Pizza

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Shaoran deslizó su mano por su rostro con cansancio, llenándose la cara de harina en el proceso. Protesto ¿Es qué tenía que ser así? ¿Por qué no galletas? ¿Por qué no helado?
¿Por qué Sakura había tenido antojos de Pizzas?  ¡Y no cualquier pizza! ¡Tenía que ser amasada por él!
Terminó de extender la masa sobre la asadera para echarla al horno y poder quitarse la harina de la cara.
Suspiró con cansancio, mientras observaba como Kero revolvía la salsa de tomate, sí, porque Kero también se despertó a ayudar.
—¿Te ayudo? —le preguntó al pequeño alado que parecía caer dormido en la sarten en cualquier momento.
—¡No! —despertó, sacudiendo la cabeza—. ¡Tenemos que trabajar en equipo para terminar esto con tiempo! ¡Tienes que cortar el queso mozarela!
—¡Verdad! —Shaoran fue, en pose zombie, hasta el refrigerador, para sacar el queso. Y cortarlo en fetas para poder ponerlo en la pizza.
Eran las cuatro de la mañana, cuando ambos terminaron de preparar la pizza para su querida Sakura.
Entraron a la habitación con un buen trozo de pizza, de la que ellos también habían probado y la encontraron durmiendo. ¡Sí! Durmiendo.
—Sakura —le susurró Kero.
—Cariño —Shaoran le habló, pero la castaña no despertó.
Ambos se miraron con resignación y resoplaron. Eso sí, despertó a Sakura.
—¿Por qué se quejan tanto? —protestó, acomodándose lentamente en la cama, su vientre apenas empezaba a notarse.
—¡Tu pizza! —exclamó Shaoran, dándole el plato.
—¿Dije Pizza? —preguntó Sakura confundida, mientras tomaba el plato—. Pensé que dije ñoquis, pero no importa, esto se ve delicioso también.
Shaoran y Kero se miraron y cayeron con resignación al suelo, esperaban que los siguientes meses no fueran así.

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