañías más famosas de Corea, y yo uno de los hombres más ricos de esta misma - sonrió con excelencia - El caso es que hace unos años sufrimos un gran robo en una de nuestras bases de datos más importantes, más de veinte millones de won fueron transferidos a un destinario totalmente anónimo. Gracias a mí la empresa sigue casi como antes, pero como bien has dicho tú, ni el tiempo hace olvidar a las personas de los hechos - finalizó.

- ¿Tan solo viniste aquí para encontrar a esa persona? - pregunté escondiéndome detrás de una máscara.

- Ese capullo pagará por robarme, quiero mi dinero de vuelta, al igual que quiero ver a esa persona pudrirse entre rejas - se puso la chaqueta por los hombros, dispuesto a salir - Por si tu trabajito como camarera en una cafetería inmunda no te da para coger el metro por las mañanas, - se acercó a mí y dejó encima de la mesa una tarjeta blanca - recuerda: Incheon, calle 38, H.Yuk Companies - me guiñó un ojo y se dio la vuelta para marcharse.

- ¿No viniste si quiera por mamá? - pregunté casi en un grito. Él se paró en la entrada de la puerta y me miró casi de soslayo.

- ¿Tienes problemas auditivos? O, ¿Acaso no escuchaste la parte en la que dije que no me importabais? Si paso tiempo con tu madre, es por el simple hecho de verla decaer de nuevo. Amo las cosas frágiles, Hyeon, porque pueden romperse con facilidad. Ver que tienes a una persona entre tus manos, ver como le brillan los ojos a tú decirle cualquier mentira, es fascinante. Tu madre es una flor bella, pero de una manera u otra va a ser arrancada desde el tallo hasta que sus pétalos rosas se conviertan en marrón, y se convierta en polvo - abrió la puerta, y antes de irse asomó su cabeza - Si aún te queda alguna duda, estoy felizmente casado con una mujer millonaria con la cual tengo tres preciosas hijas. A comparación, no tengo nada que sacar con lo que tengo aquí. A veces hay que perder para ganar el doble, y yo conseguí el triple - salió y cerró la puerta.

Dejé que mis lágrimas cayeran solas mientras apretaba mis puños con fuerza. Lo odiaba, tanto hasta desearle la muerte. Sabía que él no era así, sabía que nunca se preocuparía por nosotras. Sabía que se escondía en una máscara blanca ocultando su oscuridad, y al parecer era la única que lo veía.

¿Cómo decirle todo esto a mi madre? ¿Cómo contarle que la está utilizando? ¿Cómo contarle qué la quiere aplastar, de nuevo? Cómo contarle todo aquello cuando sé que no me creerá.

Porque está profundamente enamorada. El amor es ciego, y ella es incapaz de ver con los ojos la realidad.

Cogí la tarjeta en mis manos y subí las escaleras de nuevo, se me había ido por completo el hambre. Me acosté de nuevo en mi cama y cerré los ojos. Aquellas cicatrices que había creado él con sus largas uñas, estaban al rojo vivo.

Aquellas cicatrices no paraban de sangrar, y aún haciendo lo inevitable eran imposibles de curar. Cuando te dañan y te rompen el corazón, es imposible volver a juntarlo de nuevo.

Como ya dije, soy la única que ve el monstruo que es.

Porque en cuanto más quieres olvidar, más recuerdas.

Empı́reo↬☾N. Yuta☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora