Stefan se despertó el primero como siempre pero no abrió los ojos. Sabía que la habitación de techo alto y piso de madera aún estaría en penumbras y que de todos modos no vería nada, pues no era la primera vez que despertaba al poco rato de que los pájaros comenzaran a cantar. No recordaba cuando empezó a despertar varias veces a lo largo de la noche, pero de hecho era algo cada vez más frecuente, sobre todo desde que a Patrick se le había metido en la cabeza atormentarlos por seguir durmiendo juntos. Por lo general, cuando sucedía de madrugada, se incorporaba un poco y verificaba que Rian estuviera bien arropado para luego volver a dormirse hasta que Liliana o la Señorita Méndez entrara a despertarlos a todos, lo cual no era hasta unas dos horas después. No era algo que pudiera evitar, era algo instintivo que él había aceptado como natural al igual que muchos otros detalles con los que a diario se aseguraba del bienestar de su hermano pese a no ser ni un solo día mayor que él. Liliana les había contado que era un hecho que ambos habían nacido el mismo día, un veintisiete de Septiembre, hace exactos siete años.
Si, ese día cumplían ambos siete años y Stefan pensó que era un bonito número. Sabía que ese día ya no podría dormir más, así que se quedó inmóvil escuchando la respiración acompasada y profunda de Rian y sonrió contento de que al menos él descansara, Liliana siempre les decía que los niños deben dormir y comer bien para crecer como es debido. A tientas buscó las manos de su hermano y puso las suyas encima acercándose más a él y disfrutando de la modorra que le causaba la tibieza que desprendía. Seguía sin abrir los ojos. Debió pasar un rato largo y era obvio que si se había vuelto a dormir pese a todo, pues de repente sintió que el sol le daba de frente en la cara. Su carita se contrajo y soltó un leve gruñido. Su cama era la última del fondo, por lo que era el primero en ser atacado por la luz en cuanto alguna de las adultas abría las cortinas. Abrió los ojos a medias y comprobó que esta mañana era la Señorita Méndez quien lo había dejado casi ciego.
"Buenos días niños, levántense ya" escuchó decir en tono alegre a Liliana quien entró en ese momento y pasaba cama por cama a darles el sagrado beso en la frente de buenos días. Cuando llegó al fondo se plantó del lado de Rian y le despeinó los cabellos con cariño. El niño aún peleaba con el sueño frotando sus ojos con los nudillos y con un puchero en la boca. "Vamos vamos, ¿no querrán hacer del día de su cumpleaños uno aburrido verdad? Hay mucho que hacer" se agachó y le plantó su beso mientras le deseaba feliz cumpleaños y luego hizo lo mismo con Stefan mientras este se incorporaba para salir de la cama.
"Ya los festejaste a principios de mes" fue el reproche tajante que escucharon desde el otro lado del cuarto.
"Igual que a ti en tu mes Patrick. Y no por eso hemos dejado nunca de desearles feliz cumpleaños el día que corresponde a ninguno de ustedes" Le respondió Sofía en un tono que no admitía discusiones mientras le hacía señas para apresurarse en irse a duchar. Era el mayor y la ducha le tocaba primero. El chico se encaminó a la puerta de mala gana pero antes de salir de la habitación miró hacia el fondo y les dirigió a los dos aludidos el mismo gesto que venía haciendo hace tiempo cuando quería decirles que eran "un par de cobardes que no podían ni dormir solos." Stefan quería matarlo, explotaba rápido y si no había hecho nada hasta ahora era porque su hermano le recordaba que no debían causarle problemas innecesarios a Liliana, pero no sabía cuánto aguantaría. Las cosas solo habían empeorado desde que Nicholas había sido adoptado hace unos meses y Patrick se quedó solo. Para colmo el único otro varón que quedaba aparte de ellos que no fueran los últimos llegados (todos bebés de brazos) era Thomas. Pero el pequeño apenas tenía cuatro años y para Patrick que ya tenía diez, solo era una molestia.
"Quita esa cara Stefan, no ganas nada reaccionando ya te lo he dicho" Liliana lo había visto todo mientras destendía la cama de Patrick. Stefan, que seguía sentado en la cama con un pie colgando fuera, se sobresaltó. No esperaba escucharla hablar. Ella los miró a ambos muy seria y luego se acercó. "Me prometieron que esta sería la última noche, no lo olviden. Entiendo que están muy acostumbrados, pero no es bueno, ya lo hemos hablado ¿verdad? Tienes tu propia cama Rian, debes empezar a usarla desde hoy." No lo dijo enojada pero trató de ser más firme de lo que se sentía al respecto. Sabía que para ellos no era nada fácil, pero debían lograrlo ahora mientras aún eran niños o podían tener muchos problemas más adelante. Después de todo ya no eran bebés y tenían que dejar de ser tan dependientes. Stefan asintió sin decir nada mientras ella le acariciaba la mejilla. "Es por su bien, sé que lo entienden" dijo y salió de la habitación.
ESTÁS LEYENDO
Protegiéndote
WerewolfUna cadena de protección más fuerte que cualquier prueba es lo que les enseñará a Mike, Alexandr, Stefan y Rian que lo que debe ser será aún más alla de tiempo y espacio y que a veces la vida te da una familia donde menos lo esperabas. Esta historia...