d i e c i s é i s

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Los gritos inundaban la calle. Hoseok, cansado del viaje, estaba sentado en el portal donde Iseul se había propuesto dormir y la chica, gritaba enfadada.

—Levanta de ahí, no tienes ningún derecho a molestarme de esta forma. Solo intentaba dormir —repetía la joven una y otra vez mientras daba golpes con la punta de su zapato en la pierna del chico.

—Tú no tenías derecho a mentirme —concluyó él.

Iseul suspiró frustrada y cogió su mochila del suelo. Se la colgó sobre la espalda y comenzó a caminar alejándose del lugar, sin volver la vista atrás y dejando solo a un Hoseok desconcertado. Este soltó una pequeña risita y permaneció unos segundos sentado observando a la chica alejarse con paso firme. Finalmente salió corriendo tras ella.

—Es verdad que te he echado de menos, ¿sabes? —dijo con una sonrisa algo más pequeña de lo habitual—. Suga estaba un poco cansado de mí ya, decía que te viniera a buscar y me callara ya.

—Ya. Podrías haberme mandado simplemente un mensaje. Para algo me diste el móvil.

Iseul parecía estar dispuesta a no encontrarse con la mirada del chico directamente. Podía sentir como él le observaba todo el rato y seguramente se había dado cuenta de su maquillaje estropeado por las lágrimas.

—Sé que en el fondo tú también me has echado de menos.

—No.

Iseul apretó un poco más el paso. No tenía ningún lugar al que ir, solo quería que Hoseok le dejara sola para poder llorar tranquila y maldecirse a sí misma por haber dejado que aquel chico entrase en su vida. Le estaba haciendo daño, pues en su mente se cruzaban distintos tipos de pensamientos, de sentimientos extraños que nunca antes había tenido.

Gruñó un poco cuando notó como el moreno le quitaba con cuidado la mochila. Inmediatamente empezó a sentir un gran alivio en su espalda. Ni siquiera se había dado cuenta de lo mucho que le dolía. Hoseok despeinó cariñosamente a la chica y se colgó la mochila en un hombro.

—Déjame sola, Hoseok.

—No.

Intentó sonar igual de borde y seco que ella pero el chico no podía ser de esa forma. Era por naturaleza un chico alegre y su voz era en cierto modo algo cantarina en la que siempre reflejaba su estado de ánimo o sus sentimientos. Y su cariño por esa chica no era algo fácil de ocultar.

—Si sigues gruñendo voy a empezar a pensar que eres un animal salvaje o una mujer lobo, aunque eso sería bastante guay en realidad —rió alzando la vista al cielo que comenzaba a aclararse poco a poco.

—Sí, pues ten cuidado, que esta noche ha habido luna llena.

Hoseok estalló en carcajadas al escuchar aquel comentario. Incluso Iseul acabó esbozando una tímida sonrisa.

—¡Oh! ¿Qué es eso? —Hoseok señaló animadamente las comisuras elevadas de la chica— ¡Es una sonrisa!

Mierda.

—Claro que no...

—Lo es. Es una sonrisa. Estás sonriendo. Eso es porque estás feliz de verme. Porque me echabas de menos.

—Que no...

Eres tan estúpida...

¿Acaso no ves que se ha dado cuenta?

El moreno levantó a la chica en brazos riendo y la colocó sobre su hombro libre, sujetándola bien por las piernas para que no se cayese. Automáticamente, ella comenzó a forcejear un poco y él encaminó sus pasos a su propia casa. No iba a permitir que Iseul pasara una noche más en la calle.

—¡Bájame!

—No hasta que admitas que me has echado de menos.

Iseul no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa y sonrojarse.

¿Qué haces?

No sonrías así.

Dejadme disfrutar en paz. Claro que le he echado de menos.

—Eres un idiota, J-Hope —dijo golpeando levemente la espalda de este con el puño.

—Siempre a tu servicio, pequeña.

Las risas del joven llenaron el ambiente y calmaron a Iseul que poco a poco fue quedándose dormida sobre el hombro del chico.

i'm j-hope » hoseok ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora