Declaración

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—¿Y cómo va la universidad? —la pregunta de su suegro, le hizo suspirar pesadamente.

—Estoy a full —respondió cansado, aceptando la taza de té que éste lo ofrecía—. Casi no he podido ver a Sakura esta semana —confesó.

—Así es la vida —comentó al aire—, pero ya tendrás el tiempo para poder compartir con ella—corrió la mirada hacia el retrato de su esposa—. Cada minuto que puedan estar juntos es muy valioso.

—Lo sé —afirmó, sonriendo. Shaoran observó a Fujitaka con cierta melancolía en su mirada. Sabía que, al encontrarse solo en casa, su suegro debería echar más de menos a su esposa que nunca.

Aun podía recordar la primera vez que pisó esa casa como algo más que el amigo de Sakura, como había sentido sus manos sudar cuando la mirada amable del papá de Sakura se esfumó de sus ojos castaños.

Fujitaka no solía mostrarse serio, al contrario, siempre trataba de encontrarle una solución o el lado positivo a las cosas, así que ese cambio de semblante incomodó más a Shaoran. Pero no podía volver atrás, ya no.

—¿Y qué es lo que quieres de mi hija? —le preguntó.

—Sakura es la persona más valiosa en mi vida —declaró, con voz firme—. Estoy seguro que ella es la única persona con la que quiero compartir toda mi vida.

—¿No están muy jóvenes para pensar en toda la vida? —preguntó, observándolos a ambos—. Los sentimientos puedan cambiar de aquí a mañana.

—Lo sé —afirmó Shaoran, aún más decidido que antes—. Sé que mañana puede cambiar todo, pero hoy estoy seguro de lo que siento por su hija. Hoy estoy seguro que quiero estar con ella cada segundo de mi vida y sé que ella también. Y si necesita la seguridad de que su hija no sufrirá a mi lado, puedo venir a decirle todos los días, lo que su hija vale para mí.

Sakura observó a Shaoran con ambas manos sobre sus labios, si bien su declaración hace un par de horas había sido preciosa, aquellas palabras se hacían aún más valiosas.

—Es una fuerte declaración la que usted hace jovencito —la voz de Fujitaka sonó dura, y cuando pensaron que se iba negar, la amabilidad volvió a reinar la mirada del hombro—. Mientras se apoyen y se respeten, yo no tengo ningún problema en que ustedes estén juntos.

—¡Gracias papá! —saltó Sakura a abrazar a su papá, mientras Shaoran soltaba el aire que estaba reteniendo.

...

—¿En qué piensas? —la voz de Fujitaka lo volvió a la realidad. Shaoran sonrió y lo miró con ternura, aquel hombre no solo le había dado su permiso para salir con Sakura hace diez años, sino que también se había convertido en un padre para él.

—En que hoy aún no le digo, lo valiosa que sigue siendo Sakura para mí.

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