q u i n c e

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18 de junio

Habían pasado dos meses desde aquella noche que ambos pasaron juntos y desde entonces no se habían vuelto a ver. Hoseok se había marchado con el resto de BTS a alguna ciudad para grabar una especie de programa de viaje y aún no había vuelto.

Los primeros días fueron bien, hablaban por el móvil a menudo y el estado de ánimo de la chica era bueno. Sin embargo, un par de semanas después, Iseul volvió a tener problemas con su ansiedad y el moreno apenas tenía tiempo para responder sus mensajes así que la comunicación cesó.

El calor comenzó a llegar a Seúl, de manera que pasar tiempo en las calles no resultaba tan desagradable y la joven podía pasarse horas y horas recorriéndose la ciudad en silencio, sola, con los auriculares y su vieja mochila. Cuando se le acababa la batería del móvil se refugiaba en una biblioteca y aprovechaba para leer un poco mientras su teléfono se cargaba. Tenía la esperanza de que Hoseok le mandara algún mensaje, pero nunca pasaba.

Te dije que la cosa iba a acabar mal.

No debiste encariñarte de él.

Ya se ha cansado de ti.

Iseul suspiró y se dio un cabezazo con la pared. Estaba amaneciendo ya y no había sido capaz de dormir nada, por lo que se había recorrido todo el centro de la ciudad.

Se había acostado en el hueco de la puerta de una tienda que habían cerrado tiempo atrás y se había tapado con una de sus mantas. Se abrazó a su mochila y cerró los ojos para intentar dormir un poco, a pesar de que poco a poco las calles se llenaban de gente que acudía a sus trabajos.

La luz y el ruido nunca había sido un problema para ella. Pero sí que le dieran golpes con la punta de un zapato en la espalda. Abrió los ojos, enfadada, y se dio la vuelta para ver quien le estaba molestando. Se encontró con la radiante, pero ahora confusa, sonrisa de Hoseok. Bufó, se puso la capucha de su sudadera y volvió a darse la vuelta para dormir.

—Iseul —la llamó el chico. El simple hecho de que pronunciara su nombre hizo que se estremeciera—. ¿Qué haces aquí?

—Dormir, ¿no lo ves?

Habló despacio con cuidado de no empezar a llorar. Era incapaz de girarse para mirar al chico a los ojos después de tanto tiempo...

—¿En mitad de la calle? ¿Por qué no vas a casa?

—Intento dormir.

Un extraño silencio llenó el lugar. Hoseok miró a la chica con cierta tristeza, estaba comenzando a entenderlo todo. Iseul se había ido de casa y estaba probablemente viviendo en la calle sola. Eso explicaría que siempre cargase con aquella mochila llena de ropa o que no quisiera que la acompañase a casa.

El chico esbozó una sonrisa triste y decidió tumbarse a su lado, en el escaso sitio que quedaba libre. Ella le daba la espalda y el moreno podía ver como sus hombros subían y bajaban: estaba llorando, muy silenciosamente. Hoseok se apresuró a rodear la cintura de la chica con sus brazos y dejar un pequeño beso en su hombro.

—Está bien, dormiré contigo entonces.

—Vete a casa, Hoseok.

El chico sonrió. Iseul no solía llamarle por su nombre, siempre le llamaba por su apodo o simplemente le decía idiota o algo por el estilo.

—Te he echado de menos, Iseul.

i'm j-hope » hoseok ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora