18 de marzo
Eran las cinco de la mañana. Aún no había amanecido y las calles de Seúl se encontraban desiertas. Hacía frío, no había nadie paseando por la ciudad, salvo quizás algunos borrachos que volvían —o al menos lo intentaban— a sus casas. Y luego estaba ella.
Iseul recorría la ciudad encogida de frío, con las medias rotas, una falda corta, una sudadera que no proporcionaba nada de calor, unas viejas zapatillas y su mochila desvaída sobre un hombro. Además, tenía el maquillaje corrido por el rostro de haber llorado y en la mano llevaba una botella de vodka casi vacía, aunque no iba borracha. O quizás sí un poco. O bastante.
Inútil, a ver para qué cojones bebes.
Caminaba arrastrando los pies, con la cabeza apuntando al suelo y la mirada fija en este. Ni siquiera pasaban coches. Solo se escuchaba el silbido del viento, su propia respiración y el sonido de las suelas de sus zapatillas arrastrándose por el asfalto. Porque ni siquiera caminaba por la acera, como la gente normal, sino por la carretera.
Ojalá pase algún coche, no te vea y te arrolle.
Estaríamos mejor muertas.
Ante ese pensamiento, soltó una carcajada ronca. Cualquier persona que le hubiera visto en ese instante, pensaría que esa chica estaba loca.
Lo estás.
Suspiró y de repente se echó a llorar, dejándose caer sobre el asfalto. Y allí, sentada en mitad de la carretera, sollozó durante un largo rato. Inevitablemente pensó en su madre, en el calor hogareño de su casa, en los abrazos y las sonrisas que siempre tenía para ella... Ahora todo había acabado. Pero en el fondo de su memoria, de alguna extraña manera que su borrachera encontró, recordó aquella vieja canción que su madre le cantaba. Y entre sollozos y tragos a la botella, la cantó con una voz ronca y rasgada que acabó haciéndole toser.
Loca de mierda...
Y bebió, pero tosió algo más. Pronto, se acabó convirtiendo en un ataque de tos que apenas le permitía respirar.
Tan ridícula que te vas a morir de una simple tos.
Por culpa de eso, no escuchó unos pasos que recorrían la calle y que al verla se acercó a ella. No se dio cuenta de su presencia, hasta que no se paró frente a ella, mirándola con los ojos entornados y preocupado. Le dio un poco de agua para ayudarle a calmar la tos e Iseul, pensando que se trataba de más alcohol, bebió de un trago toda la botella. El chico rio y la risa hizo que le doliera la cabeza.
—Cállate —ordenó con una voz seca y realmente grave—. Me va a estallar la cabeza y los oídos por tu maldita risa.
El moreno cerró la boca y se quedó en silencio. Observó a la chica pausadamente mientras esta hacía ademán de volver a beber de la botella de vodka, ya vacía. Frustrada, la tiró a la otra punta de la carretera, rompiéndola. Y rompiendo a llorar otra vez.
—J-Hope —dijo entre sollozos, con un tono de voz quizás más alto de lo necesario. El chico le miró, esperando con impaciencia que terminara de hablar, pero el mensaje tardó en llegar—. Abrázame.
El chico no lo dudó un solo instante y rodeó a la joven con sus brazos. Se sentó a su lado con cuidado y dejó que ella apoyase la cabeza sobre su hombro mientras lloraba. No sabía nada de Iseul, no la conocía y desde luego, no tenía ni idea de qué es lo que había roto de tal manera a la joven para que acabase así, con las medias destrozadas y el maquillaje corrido, sentada en mitad de la carretera con una botella de vodka vacía y llorando hasta dormirse en el hombro de un chico también prácticamente desconocido para ella.
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i'm j-hope » hoseok ✔️
Fanfiction"I'm your hope, you're my hope, I'm J-hope" donde Iseul solo quería morir hasta que llegó un chico que le devolvió la esperanza. » jung hoseok : hetero capítulos cortos © triana (@artsytee333) 2018