De niños.

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Fictober

Nº5

De niños.

Palabras: 364

...

Shaoran estaba en una reunión junto con su madre, Fujitaka, Touya y Yukito, ultimando los detalles que lo que sería su matrimonio con las tradiciones chinas. Explicando los procedimientos, los rituales y los pasos a seguir, hasta que una explosión de risa, hizo que todos se sobresaltaran.

El joven castaño reconoció rápidamente las carcajadas de sus hermanas mayores. ¿Qué estarían haciendo?

—Me disculpan un momento, continúe madre —se puso de pie y fue a buscar el origen de aquella bulla. Obviamente no tardó en encontrarla: Sus hermanas, Meiling y Tomoyo tenían a la pobre Sakura tan roja de la vergüenza que parecía haber inventado un nuevo color— ¿Qué están haciendo? —ante su voz, Sakura lo buscó en señal de auxilio. Dando un par de pasos, llegó hasta su prometida y se paró a su lado— ¿Estás bien?

—¡No seas exagerado, Shaoran! —exclamó Meiling con un gesto de su mano derecha—. Solo tomamos un par de fotos de ustedes de niños y Tomoyo hizo la magia.

—¡Me quedaron divinas! —exclamó la mencionada con sus puños cerrados sobre su boca.

Shaoran confundido, observó la pantalla y comprendió el rubor de Sakura, él no tardó en llegar al mismo nivel.

Claramente se podía ver, como Tomoyo había manipulado un par de fotos de ellos, de niños y las fusionaron.

—¡Queríamos ver cómo podrían lucir nuestros sobrinos! —exclamó FanRen.

—¡Se ven tan bellos! —acotó Shiefa.

—Solo espero que no se parezcan en nada a ustedes —fue la frase de Shaoran que dejó a todas mudas, antes de explotar en nuevas carcajadas.

Shaoran negó con la cabeza, le extendió la mano a Sakura, ella la tomó y salieron de ahí.

—¿Estás bien? —le preguntó. Sakura aún algo ruborizadas, afirmó con la cabeza.

—Sí, lo estoy —respondió y luego lo abrazó. Shaoran se vio sorprendido, pero, rápidamente, la abrazó también—. Solo que ver tantas fotos nuestras, me dejó nostálgica —se separó de él, para poder observar los ojos de su amado, que tanto adoraba—. ¿Hubieras creído que después de todo, estaríamos así, ahora?

—La verdad, no —le respondió, antes de volver a abrazarla—. Pero de haber empezado esto cuando éramos unos niños, no podría arrepentirme jamás. 

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