v e i n t e

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23 de junio

Iseul no había vuelto a intentar hacerse daño a sí misma desde hacía ya un par de semanas. Desde que había visitado su casa con Hoseok, la amistad entre ambos se había ido haciendo cada vez más especial. Ella por fin tenía la confianza suficiente para abrirse con él y le contaba mil anécdotas de cuando era pequeña y le respondía todas las preguntas que el moreno le hacía. Y viceversa. Iseul había empezado a conocer mejor a Hoseok y a saber sobre su vida detrás de las cámaras, sobre su pasado y sobre su familia. Realmente era un chico totalmente especial y excepcional.

—¡Iseul! —gritó Hoseok desde la entrada de su casa sonriendo, quitándose los zapatos.

La chica asomó la cabeza desde la baranda de la escalera y sonrió al verle. Era casi la hora de la cena y habían pasado todo el día separados. BTS estaba planeando un comeback impresionante y realmente estaban hasta arriba de trabajo.

—Tengo que proponerte algo.

Curiosa, Iseul bajó las escaleras rápidamente. Decir que no estaba nerviosa sería una mentira casi tan grande como la fama del chico, pues realmente no tenía ni idea de qué podía ser lo que el moreno iba a proponerle. En cierto modo, también tenía miedo. ¿Y sí consideraba que llevaba demasiado tiempo viviendo en su casa y que ya era hora de marcharse? Realmente no tenía ningún lugar a donde ir y se sentía verdaderamente a salvo en ese lugar, a su lado, durmiendo cada noche entre sus brazos. Cualquier diría que eran más que amigos, pero lo cierto es que no era así.

—Ven, siéntate.

Hoseok tenía una expresión seria en su mirada pero lucía una amplia sonrisa. Era extraño y solo lograba confundir más a la chica, aunque realmente se veía atractivo.

—He estado hablando con el psicólogo de la compañía de otro grupo con el que nos llevamos genial —dijo lentamente una vez que la chica por fin se había sentado frente a él. Ella abrió los ojos ampliamente y comenzó a negar repetidamente con la cabeza—. Considero que es buena idea que al menos vayas a una sesión.

Iseul se levantó dispuesta a marcharse. No entendía por qué le estaba proponiendo eso. Ella estaba bien... bueno estaba mejor y de hecho, seguía mejorando. No quería que un hombre con una bata blanca le recomendase cuatro pastillas para matar a una parte de sí misma. Sabía que no volvería a ser la misma.

Al verla, Hoseok se levantó y cogió las manos de la chica.

—Yo ya he hecho todo lo que he podido, Iseul, y me alegro de que este funcionando, pero no soy ningún profesional y no puedo tratar tu depresión de la forma correcta. Creo que te vendría bien. Además, ayer dijiste que querías hacer algo, ¿no?, trabajar. Para eso necesitas pasar un control psicológico.

—Estás intentando deshacerte de mí.

Ya te lo dije, idiota. Que se acabaría cansando de ti.

—No, Iseul, solo estoy intentando ayudarte —Hoseok miró a su amiga fijamente a los ojos. Su corazón estaba comenzando a latir más fuerte y más rápido. Solo quería que ella estuviera bien, quería verla sonreír con sinceridad y sin que su mirada se nublase por culpa de los pensamientos que le atormentaban—. Estoy intentando ayudarte, porque te quiero. Nunca te dejaré sola.

—¿M-Me lo prometes, Hoseok? —susurró ella con apenas un hilo de voz, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. El chico las secó con sus pulgares y dejó un beso en su frente.

—Por supuesto, mi niña.

i'm j-hope » hoseok ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora