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6 de marzo

Sin lugar a dudas, aquel barranco era el favorito de Iseul y lo demostraba yendo allí cada vez que podía y que lo necesitaba. Era un sitio tranquilo, por el que apenas pasaba mucha gente y además, era bonito. Desde ahí se podía ver la ciudad y al mismo tiempo el parque bajo sus pies.

Volvió a sentarse en el borde, como siempre. Tenía el pelo algo enmarañado y el maquillaje se había esparcido por su cara por haber llorado. Le dolían los nudillos, pero en el fondo, nada de eso le importaba. No iba a verle nadie. O al menos esa era su intención.

Cada vez estaba más convencida de que no debía vivir un solo minuto más. Se aproximó un poco más al borde y sonrió débilmente al notar como su cuerpo iba acercándose al vacío. Bebió lo que quedaba de la botella y la volvió a arrojar al vacío. Si se arrojaba ella, caería sobre los cristales rotos, ¿no?

Levantó su cuerpo del suelo, dejando que todo su peso recayera en sus heridos brazos. Se deslizó lentamente al borde hasta que sus dedos lo tocaron. Sabía que si se soltaba, caería. Probablemente rodaría y rodaría hasta llegar al final. Al final del barranco o al final de su vida.

Sus brazos comenzaron a fallarle, temblaban y apenas eran capaz de mantener el peso de su cuerpo. Eran débiles, como toda ella. Quizás era el momento de dejarse ir, de no resistir ni aguantar un poco más. Sus brazos ya le estaban fallando y de ellos dependía toda su vida en esos momentos, quizás era una señal.

Entonces simplemente cerró los ojos mientras su cuerpo temblaba y amenazaba con caer al vacío. Sintió la brisa rozar su rostro y despeinar todavía más su pelo.

Hazlo.

Es ahora o nunca.

No seas una cobarde.

Vamos, es tu momento.

Apretó los ojos y clavó las uñas en la tierra. Fuese como fuese tenía que callar a esas malditas voces de su cabeza. Poco a poco, fue quitándole presión a sus manos, notando como su cuerpo comenzaba a envolverse por el vacío.

—¿Qué estas haciendo?

Esa voz la sacó de sus pensamientos y la sobresaltó. Abrió los ojos rápidamente e intentó buscar algo donde agarrarse bien, pero no lo encontró y su cuerpo amenazó con caerse.

Y de repente sintió miedo.

Pero la caída no llegó. Alguien le había agarrado a tiempo y poco a poco le estaba levantando hasta que le dejó sentada en tierra firme.

—¿En qué narices pensabas? ¿Acaso querías matarte? —preguntó escandalizado aquel chico, el mismo que la última vez.

—Pues sí. Y deberías haberme dejado.

La respuesta descolocó al chico por completo. Iseul se levantó sin más, sacudiéndose el polvo y desafiando al joven con la mirada para que le dejara pasar. Pero no lo hizo y tuvo que rodearle.

Al hacerlo, vio el lugar plagado de cámaras y gente de un lado a otro, nerviosos y con prisas.

¿Ves? Solo querían echarte. No eres más que un estorbo. Debías haberlo hecho.

Bufó. En el fondo sabía que aquella voz de su cabeza tenía razón.

—¡Hey, soy Jung H...! —exclamó el chico desde atrás, intentando captar su atención. Ella se giró y le vio ya rodeado de alguna chica que se aseguraba de que su ropa estuviera perfecta. Genial, un intento de idol.

—¡No me interesa! —gritó ella de vuelta y se marchó.

i'm j-hope » hoseok ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora