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14 de abril

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14 de abril

Iseul no tuvo más remedio que aceptar el móvil que le ofreció el chico, así que se pasó toda la noche escuchando las canciones del grupo del moreno. Realmente eran buenos. Se dio cuenta de que sus caras aparecían por todos lados en Seúl y que hablaban de ellos a menudo en la televisión, sobre todo respecto al último disco y a la gira que comenzaría en breves.

Serían alrededor de las diez de la noche y la joven se acercó a aquel lugar en el que había conocido al chico, pero él le esperaba en la entrada del parque.

—Vamos a cenar —anunció mostrando su amplia sonrisa. Iseul siempre se quedaba observándola, con envidia, pues ella era incapaz de sonreír así.

—No tengo dinero —respondió simplemente, intentando abrirse paso para hacer su rutina diaria, pero el chico le agarró del brazo, haciendo que ella soltara un gemido de dolor.

—Iseul —la llamó—, enséñame el brazo ahora mismo.

La joven se negó e intentó zafarse del agarre de Hoseok, pero el chico consiguió subirle la manga de la sudadera, encontrando cortes recientes y desiguales que aún sangraban un poco. El chico volvió a tapar las heridas y sin mediar palabra, le cogió de la mano y le guió hasta un restaurante cercano.

Una vez allí, les llevaron a una mesa apartada del resto y el joven pidió un botiquín. Obligó a la chica a ir con él al baño y allí, comenzó a curarle las heridas. Ella estaba sentada en el váter, sobre la tapa cerrada y él arrodillado delante. Iseul no sabía si llorar por el escozor del alcohol sobre las heridas o sonrojarse por la situación, sin embargo, el chico aún no le había dirigido la palabra.

—Si no lo hubieras hecho, ahora no te dolería —dijo simplemente, disculpándose inmediatamente por haber apretado un poco más de lo necesario el algodón—. Hicimos una promesa.

—No. No hicimos ninguna.

Y era cierto. Hoseok tiró los algodones manchados de sangre a la papelera y antes de comenzar a vendar el brazo, dejó un pequeño beso sobre las heridas "para que curasen antes". Cuando terminó, algo sonrojado aunque no tanto como la chica, abandonó el baño para devolver el botiquín y ocupar su sitio en la mesa mientras que la joven aún intentaba recuperarse de la situación.

Cenaron sin hablar mucho. El chico devoraba los platos con rápidez, disfrutando de la comida, mientras que ella comía poco y muy despacio, tratando de no comer demasiado. Fue Hoseok quien pagó la cena, cuyo precio salió disparatado.

—Uff estoy llenísimo —dijo el moreno, saliendo del restaurante mientras se tocaba la barriga—. Dejame acompañarte a casa, es tarde.

—No.

Se dio cuenta de que había sido demasiado brusca y de que la sonrisa del chico se había borrado por completo, así que añadió: —Seúl es una ciudad segura.

—Sí, lo es, pero no quiero arriesgarme a que te tires en el camino de un coche o algo así, así que prefiero acompañarte a casa.

A pesar de que lo que el moreno había dicho tenía todo el sentido del mundo, el comentario le dolió a la joven casi más que los cortes que se había hecho. Pero era cierto, si ni ella misma podía confiar en que sería capaz de llegar a su casa sin suicidarse, ¿cómo lo iba a estar él?

Iseul sabía que no iba a conseguir librarse del chico por mucho que lo intentase, así que caminó con él por las calles. Charlaban un poco de como era ser idol y tener que ir cubierto con la mascarilla y la capucha todo el rato para que no le reconociesen, así Iseul podía distraer un poco al chico para que no se diese cuenta de la zona de la ciudad a la que estaba llegando.

Las calles habían comenzado a volverse más estrechas, oscuras y desiertas. Habían bares y pubs abiertos por todas partes y por alguna esquina aparecía siempre alguien borracho o drogado a los que ya estaba completamente acostumbrada. Simplemente los ignoraba cabizbaja y seguía su camino al pequeño edificio en el que vivía. Aun así se despidió del chico mucho antes de llegar.

—Iseul...

La chica esbozó una sonrisa tan amplia y fingida como pudo y se despidió con la mano, dando saltitos hasta que giró la esquina. Una vez sola, suspiró y se dirigió a aquel edificio abandonado que le servía para pasar la noche. Encontró un sitio libre junto a la ventana y sacó de su mochila su saco de dormir y una sudadera.

Cerró los ojos y se quedó dormida pensando en la sonrisa de Hoseok mientras escuchaba de fondo a unos borrachos gritar y pelearse.

Y por esto tienes que alejarte de J-Hope, estúpida.

i'm j-hope » hoseok ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora